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Prevención de Deformidades Craneales en los Bebés.

María Isabel Martínez

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Este es un tema que quería tratar hace mucho tiempo, porque me llama mucho la atención la cantidad de bebés que veo diariamente con deformidades craneales, tortícolis o con retrasos motores leves, que podrían haber sido evitados con unas sencillas indicaciones a los padres, pues la mayoría de ellas son de origen postural.

Desde que empezamos a recomendar a los padres que pusieran a dormir a los bebés boca arriba para prevenir la muerte súbita, hemos generado al mismo tiempo una especie de psicosis paralela en los progenitores, que hace que evitemos a toda costa colocar a los bebés de ninguna otra postura que no sea esta. El resultado es que vemos niños con retrasos motores leves o no tan leves, tales como  no ser capaces de aguantar su propia cabeza a los 4 ó 5 meses cuando los pones boca abajo, niños que no voltean cuando les correspondería, o esos otros niños que desarrollan una tortícolis postural (sin que los padres lo aprecien, la mayor parte de las veces), entre otros muchos casos que podríamos citar.

Las deformidades craneales habituales que encontramos en los bebés, las podemos resumir  con estas imágenes, pues será más fácil de entender así.

La deformidad postural no produce ninguna alteración neurológica que pueda afectar al desarrollo del bebé, es sólo un problema estético, básicamente. No afecta al cerebro ni a sus funciones. La cuestión es ¿Se pueden prevenir? Sí.

La mayor parte de las veces, estas deformidades son provocadas involuntariamente por acostar al niño siempre de la misma manera y por dejarlos demasiado tiempo en  los cochecitos, hamaquitas o demás. Por supuesto, si el problema es congénito o por una incidencia en el parto, y el bebé ya nace con la deformidad, ésta habrá de ser tratada por el especialista y deberá ser corregida de la forma que éste aconseje, a veces incluyendo la ortesis craneal (cascos correctores), pero en nuestra entrada nos vamos a centrar en la prevención de las deformidades craneales provocadas por una mala postura y que no estaban ahí en el momento del nacimiento o aquellas que ciertamente se producen en el parto, pero son de naturaleza leve y susceptibles de corregir no quirúrgicamente.

¿Cómo prevenirlas?

1.Poniendo al bebé boca abajo. No para dormir, pero sí durante el día, despierto y bajo supervisión. Intentar que el bebé permanezca al menos entre 30 y 60 minutos  diarios en esta postura (no seguidos, sino a intervalos) y empezad prontito. Lógicamente, cuando el niño tenga 1 ó 2 meses, se cansará muy rápidamente y protestará enseguida al colocarlos así, sobretodo si no lo colocamos nunca o casi nunca. Cuando se enfade, lo cambiamos de postura, pero si lo vamos intentando desde bien tempranito, el niño irá normalizando esta posición en su rutina y no le costará tanto trabajo adoptarla y mantenerse en ella. Poco a poco, irá fortaleciendo la musculatura de su espalda, hombros y cuello, y cada vez estará más cómodo, además de facilitarle los progresos madurativos que están por venir (volteo, sedestación, gateo, etc..). Cabe la alternativa de colocarlos boca abajo sobre nuestro antebrazo y hará casi el mismo efecto si no aguantan mucho en decúbito prono. Lo sé, hay niños muy perroncetes, que protestan mucho, pero hay que ponerlos por su bien, que “no os coman por sopas”.

2. Para dormir, sólo recomendamos la postura boca arriba como prevención de la muerte súbita e ir lateralizando la cabeza del bebé mientras esté dormido ( y se deje) alternativamente hacia un lado y otro. Ni siquiera se recomienda acostar a los bebés de lado, aunque hay muchos padres que los suelen poner así. Si a pesar de las recomendaciones, los colocamos lateralmente, al menos ir cambiándolos de lado cada vez y preferiblemente no usar cojín reductor del movimiento, pues obliga al bebé a permanecer siempre en la misma postura y eso es precisamente lo que no queremos.

3. Usar cojín postural para dejar a los bebés boca arriba, durante el día, es decir, cuando permanezcan en los cochecitos o vayan en la sillita del auto. Así evitamos las zonas de presión en el cráneo, siempre en la zona occipital.

4. Facilitar los progresos. Dejar al bebé en espacios abiertos para que experimente por sí mismo y se mueva libremente. Una manta de actividades, unas colchonetas de yoga o cualquier superficie acolchada donde podamos dejar al bebé que explore y se mueva sin limitaciones, podría resultar muy apropiada. Colocarles estímulos apropiados a la edad puede ser bastante motivador.

5.

Portear al bebé (con portabebés ergonómicos y en la posición correcta) todo lo posible.

Evitar el abuso de sillitas y sistemas de retención donde el bebé permanece largos períodos de tiempo apoyado sobre el mismo sitio. El porteo evita la continuidad en la misma postura, y así evitamos la presión constante sobre su cráneo. También puede ser útil coger al bebé en brazos (si es más pequeño, o no nos gusta el porteo) y cambiarlos de postura frecuentemente.

6. Cambios posturales. Intentar no coger al bebé en brazos siempre con el mismo brazo y hacia el mismo lado (parece una tontería, pero creedme, es más habitual de lo que pensamos), pues esto hará que los estímulos siempre le entren por el mismo sitio y al no cambiar, esto evitará que se desarrolle la musculatura contralateral correctamente, apareciendo las tortícolis posturales, bastante más frecuentes de lo que imaginamos.

Si se realizan las medidas preventivas recomendadas, evitaremos que las deformidades aparezcan, y en aquellos niños que ya las tengan, si seguimos estos sencillos consejos,  la mayoría mejorarán en 2 ó 3 meses. Por supuesto, si adoptadas estas medidas, el bebé no mejora, habrá que plantearse la necesidad de consultar a un especialista.

Pues ahora, lo que toca es practicar.

Autor: Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz

Médico Especialista en Educación Maternal y Recuperación Puerperal.

Especialista en Sofrología, Asesora de lactancia Materna y Educadora de Masaje Infantil

Directora del Centro de Educación Maternal C.E.M. Los Arcos

www.cemlosarcos.es

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