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La prisión de Córdoba acogerá por primera vez la presentación de un libro para acercar la cultura a los presos

Marcos Santiago con su libro 'La nueva Jerusalén'

Alejandra Luque

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El día a día en una prisión debe ser eterno. Junto a la falta de libertad, los presos batallan también contra esa rutina que se convierte en una doble cárcel. Para ello, el Ministerio del Interior contempla programas de ocio y cultura para facilitar el desarrollo integral de los reos y fomentar sus redes culturales. Concursos de pintura o baile, o recreaciones teatrales, como las de Navidad y Semana Santa, son algunas de las actividades que se realizan en la prisión de Córdoba. Sin embargo, el abogado Marcos Santiago Cortés denuncia el desapego de la cultura con este sector de la población, alejada de los eventos que se producen día a día en la sociedad, como son las presentaciones de obras. Por ello, el letrado penalista estará el próximo martes -Día del Libro- en la cárcel de Córdoba con uno de sus libros mientras que los cordobeses disfrutan de la Feria del Libro en el Bulevar de Gran Capitán.

“Siempre hablamos de la reinserción y de que en la cárcel hay un tratamiento invididualizado para casa preso cuya finalidad es prepararlo para la libertad. Pero este objetivo de reinserción cae sobre Instituciones Penitenciarias porque, desde fuera, muy pocas personas y profesionales del ámbito de la cultura se implican”, reflexiona Cortés, afirmando que “todo el mundo espera que la cárcel, en sí misma, lo haga todo, cuando la prisión es, también castigo”. En la memoria está aquel taller que el festival de poesía Cosmopoética realizó en la cárcel durante cuatro años; una especie de catarsis a través del cual los internos participantes aprendían técnicas literarias.

Así, cuando un sábado se encontraba de camino a la prisión para visitar a unos de sus defendidos, con su novela en el asiento del copiloto, barajó la posibilidad de presentarla allí. Nunca antes se había hecho algo parecido, pero siempre hay una primera vez para todo. Que se lo pregunten, si no, a quienes duermen día tras día en la cárcel. “Si desde fuera colaboramos en acercar la cultura a la cárcel, estamos contribuyendo a que los presos se vean como personas normales porque ellos creen que la gente los ve como bichos raros”, afirma el abogado.

De este modo, y con la autorización tanto de la dirección del centro como de Instituciones Penitenciarias, el letrado presentará el próximo martes la que fue su cuarta novela La nueva Jerusalén, con la que pretende retratar el verdadero rostro del menudeo de drogas, ambientando la acción en la Córdoba de principios de siglo. En elloa, el escritor no habla de mafiosos de traje diplomático y mansiones en zonas residenciales, sino de chicos y chicas que no tuvieron a nadie que les advirtiera del sufrimiento que acarrea todo lo relacionado con las drogas, tanto su venta como su consumo, siendo también una conmovedora historia de amistad, de redención, entre una joven y un viejo abogado a los que la vida concede otra oportunidad.

La historia transcurre en Córdoba, a principios del presente siglo, mostrando una ciudad donde prolifera la exclusión social, como en tantas otras, en la que la gente sueña con ganar dinero suficiente para llevar una vida digna, pero ese sueño para muchos solo puede hacerse realidad a través del tráfico de drogas.

Al acto acudirán los presos cuyo régimen interno sea compatible con actividades de este tipo y al mismo también asistirán la directora de la prisión, Yolanda González, y la jueza de Vigilancia Penitenciaria, Ascensión Miranda Castañón. Con esta iniciativa, el letrado anima a abogados, escritores y al mundo de la cultura en general a continuar la senda, colaborando “para que los presos tengan un día feliz” y contribuyendo, además, “a humanizar la cárcel”.

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