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Los mismos y lo mismo

Rodri, autor de dos goles, se lamenta tras una acción | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El Córdoba salva un punto de penalti y en el último minuto ante el Lugo en un trepidante partido en El Arcángel (3-3)

Pasan los años, pasan los jugadores y el Lugo sigue amargándole la vida al Córdoba cada vez que aparece por El Arcángel. El Córdoba pudo dormir como líder de Segunda y lo hará sudando y con pesadillas. Se metió el equipo de Oltra en un lío monumental, del que pudo salir a medias. El duelo se descontroló por completo y ahí funcionó mejor al Lugo, mucho más listo para hacer cada cosa en su momento. Al Córdoba no se le puede reprochar que no se esforzara. Puso empeño y también fútbol en algunas fases. También tuvo pifias y fueron mortales. Al final salvó un punto gracias a un penalti en el último minuto. Nadie podrá decir que no lo mereció, como también que se buscó problemas en el momento más inapropiado y no fue capaz de dominar a un adversario que seguramente dará que hablar en este curso. Sampedro se fue con un mosqueo considerable. Dijo que Piovaccari es una estrella: hizo falta, tocó el balón con la mano y mereció una tarjeta. En lugar de eso, el árbitro pitó penalti a favor del Córdoba y echó al defensa del Lugo. “Si seguimos así, vamos a batir el récord de penaltis en contra en la historia de la Liga”, ironizó. También se marchó ofuscado Oltra, que se lamentó por los goles recibidos. Por la cantidad y por el modo en que llegaron. Las únicas sonrisas se detectaron entre los seguidores, que dieron por buena la noche después del efecto narcotizante de un gol salvador en el último instante.

En un homenaje a los tiempos pretéritos, aquellos en los que los seguidores recitaban de carrerilla la alineación de su equipo, el Córdoba repitió el once por tercera vez. Todo un récord en el fútbol moderno. Habrá quien diga que a Oltra no le queda más remedio, que su plantilla es corta y que a la larga le resultará contraproducente exprimir en el arranque a un grupo bastante veterano y exigido por las circunstancias de todos conocidas: es un aspirante al ascenso y se le pide que se comporte como tal, sea lo que sea que eso quiera decir. Pero lo de calcar la formación tiene una explicación sencilla: al valenciano le van saliendo, más o menos, los planes. No es necesario recordar lo que supone para el cordobesismo un inicio de campeonato con cierto empaque y, sobre todo, con resultados que homologuen la propuesta futbolística más allá de su estética. El año pasado ya miraban a Oltra de mala manera después del primer mes, cuando el equipo encadenó una serie de frustrantes marcadores. Luego fue capaz de remendar la cuestión y el Córdoba se disparó hacia un récord histórico de puntos en la primera vuelta. En este curso, tan traicionero como todos en Segunda División, el proyecto pasa por mantener la fiabilidad como aspirante sin gastar un euro en fichajes.

Orden, pegada y suerte. El Córdoba tuvo un poco de cada ingrediente en la primera parte. Del último, en su versión mala, A los de Oltra les quedó la sensación -amargamente conocida- de haber dejado tareas pendientes y, en todo caso, de no haber recogido el premio a los méritos que hicieron en un primer tiempo en el que supieron combatir a un Lugo muy técnico, capaz de plantarse en cuatro toques en el área contraria y con chispa para aprovechar los despistes del adversario. El Córdoba no tuvo demasiados. Atrás anda aguerrido y no se complica la existencia. Antoñito ha dado nivel a la banda derecha y Domingo Cisma exhibió un valorable vigor físico para amarrar e incorporarse al ataque. En medio, Deivid y Rodas se entienden fenomenal. Saben hasta dónde puede llegar y se complementan. El Lugo sufrió el rigor de la retaguardia local, especialmente un Alfonso Pedraza que salió hipermotivado por los ánimos de sus paisanos -se desplazaron desde su pueblo, San Sebastián de los Ballesteros- y tuvo la primera oportunidad. El cordobés, que está cedido al Lugo por el Villarreal, lanzó una andanada desde fuera del área y el balón se perdió en el fondo.

Hubo pegada, sí. Pero el examen no se superó por completo. Faltó definición en las primeras llegadas, con Rodri en plan protagonista. Con los locales llevando cierto control de la situación, pero sin avasallar, llegó una acción que alborotó todo el escenario. El central Marcelo Djaló realizó una aparatosa entrada al borde del área a Pedro Ríos. El jerezano se quedó en el césped, retorciéndose de dolor. El público saltó como un resorte, reclamando tarjeta para el zaguero lucense. Pero no hubo caso. El árbitro ni siquiera pitó falta, entendiendo quién sabe qué. El caso es que Pedro Ríos se levantó, pidió el cambio y en su lugar salió Guille Donoso. Antes de eso, en esos segundos con diez en el campo, el Córdoba marcó su gol. Lo hizo Rodri, que empaló con toda su fuerza un balón que no había acertado a despejar Marcelo, que desde entonces y hasta el fin se llevó la pitada perenne del graderío cada vez que intervenía. El 1-0 hizo estallar El Arcángel, que vivió en un sobresalto continuo ante la inminencia de un segundo gol.

Pudo hacerlo Rodri, que trató de rematar de tacón en una acción embarullada que nació de un robo de balón de Cisma. A la media hora, el nueve local no llegó a conectar el disparo tras una pelota que dejó muerta en el área pequeña el meta José Juan tras rechazar un centro de Juli. Unos minutos después, Alfaro terminó con un disparo desviado una vistosa combinación blanquiverde en los mejores instantes de los de Oltra. El Lugo esperaba su ocasión, sudando para achicar en su área. Y de ese modo encontró una inesperada recompensa. En un córner a favor del Córdoba nació la contra del equipo de Luis César Sampedro. Quizá faltó pericia para detener la acción antes de que llegara al área o diligencia para atosigar a Campillo cuando éste agarró el balón fuera del área, se acomodó y conectó un trallazo raso y pegado al poste que sorprendió a Pawel. El 1-1 hizo enmudecer al estadio. La suerte se burló del Córdoba. Vuelta a empezar.

El segundo acto empezó trepidante. Pawel hizo el paradón de la noche lanzándose para despejar un remate de cabeza en carrera de Campillo cuando apenas habían corrido dos minutos. Y a los cuatro, penalti para el Córdoba. Marcelo, en una noche loca para el central de Bissau, dio un empujón a Deivid, que andaba por el área para cazar un lanzamiento de córner. Se hizo cargo del lanzamiento Rodri y lo ejecutó de manera inapelable: 2-1. El soriano criado en Dos Hermanas vivía su gran noche blanquiverde. Pero en lo colectivo continuó el sufrimiento. Joselu marcó el 2-2 tras una acción con tintes esperpénticos, que arrancó en un despeje en globo de Pawel y terminó con el ex cordobesista fusilando desde cerca cuando algunos reclamaban mano de un rival. Luis César hizo dos cambios de inmediato y el Córdoba se enfureció. Rodri pudo desnivelar de nuevo en un disparo con intención que salió ligeramente desviado. Aquello tomaba el aspecto de una ruleta rusa. El Lugo parecía más cómodo en ese ambiente enloquecido, en el que cualquier error podía costar el partido. Y el césped, horrible, era un campo minado.

Oltra trató de cambiar al aire al equipo con la salida de Carlos Caballero -aclamado por la grada- en lugar de Edu Ramos y el equipo lo intentó, pero las fuerzas estaban minadas y el Lugo inquietaba. Y tanto. Al saque de un córner, Miquel entró con una exhalación y batió de cabeza a Kieszek. Salió a toda prisa Piovaccari por Alfaro y el Córdoba se abonó a la épica, con poco más de un cuarto de hora en el reloj para remontar ante un rival a que a esas alturas estaba crecidísimo. Todo apuntaba a desastre cuando el árbitro, para rematar su estrambótica noche, se dirigió al punto de penalti cuando Piovaccari cayó el área ante una entrada del recién salido Leuko, que se fue expulsado por hacer la falta y protestarla. Lo lanzó Juli y marcó por el centro de la portería. Salvó un punto, mantuvo al Córdoba invicto en la Liga 123 y dejó en el ambiente esa sensación rara de que todo pudo ser mejor.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 3: Pawel Kieszek, Antoñito, Héctor Rodas, Deivid, Domingo Cisma, Luso Delgado, Edu Ramos (Carlos Caballero, 70'), Pedro Ríos (Guille Donoso, 21') , Juli, Alfaro (Piovaccari, 77') y Rodri.

LUGO, 3: José Juan, Jordi Calavera, Marcelo Djaló (Dealbert, 61'), Ignasi Miquel, Manu, Pita, Seoane, Campillo, Igor Martínez (Iriome, 61'), Alfonso Pedraza (Leuko, 82') y Joselu.

GOLES: 1-0 (19') Rodri. 1-1 (42') Campillo. 2-1 (50') Rodri. 2-2 (60') Joselu.

2-3 (70') Miquel. 3-3 (90') Juli, de penalti.

ÁRBITRO: Pulido Santana (Comité Canario). Amonestó con tarjeta amarilla a los visitantes Marcelo, Seoane, Manu y doble a Leuko, expulsado en el minuto 89.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la tercera jornada del campeonato nacional de Liga 123, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante unos 13.000 espectadores.

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