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Mujeres de Ciencia: María Jose Polo

Elena Pérez Nadales

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La ingeniera agrónoma María José Polo dirige un grupo amplio e interdisciplinar de investigadores jóvenes centrado en el estudio de la gestión del agua y la calidad de las aguas superficiales. Estos investigadores estudian los procesos hidrológicos de las cuencas mediterráneas (seguimiento de la cubierta de nieve en Sierra Nevada, erosión del suelo por el olivar, etc.), los contaminantes y sustancias presentes en las aguas y provenientes de la actividad humana (fertilizantes y otros residuos agroquímicos o vertidos) y trabajan también en el desarrollo herramientas para analizar el riesgo medioambiental asociado al caudal de los ríos o embalses.

María Jose Polo está convencida de que “el conocimiento que revierte en la sociedad es doblemente útil” y está dedicando un esfuerzo importante a hacer llegar los resultados de su investigación a empresas y organismos públicos. En 2011, su grupo fue galardonado con el Premio de Transferencia del Conocimiento a la Sociedad del Consejo Social de la Universidad de Córdoba.

“María Jose es inmensamente honesta y humana, coherente con sus principios y entregada a todo lo que hace, es una gran docente e investigadora que trabaja con el corazón. Con gran capacidad de liderazgo, mantiene día a día un grupo de investigación dinámico en estos tiempos tan difíciles donde apenas hay cabida para aventuras de este tipo. Todo ello gracias a un gran sacrificio personal y a la tenaz motivación que supone llevar el cariño y el sentimiento al trabajo. Dispuesta siempre a escuchar, a aprender y a superarse hasta el punto de sorprender, su mayor logro ha sido crear esta gran familia donde el cariño y la amistad son la firma de su grupo”.  Elena Herrera Romero y Javier Herrero Lantarón, miembros del grupo de María Jose Polo.
Brahms - Sinfonía No.3
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¿Por qué una carrera de Ingeniería?

La culpa la tienen las matemáticas y la física, la posibilidad de resolver problemas, y la vocación familiar de profesora; ya en Agrónomos, empecé a colaborar en un departamento y me atrajo la investigación. Me pareció increíble que estudiar y generar conocimiento nuevo pudiera ser una forma de ganarse la vida; me pareció un lujo. Cuando acabé la tesis ya no tenía dudas de que quería ser investigadora y, mejor aún, en la universidad, para poder además dar clase. Y hasta hoy.

¿En algún momento sentiste más obstáculos por el hecho de ser mujer?

No, nunca: ni en la carrera, ni en la concurrencia a becas o a contratos, o en las convocatorias de proyectos o promociones por méritos; en el sector público es más difícil que haya obstáculo para acceder a algo por discriminación. Sin embargo, sí he sentido situaciones en el día a día que se habrían desarrollado de otra forma, con otras actitudes, o incluso ni se habrían planteado, si yo hubiera sido un hombre. Sobre todo en situaciones en las que yo tenía un papel de responsabilidad de alguna forma. Creo que es un problema de machismo en la sociedad en general, no en la universidad en particular; sigue habiendo mucho machismo subconsciente, que genera reacciones “automáticas”, tanto en hombres como en mujeres. Lamentablemente.

El año pasado por estas fechas La Editorial de la revista científica Nature reflexionaba sobre el sexismo en nuestra profesión. Ponían como ejemplo el cuidado de los hijos, un tema que sería fácilmente solucionable con políticas adecuadas pero que sin embargo se encuentra con un obstáculo más difícil de salvar: los prejuicios subconscientes de los líderes, hombres y mujeres, de la ciencia. Como mujer al frente de un grupo de investigación, ¿dónde te sitúas tú en todo esto?

No creo que los potenciales prejuicios de los líderes de la ciencia sean la causa primordial de las dificultades de organizar las circunstancias personales y las laborales. Vuelvo a lo anterior: es un problema de machismo en general en la sociedad. No se arreglará con políticas de cuotas, ni de “tejados”, ni de complicaciones del lenguaje, sino de base: educación en la casa, en el colegio y en lo exterior. ¿Cómo evitas que se impregnen los niños de la estética sexista que nos rodea por todas partes? Si no hay más que ver publicidad en los medios de todo tipo. Estereotipos y estereotipos siempre sesgados hacia el mismo extremo. El ejemplo del cuidado de los hijos no se arregla únicamente con políticas ni subvenciones dedicadas específicamente a que la mujer pueda compaginar hijos y trabajo: todo hijo tiene un padre y una madre, así que es cosa de dos. Pues eso.

Me preguntas cómo me sitúo como mujer al frente de un grupo de investigación: simplemente no me sitúo como mujer, es que yo no puedo dejar de serlo. Me sitúo como persona responsable de un grupo de personas, hombres y mujeres, con y sin hijos, con y sin pareja, con y sin circunstancias familiares especiales. Yo dirijo personas que trabajan codo con codo en proyectos comunes; mientras se cumplan objetivos con eficacia, eficiencia y excelencia, y se cumplan las pautas de dedicación, tenemos cierta flexibilidad para las situaciones que se produzcan. Y resulta que unas son hombres y otras mujeres, no hay más. Y nunca ha habido problema.

Las mujeres todavía son muy poco visibles en los niveles más altos de toma de decisiones que afectan a la carrera científica desde consejos editoriales de revistas hasta consejos de entidades financiadoras o consejos de asesoramiento científico para la creación de nuevas empresas. Esto tiene manifestaciones tan ridículas como que “una conferencia científica en la que la mitad de los ponentes principales son mujeres ya destaca simplemente por eso” (Nature, Science for all, 2013). Todo esto, señala la editorial de Nature, ayuda a fijar la idea más o menos subconsciente de que la ciencia pertenece a los hombres. ¿Qué ganará la Ciencia cuando consigamos desterrar del todo esta idea, cuando consigamos ser tan visibles como ellos?

De nuevo es una cuestión de que estadísticamente ganaremos todos (somos el 50% de la población), no de que hombres o mujeres sean mejores que mujeres o hombres. Cuando a los puestos de toma de decisión accedan las personas mejores para ello en una sociedad sin prejuicios desde niños, habremos ganado que personas de calidad que hoy en día se quedan fuera accedan a puestos de toma de decisiones en vez de otros menos cualificados: tanto mujeres que no llegan por los prejuicios machistas, como los hombres que se puedan quedar fuera por las políticas de cuotas.

¿Qué cualidades te definen como científica?

Deberían decirlo otros. Creo que soy muy observadora y rápida pensando, y que tengo curiosidad innata; me gusta mucho estudiar. Esto facilita identificar objetivos en el trabajo y que me pueda dedicar a un tema a fondo hasta que los resultados sean consistentes. Sin embargo, a la vez se convierte en mis defectos; me atraen demasiadas cosas y puedo llegar a ser un poco maniática con el perfeccionismo. A veces tengo demasiados frentes abiertos, y con tanto afán no llego con eficacia a algunos hitos.

Alguien que haya influido en tu carrera

Mis padres, por ser como son y no ser como no son. Antonio López Pinto, quien me invitó a ser alumna interna de Física Aplicada en la UCO y despertó mis ganas de trabajar en la universidad. Juan Vicente Giráldez, mi profesor, director de tesis, compañero en la UCO y amigo, quien me enseñó a amar la ciencia. Miguel Losada, entonces colega en la UGR, y compañero y amigo hoy, quien abrió los horizontes de mi mundo. Y todos mis compañeros del grupo, los actuales y los que pasaron por él, que me dan mucho cada día.

 Alguna página histórica en tu Cuaderno de Laboratorio

Mi primer “paper” de novata. La noche increíble de la oposición a profesora titular. La emoción de la primera tesis doctoral que salió del grupo. La satisfacción del primer artículo indexado del grupo, de mi primera doctoranda, mucho mejor que cualquiera de mis trabajos. La alegría del primer proyecto del Plan Nacional que nos dieron. Cada vez que alguien del grupo ve reconocido su trabajo es un momento especial. Y tesoros intangibles como la dedicatoria en una novela de Almudena Grandes que un colaborador me regaló al acabar el máster.

Tus prioridades

Lo más importante siempre son las personas: que puedan tener las oportunidades necesarias para formarse con un perfil de calidad, y que eso les permita desarrollarse profesionalmente porque sean buenos investigadores y buenos compañeros. Y poder seguir dedicándome a estudiar e investigar siempre.

¿Qué otra profesión te hubiera gustado ejercer?

Me dedico a lo que quise, a lo que más me gusta; he tenido tanta suerte... De no ser esta, me habría gustado ser cocinera de un restaurante especial, de poquitas mesas y clientes conocidos, donde pudiera divertirme probando y preparando platos.

Un lugar del mundo, una película, una canción

Tantos y tantas… La ciudad donde se encuentren las personas a las que quiero. Lo que el viento se llevó (Fleming, Cukor y Wood), Memorias de África (Pollack), y Azul (Kieslowski). Nunca me cansaré de escuchar la Sinfonía n.3 de Brahms, o piezas como Libertango de Piazzolla, pero no me resisto a cantar Unchained melody (Righteous Brothers), Brothers in arms (Dire Straits), Alfonsina y el mar (Mercedes Sosa), Mediterráneo (Serrat) o Crazy (Aerosmith), o…

(Uf, menos mal que no me has pedido un libro, imposible…No tengo arreglo. Qué difícil contestar una sola cosa en cada pregunta. Me dejo llevar y …¿ves lo que te decía antes?).

Otras entrevistas de esta segunda entrega de Mujeres de Ciencia aquí.

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Maria Jose Polo Gómez es Profesora Titular de la Universidad de Córdoba en el área de Ingeniería Hidráulica y directora del Instituto Interuniversitario Sistema Tierra de Andalucía en la sede UCO. Dirige desde el año 2009 el grupo de investigación Dinámica Fluvial e Hidrología.

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