Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Voy a saltar

Alba Ramos

0

Mi amigo de la infancia Juan decía que si podía elegir quería morir de risa. Yo optaba por que ocurriese durante el sueño e, inexplicablemente, quería que pasase con las manitas juntas sobre el pecho al más puro estilo virgen María. Ante un posible suicidio coincidíamos: un tiro en la sien. Lo de tener que cortarnos las venas verticalmente nos parecía un proceso largo y tedioso.

Teníamos unos seis o siete años cuando nos planteábamos estas situaciones. No sé muy bien qué nos llevaba a hablar de cosas así. Quizás la contaminación, contenidos televisivos indebidos o la molonada de suicidio de Kurt Cobain (con todos mis respetos, pero vaya que su carta se publicó hasta en la Super Pop). Qué miedo de niños.

Hoy en día me decanto más por un viaje de heroína y curiosamente ya van dos amigos que me han comentado tener la misma idea. No digo nada, pero de aquí a unos años, entre la posibilidad nula de ahorro y la desaparición de las pensiones, el que se monte un puestecillo de heroína pura y mortal, lo peta. No obstante, se aceptan otras propuestas.

Esto no dejan de ser planteamientos absurdos porque lo cierto es que como continúe así voy a saltar. Y es que comienza a darme un pánico (en el túnel) total mi vértigo suicida. Ya, mucha gente tiene miedo a las alturas pero mi cuerpo no se paraliza en modo “uy que no puedo andar no vaya a caerme” sino en formato “¡qué alto!, ¡que me tiro!”.

Una sensación muy loca de que involuntariamente voy a hacer una voltereta lateral (o el pino puente, en función de donde se encuentre el vacío) y hasta luego. Genial vaya. Bastante horror es tener miedo a las alturas como para que encima tu mente desquiciada solo visualice e interprete que la mejor salida sería lanzarse. Plas plas plas.

Sería increíble y eternamente gratificante que alguien más confiese padecer también esta tendencia suicida. Mentirme si es necesario, me es igual, jamás sabré la verdad y puede que llore de emoción.

Me contó mi compañero de piso (en una de mis chapas sobre si algún día sacarán o no cupones descuento online para que pueda pagarme un psicólogo y terminar con esta fobia) que había leído por ahí que parece ser que ha aumentado el porcentaje de personas con vértigo (la noticia está aquí, que no soy de ese 3,8% de la población que se inventa estadísticas para respaldar sus afirmaciones).

Así, saber que el vértigo afecta al 75% de las personas en algún momento de su vida me hizo pensar que o bien estamos todos lowcos o que hay salida para mí más allá del salto al vacío. Va a ser “laa A”.

Todos coinciden en que ese tiempo resulta interminable porque es una de las peores sensaciones de su vida, más incapacitante y agobiante que el dolor más fuerte que conocen. Amén.

Claro que aquí hablan de vértigos que, hasta el momento, superan el mío (necesito estar bastante alto para coger impulso, supongo). Parece que son comunes mareos derivados de lavarse el pelo en la peluquería o limpiar el polvo de los estantes superiores de la casa. Esto… ¡Maldita sea! Es que no los limpio y trato de ducharme. Calla calla ¡que lo mismo estoy en ese punto!

En fin. Molaría no tirarme. Si eso, Premio Darwin 20XX.

Oye, que lo mismo son tapones en los oídos o contracturas en la espalda.

Acojonada me tengo.

“Ahora te da la risa, pero tendremos que verte cuando me rodeen con tiza”.

http://www.youtube.com/watch?v=4WUUruCB7-8

Etiquetas
stats