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Está como nunca

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Paco Merino

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Esto es lo que pasó. Un equipo tiene la posibilidad de abandonar la posición de colista ganando en su casa a un adversario que llega con una racha de once jornadas sin vencer. Se pone con 2-0 y el contrario se queda con un futbolista menos a la media hora. Y no solo no es capaz de quedarse con los tres puntos, sino que termina perdiendo dos y soliviantando a los parroquianos de El Arcángel que aún tienen esa bendita capacidad de indignación. Muchos ya han dimitido sentimentalmente. Después de una campaña para incentivar la asistencia de aficionados, el Córdoba no llegó a las diez mil almas en sus asientos. Ni siquiera alcanza el número de abonados, que están desertando en legión. Esos son los hechos. De revulsivo deportivo, mejor no hablar. En seis partidos con Juan Merino, el Córdoba no ha ganado ni uno solo: añadió tres puntos sobre 18 posibles a su pobre cosecha. El Córdoba tiene toda la pinta de lo que es: el último de Segunda División. La afición no había visto nada parecido en muchos años. Su equipo está como nunca y el porvenir del entrenador parece sentenciado. No tiene el respaldo de los resultados y casi ningún otro.

Más guiado por la desesperación que por el convencimiento, Juan Merino volvió a remover el guiso de la alineación con una andanada de cambios. El para qué estaba claro. El cómo, algo menos. Que el Córdoba no está para muchas alegrías, se ponga como se ponga, está más que claro. En su búsqueda de un efecto sorpresa en el adversario, el técnico linense aceptó el riesgo de sufrir los efectos colaterales de su inusual propuesta. Dejó fuera a Jona Mejía, el único futbolista que había marcado gol (2) en los cinco partidos que llevaba al frente de este desvencijado grupo. También sacó de escena a Edu Ramos, una presencia permanente, para colocar a Álex Vallejo -elemento residual en la etapa de Carrión- en tareas de mediocentro al lado de Javi Lara. El retorno del montoreño, alejado del protagonismo desde el cambio en el banquillo, provocó un ramalazo de esperanza -por esos extraños códigos que tiene el fútbol- en una afición mayormente desencantada, que no pareció responder como esperaban sus organizadores a una campaña que incluía buses y entradas gratis para las peñas. Al once también retornó Jaime Romero, uno de los fichajes estelares del verano, y en la punta apareció Sergi Guardiola, ya limpio de tarjetas y con una misión encomendada: marcar. Por detrás, otra vez línea de cuatro con Fernández y Pinillos de laterales, dejando a Joao y Josema en el centro. Caballero, de enganche. Y a correr.

No tardó en entrar la grada en modo pánico. A los dos minutos, la Leonesa logró armar un ataque que desarboló a la defensa blanquiverde y Rodri Ríos estuvo a punto de marcar. Sonaron pitos. No es fácil desenvolverse en El Arcángel cuando las cosas vienen mal dadas.  El equipo de Merino no es precisamente un grupo de tipos curtidos. A los cinco minutos, otra situación embarullada dentro del área local estuvo a punto de encontrar la bota de algún rojillo. Pronto se produjeron este tipo de episodios que convencen al adversario de que el Córdoba es un adversario apetecible para hincarle el diente. Las pifias propias estimulaban el hambre ajena. Y la Cultural, que llegó con una racha de once jornadas sin ganar -lo había hecho por última vez en septiembre-, se sintió fuerte. Los de Rubén de la Barrera tenían más la pelota ante un Córdoba con muchos aspavientos, pero poca claridad de ideas. A los diez minutos, Josep Señé controló con el pecho un buen servicio de Ortiz y lanzó un trallazo raso en carrera que salió rozando el poste. Los locales estaban siendo claramente sometidos. Las llegadas leonesas eran continuas.

Antes del cuarto de hora hizo Merino su primer cambio, forzado por las circunstancias. Jaime Romero pidió la salida por un problema muscular y el técnico metió en cancha a Sasa Jovanovic. El serbio lo intentó a los veinte minutos con un disparo que detuvo Jesús Fernández. La acción sirvió para despertar a la hinchada, donde saltaba la chispa de la emoción a poco que veía. Tres pases seguidos, un disparo con intención, una presión... Y entonces sucedió. Un centro de Jovanovic al área lo intentó cazar Sergi Guardiola, que cayó ante la entrada de Zuiverloon. El árbitro se dirigió al punto de penalti y mostró la tarjeta roja directa al defensa holandés ante el jolgorio generalizado del graderío. Guardiola lo lanzó y marcó de un disparo colocado junto al palo.

Poco más de media hora de juego, ventaja de 1-0 y la Cultural con diez. Un escenario fantástico. Sobre todo porque lo logró jugando a un tono muy mediocre. El asunto se puso aún mejor. A los 40 minutos, Mario Ortiz golpea por detrás a Jovanovic en un intento de disparo del serbio. Cuadra Fernández corre hacia el punto de penalti. Lo lanza Guardiola y vuelve a engañar a Jesús Fernández para hacer el segundo del equipo y el séptimo de su cuenta en el presente curso. Todo estaba ya de cara. De un problema nació una solución. Así, de repente. La petición de cambio de Jaime Romero fue un contratiempo que forzó a Merino a gastar la primera bala de los cambios.

Y Jovanovic le dio lo que necesitaba a un mortecino conjunto. De sus botas nacieron las dos acciones que terminaron en sendos penaltis y permitieron a los blanquiverdes esbozar, por fin, una sonrisa de satisfacción con el gaditano al timón. En la primera mandó el centro a Sergi Guardiola y unos minutos después fue el propio punta balcánico el que se derrumbó en el césped tras recibir una inocente y clara patada de Mario Ortiz, que iba destinada al balón pero terminó en la pierna de Sasa. Dos a cero con dos tiros entre los tres palos. Los dos desde los once metros y rubricados por Guardiola. Este es el Córdoba de hoy. Metido en un embrollo monumental, con los planes emborronados y con el azar como uno de los factores clave de su incipiente resurrección.

Arengado desde el vestuario, el Córdoba reapareció con fogosidad. Sin embargo, la primera ocasión clara la tuvo en el 48' Ariday, que se plantó esquivando el fuera de juego en un mano a mano ante Pawel Kieszek. El polaco mantuvo el temple y realizó una parada antológica. En el campo y en la grada tragaron saliva. Los cordobesistas insistieron, estimulados por las urgencias, el orgullo y la rabia por huir de una situación impensable: nadie hubiese entendido que se complicara la vida con esa clara ventaja. Ya no se trataba de ganar, sino de no perder lo que tenía agarrado. Pero este Córdoba no tiene límites cuando se trata de fabricar situaciones dantescas.

Todo dio un giro en el minuto 52. Josema tocó por detrás a Rodri y Cuadra señaló el tercer penalti de la tarde. Yeray González puso el 1-2 y añadió picante a un partido que entró en una nueva dimensión en el 59, cuando Rodri agarró la pelota al borde del área y lanzó un zurdazo que, tras dar un bote, sorprendió a un Pawel ligeramente adelantado. El soriano no dio su clásica voltereta y, como había prometido, no lo celebró. El 2-2 -y con la Leonesa con uno menos- provocó que El Arcángel estallara de cólera. Un furioso disparo de Jovanovic en el 73 asustó a Jesús Fernández. Por entonces, los cordobesistas andaban desesperados y la Cultural se veía al borde de una hazaña. Merino quitó al central Josema para meter a Sasa Markovic. A calzón quitado.

Jona pudo conseguirlo a falta de cinco minutos en un disparo a la media vuelta, casi sin mirar, que tocó en Yeray y obligó al meta rojillo a realizar una estirada formidable para enviar a córner. En medio de un ambiente bastante avinagrado -con los clásicos gritos reprobatorios para la directiva-, el Córdoba apretó como pudo. Javi Galán recibió un pelotazo de Markovic que pretendía ir a puerta a falta de segundos para el noventa. No pasó nada más. Con el estadio ya semivacío, el árbitro pitó el final y los jugadores se marcharon preguntándose qué les sucede para ir cómo van. Lo mismo ya tienen la respuesta.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA CF, 2: Kieszek, Fernández, Joao Afonso, Josema (Markovic, 75'), Pinillos, Álex Vallejo, Javi Lara, Jaime Romero (Jovanovic, 13'), Caballero (Jona, 62'), Javi Galán y Sergi Guardiola.

CULTURAL LEONESA, 2: Jesús Fernández, Iza, Zuiverloon, Albizua, Manu, Mario Ortiz, Yeray, Señé, Guarrotxena (Iván González, 38'), Ariday (Buendía, 80) y Rodri (Antonio Martínez, 90').

GOLES: 1-0 (33') Sergi Guardiola, de penalti. 2-0 (42') Sergi Guardiola, de penalti. 2-1 (53') Yeray González, de penalti. 2-2 (59') Rodri.

ÁRBITRO: Cuadra Fernández (Comité Balear). Mostró tarjeta roja directa a Zuiverloon en el minuto 32 por entrada a Guardiola. Amonestó con amarilla a Joao Afonso.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimosexta jornada de LaLiga 1/2/3, disputad en el Estadio Municipal El Arcángel ante 9.335 espectadores.

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