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Escañuela, 3: el alma de los niños saharauis

Visitantes en los patios de Córdoba | ÁLVARO CARMONA

Alejandra Luque

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En el barrio de San Lorenzo, la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis llegó en 1996 a una derruida casa de vecinos que hoy es sede de la organización y vivienda de acogida

La Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis nació en 1994. Dos años más tarde, esta organización decidió asentarse en una gran comunidad de vecinos en la calle Escañuela, 3. Y es que, las dimensiones de este patio lo sitúan como el segundo más grande de todos los que se presentan al concurso.

Esta casa de vecinos llegó a estar formada por 12 familias. Hoy, ya no están. Pero el objetivo de la comunidad sigue intacto: dar vivienda a quien lo necesita. Por ello, la asociación destina una parte de las estancias a dar acogida a familias que lo necesiten. Además de esta labor social, la asociación también fomenta la acogida de niños saharauis por parte de familias cordobesas durante los meses de julio y agosto gracias al programa Acoge una sonrisa.

La anterior junta directiva de la asociación “llegó aquí de casualidad”, apunta el presidente actual, Tomas Pedregal. “Después de una conversación con el anterior dueño, el presidente de por aquel entonces estaba al tanto de lo que pasaba con esta comunidad. Los vecinos se iban marchando y eso provocó que cuando la asociación llegó se encontrara la casa totalmente derruida”, explica Pedregal. “Con el paso de los años y con el esfuerzo de la asociación, hemos conseguido que este patio sea lo que es hoy. Con los medios escasos lo hemos ido poniendo en valor. Y muy poco a poco”, apunta el presidente de la asociación.

El patio, con forma de L, está íntegramente pintado de blanco y las encargadas de aportar el color son las flores. Macetas, rejas y puertas, de un verde fuerte que destilan esperanza. Tal vez, aquélla que la asociación tiene puesta en todo su trabajo con los niños del pueblo saharaui. Un largo pasillo con macetas a ambos lados conduce hasta el fondo del patio donde unos pequeños escalones desembocan en un pozo simulado. Cuando la asociación llegó a este patio, en el centro reinaba un pozo que la organización decidió cerrar. “Estaba lleno de absolutamente todo, hasta de colchones, y era más costoso recuperarlo que taparlo”, explica Pedregal.

Al mando del mantenimiento de este patio se encuentra Mariana Grande, que coordina a todos los voluntarios de la asociación. Con cerca de 900 plantas, la organización cuenta con varios equipos que se encargan, entre otras tareas, de pintar macetas y el patio para que llegue mayo y todo esté a punto. Y la coordinación es máxima, ya que de un día para otro desmontan su Cruz de Mayo para dar la bienvenida a los patios.

La participación de este recinto en el Concurso de Patios es, incluso, anterior a la llegada de la asociación ya que en 1986 ya recibió una mención especial. Tras este reconocimiento, la participación ha sido continua y su “palmarés” cuenta con 11 accésits, cuatro menciones, un octavo premio en 2014 y un tercer premio en 2010. Quizás el reconocimiento más especial sea el de 1990, cuando se premió todo el esfuerzo vecinal que redunda en este patio. “Esta casa es el buque insignia de la asociación. Todo se ha conseguido gracias a ella y la gente ya relaciona esta zona con nuestra organización”, señala Pedregal.

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