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¿Por qué se vuelve loca la gente con un sufrido 1-0?

Koki anima a los seguidores el pasado sábado | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El Córdoba ya ha ganado más partidos que en toda la temporada anterior en Primera | No enlazaba dos triunfos oficiales en El Arcángel desde hace más de veinte meses

Es posible que algunos de los jugadores del Córdoba –sobre todo los nuevos– se hayan sorprendido del nivel de agradecimiento de la grada tras el pírrico triunfo ante el Bilbao Athletic. Un 1-0, de penalti, ante un filial no parece una hazaña que desate pasiones. Y menos después de un espectáculo de nulidad futbolística, especialmente sangrante en el aspecto ofensivo, que fue admitido por el propio entrenador, Oltra, en la sala de prensa. Un partido horrible terminó con una ovación de las que hacen época. Los futbolistas saludaron desde el centro del campo después de recibir, durante el tramo final de la contienda, el aliento del graderío mientras sacaban como podían los balones del área ante el asedio de los jóvenes vascos. Una de las razones fundamentales de la fiesta en El Arcángel se explica en la comparación con el pasado reciente. Con la victoria ante el Bilbao Athletic –sumada a las obtenidas ante el Valladolid y la Ponferradina–, el Córdoba alcanzó –con la de Zaragoza– las cuatro en total en la Liga Adelante 15-16. En la campaña anterior, en Primera División, sólo sumó tres victorias en las 38 jornadas del campeonato completo. Un horror. Por eso el personal festeja con exceso el logro actual. Una cadena de apurados 1-0 es lo más parecido al paraíso.

En la Liga pasada, en la máxima categoría, el Córdoba solamente venció en El Arcángel al Granada (2-0) en el día de Reyes, con Florin Andone como héroe. No fue capaz de sacar adelante ni uno solo de los 18 partidos restantes jugados como anfitrión. Su panel de victorias se completó con dos éxitos a domicilio: en San Mamés ante el Athletic de Bilbao (0-1, Ghilas) y en Vallecas contra el Rayo (0-1, Abdoulaye Ba en propia puerta). Los de Oltra llevan ahora cuatro partidos ganados de siete disputados, además de cuatro jornadas consecutivas sin perder y sin encajar gol. Puede que su fútbol no levante a la gente de los asientos, pero la mantiene sentada, expectante y con una razonable esperanza. A día de hoy, y dadas las circunstancias, se puede considerar un balance notable.

Otro dato más para entender el talante comprensivo de la afición cordobesista. El equipo llevaba más de veinte meses sin enganchar dos triunfos seguidos en su hogar. Una durísima penitencia que el cordobesismo ha soportado dejando muestras de su fidelidad: la afluencia no ha descendido en Segunda y se ha batido el récord de socios en la categoría. El Córdoba no ganaba dos partidos seguidos en casa desde diciembre de 2013, con el madrileño Pablo Villa de entrenador. Fue entre las jornadas decimoctava y vigésima al final de la primera vuelta de la temporada 2013-14, cuando el 15 de diciembre se impusieron por 1-0 al CD Tenerife y el 4 enero estrenaron 2014 con un triunfo sobre el Recreativo de Huelva por 2-0.

Un mes después, Villa fue destituido y le suplió Albert Ferrer, quien se convirtió en el entrenador del histórico ascenso a Primera División. La gesta la logró sin que el equipo lograra dibujar una trayectoria firme en El Arcángel. Nunca ganó dos veces seguidas. Es más, lo hizo sólo un par de ellas en toda la trayectoria del Chapi: frente al Alcorcón (3-1) y el Real Madrid Castilla (2-0), con diez jornadas de diferencia entre uno y otro. En el play off de ascenso, el Córdoba empató en casa ante el Murcia (0-0) y Las Palmas (0-0).

Desde diciembre de 2013, el Córdoba protagonizó una lastimosa serie en la que sólo había vencido en cuatro partidos oficiales en 31 comparecencias en El Arcángel. Nunca de manera consecutiva. Este sábado se quitó ese lastre de encima con su 1-0 ante el Bilbao Athletic. Un gol de penalti ante un filial que lleva desde abril sin ganar lejos de su campo. Un partido tirando a pésimo. Y la afición, loquita de contenta. ¿Qué pasaría en El Arcángel si volviera la solidez de antaño?

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