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McGyver o el Equipo A

Enrique Merino

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A muchos os habrá llamado la atención el título de la entrada al blog, ¿a que sí? Algunos, lo sé también, dudan si McGyver es el primo hermano de William Wallace o bien un jugador del Manchester City. Porque al Equipo A espero que todos lo hayáis reconocido.

No, no voy a hablaros de series de los años 80, aunque no me importaría hacerlo un día de estos. Os hablo de una decisión que puede marcar el futuro de cualquier proyecto empresarial que vayáis a acometer: los socios.

Cuando uno piensa en montar una empresa, siempre surge la duda de si hacerlo de manera individual (asusta siempre; pues solo, puede asustar más aún), o bien unirnos a alguien que nos aporte lo que nos falta. La mayoría de las veces ese aporte es económico. Pocas veces se buscan socios estratégicos (error, creo yo).

Veréis, McGyver era un solitario. Un tío genial que con un chicle, un clip y un poco de tierra de una maceta te hacía un bomba con temporizador. Sus aventuras eran geniales, ayudaba las personas y tenía buen corazón. Pero estaba solo siempre, no tenía en quién apoyarse y eso, muchas veces, le pesaba. El Equipo A eran la “caña”. Siempre juntos, aunque con sus cosas internas, pero que nadie tocara a uno de ellos o el resto salía en su defensa. Planificaban sus acciones en conjunto, repartiendo las tareas: cada uno hacía lo que mejor se le daba para el éxito de la misión.

Si trasladamos esas dos maravillosas series al mundo de la empresa, son un calco de las situaciones que podemos encontrarnos. Hay quien prefiere ser McGyver. De hecho defiende que el mejor número de socios para una empresa es no tener número, es decir: sin socios. Y por otro lado están los que no entienden las empresas sin ir de la mano siempre con otros.

La experiencia me dice una cosa clara: que ninguna de las dos está por encima de la otra. Siempre dependerá del perfil de empresa, sector, ámbito de actuación y un sinfín de condicionantes. Pero lo que está claro es que dos cabezas piensan mejor que una, aunque también generan más problemas. Es por ello que a la hora de embarcarte en un proyecto has de plantearte estos aspectos y valorar muy seriamente tu decisión.

Por mi parte, sí o también, soy del Equipo A (aunque McGyver era un crack, pero como él pocos). Los equipos funcionan mejor que las individualidades. Un equipo te gana un partido, una individualidad puede hacerte un gol pero no mantener el resultado (esto del argot futbolístico es de mi amigo Romero Campanero).

Tener socios es bueno y sano para una sociedad. Ojo, socios que aporten siempre. Si piensas en montar una empresa, olvídate de socios capitalistas que solo quieran dividendos a final de año (eso déjalo para cuando factures 100 millones). Ahora lo que necesitas es generar negocio. Tener socios estratégicos, a la larga, es mucho mas rentable que un socio capitalista (para eso están los bancos, que ni son socios ni molestan: con que les pagues es suficiente). Un buen socio te puede dar puntos de vista diferentes, generar ideas, contactos y, lo que más valoro, apoyo en momentos difíciles no sintiéndote solo.

Un socio trabajador, estratégico, se va a volcar en el proyecto, lo siente como suyo en el día a día, y le va a doler como a ti. No tengas miedo a ceder parte de tú idea o empresa a alguien que vaya luchar contigo por conseguir esos objetivos. Eso sí, acierta, porque si no puede ser uno de los mayores problemas de tu vida. Un consejo: empresa de dos socios es problema casi seguro. Empresa de dos socios con relaciones familiares es problema seguro. Habrá excepciones, pero me desvío poco de la realidad.

Aún recuerdo cuando monté BUMM. Doy gracias a Dios por los socios con los que empecé. Todos estratégicos, hoy son personas importantes en mi vida, que en momentos muy duros de la empresa (año 2013) estuvieron a mi lado apoyándome sin dudarlo. Y que a día de hoy siguen confiando ciegamente en mi gestión. Soy afortunado, porque socios así no son fáciles de encontrar, pero si yo lo hice, tú también puedes. Gracias Honorio, Emilio y Curro.

Madura tu idea, piensa en tu proyecto a largo plazo, busca compañeros buenos de viaje, asesórate en las formas de uniros y verás cómo te alegrarás. Así podrás decir eso de “me encanta que los planes salgan bien”, como el coronel John “Hannibal” Smith, del Equipo A.

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