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El día que volvió Bernardo

Bernardo saluda a Alfaro en el Córdoba - Sevilla Atlético (0-1) en El Arcángel | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Los sevillistas, invadidos por la euforia, se fueron a celebrarlo a la esquina de la Tribuna en la que estaban sus seguidores más fieles. Compartieron gestos, risas y cánticos tras un 0-1 en El Arcángel. En esa exaltación del sevillismo estaba infiltrado un cordobesista. A Bernardo Cruz se le vio en el grupo abrazado a sus compañeros, feliz de un modo especial. “Respeto a mi gente y al club que me dio la mano y me levantó. Me debo a ellos”, dijo el exblanquiverde a los periodistas una vez que pasó por la ducha de un recinto que conoce bien. Como si fuera su propia casa. Lo fue desde que era un niño y aún siente que se le remueven las entrañas cuando cruza el umbral del estadio. “Los pelos se me han puesto de punta con el himno. Me han venido muchos recuerdos a la cabeza y ha sido una sensación espectacular ver a la gente con las banderas. He disfrutado. Es el himno del club de mi vida”, admitió.

A Bernardo Cruz lo vitorearon desde la grada cuando su nombre se anunció por megafonía. El cordobesismo le recuerda -junto a su hermano Fran, ahora en el Mirandés- como uno de los iconos de la entidad en los últimos tiempos. Estuvieron en el ascenso a Primera División después de más de 40 años, sí. Pero también formaron parte de una de las mejores generaciones de juveniles de la historia. Y aportaron lo suyo en una etapa de éxitos en el filial. Bernardo regresó por primera vez a El Arcángel como adversario del Córdoba. Lo hizo llevando el escudo del Sevilla y el brazalete de capitán amarrado al brazo. Su partido fue impecable.

“Hemos golpeado al final. Ha sido por rachas. Hemos empezado bien con el balón, con personalidad, haciendo nuestro juego. Ellos nos han hecho sufrir a balón parado y con estrategia. En la segunda parte sabíamos que era importante puntuar. Cada partido para nosotros es una final”, explicó tras un partido que resultó impactante en lo emocional al principio, aunque después salió a relucir la profesionalidad. “Al final estás en el campo, pasas los minutos primeros y te pones a competir. Es duro, pero hay que aceptarlo. Los tres puntos valen igual contra el Córdoba, el Huesca o el Mallorca. Este es nuestro pan. No sabemos dónde están los tres puntos que nos van a dar el objetivo de la permanencia y vamos a por todas”, dijo.

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