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Cañero consulta a sus vecinos qué nombres asignar a la plaza y a las calles

Plaza de Cañero | ÁLEX GALLEGOS

Alejandra Luque

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Hay zonas que, aunque su nomenclatura desaparezca, siempre quedarán asociadas a aquella denominación que se les impuso en su origen. Es lo que ocurre con el barrio y la plaza de Cañero, cuyos nombres serán eliminados del callejero tras la aprobación, por parte del Ayuntamiento, del dictamen de la Comisión Municipal de la Memoria Histórica. Tal y como recoge el informe, esta nomenclatura responde al rejoneador Antonio Cañero, quien participó activamente en la Guerra Civil en el bando franquista y cuya “represión sigue generando debate en algunos sectores de la opinión pública”. Tras el cambio anunciado por el Ayuntamiento, la asociación de vecinos Cañero Nuevo quiere formar parte de este proceso y está llevando a cabo una consulta popular en el barrio.

El cambio en los nombres del callejero es una respuesta al cumplimiento por parte del Ayuntamiento de las leyes de Memoria Histórica tanto nacional como autonómica, una legislación que obliga a los consistorios de toda España a revisar sus calles para eliminar los homenajes a represores o asesinos de la Guerra Civil o de la dictadura. Por ello, la presidenta de la asociación vecinal -Mercedes López- reconoce que “negarnos a algo que viene por ley no tiene mucho sentido”. Con talante conciliador, desde esta organización respetan la decisión adoptada por el Ayuntamiento y, “en lugar de echar a los vecinos a pelear”, han visto “la oportunidad” para que el Consistorio los escuche.

Tras enviar una carta tanto a la alcaldesa -Isabel Ambrosio- como a los grupos municipales “pidiendo que tuvieran en cuenta a los vecinos para este cambio de calles”, López asegura que no han obtenido respuesta. Ante eso, la asociación no se ha quedado “de brazos cruzados” y, a través de sus vocalías, “se pidieron propuestas de nombres” para la céntrica plaza y para las calles colindantes -Joaquín Benjumea, Poeta Antonio Arévalo y Periodista Aguilera-. Después de una batida de respuestas, la asociación elaboró un folleto informativo que se ha repartido por las más de 1.600 viviendas del barrio.

Cuatro son las votaciones que deben realizar los vecinos. En primer lugar, deberán decidir si la Plaza de Cañero pasa a llamarse “De barrio”, “De la asociación vecinal” o “De San Vicente Ferrer” tomando el nombre, en este último caso, de la parroquia que preside la plaza.

En un segundo término, para la calle Joaquín Benjumea hay dos opciones: “calle Párroco Bartolomé Blanco” o “calle Médico Eduardo Font de Dios”. La presidenta de la asociación explica que Blanco “estuvo en los inicios de la Iglesia y ha sido una persona muy querida en el barrio debido a su grado de involucración. Por otro lado, Font de Dios tenía su consulta y vivía en la calle Joaquín Benjumea. Aunque más tarde se fue del barrio, mantuvo la consulta y, según cuentan las personas más antiguas del barrio, era un médico que siempre ayudaba cuando hacía falta y que, incluso, iba por las casas”.

Para la calle Poeta Antonio Arévalo, la asociación también ha establecido dos denominaciones diferentes. Por un lado, “calle Ana Claro Fuentes”, quien fue “una luchadora por los derechos de la mujer” y que falleció en 2016. La segunda opción es “calle Química Gabriela Morreale”, cuya memoria se quiere honrar ya que fue “la que puso en marcha el análisis de rutinas de las pruebas de talón para los bebés. Aunque también se la conoce por sus estudios endocrinológicos, es por este motivo por el que se ha decidido su nombre”, apunta López.

En último lugar, la calle Periodista Aguilera presenta dos opciones en cuanto a su nomenclatura: “calle de Santa Catalina de Siena”, tomando el nombre el Instituto de Educación Secundaria del Barrio, o “calle de las Pulidoras”. En este último caso, López explica que “Cañero siempre ha sido un barrio de plateros y la profesión de la mujer era la de ser pulidora para traer algún dinero a casa”.

Los comicios se realizarán con un voto por cada familia del barrio y estarán abiertos hasta el 15 de marzo. Todo aquel que desee formar parte de este proceso participativo sólo tiene que llevar el folleto a la sede de la asociación vecinal. Tras conocer los resultados, la organización pedirá ayuda al Consejo de Distrito y enviará el informe resolutorio al Ayuntamiento, todo ello con el objetivo de que se tengan en cuenta las decisiones adoptadas por los vecinos.

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