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Matar hipsters en las Cíes

Alba Ramos

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Esto… Vaya. Parece que desde un tiempo a esta parte los anteriormente denominados modernos son ahora hipsters. No sólo ellos, hoy todo es hipster y, en consecuencia, cansino.

¿Qué ocurriría si el mundo entero fuese bacala y todo lo que nos rodease así fuese considerado? Digo bacala por no decir metalero, rapero o casi cualquier otro adjetivo calificativo terminado en –ero como fontanero o quiosquero. ¿Podemos imaginar acaso un mundo en el que sólo se hable de publicaciones impresas y fascicículos de entregables de casas de muñecas? Mal ejemplo, como cierren otras dos revistas más hasta luego quioscos.

Pero, volviendo “al tema” (si es que lo hay), ¿por qué los llaman hipsters cuando quieren decir modernos? ¿Qué #&¥§öѾ~nes es un hipster en realidad?

Para algunos se trata de un moderno en su máxima expresión, la supremacía de las gafas de pasta, las barbas, camisas de cuadros y ropa de mercadillos vintage (por qué lo llaman vintage cuando quieren decir estafa, sería otra gran cuestión) acompañada de un ocio dividido entre fuertes dosis de festivales de música desconocidos en muchas ocasiones incluso por sus propios organizadores y un modo de ser y estar: el postureo. Muy sencillo de practicar, podemos verlo en su estado natural en bares manolo, bancos de la calle, salas de exposiciones y en los lugares más in de las ciudades, los pueblos, aldeas y parkings del Mercadona.

Hasta aquí bien. Todo claro.

El caso es que lo que comenzó como un término para definir a un tipo de personas con un estilo, modos de ser y gustos concretos, ahora ha sobrepasado las fronteras y TODO es hipster. Comprar la leche de soja en tiendas ecológicas de comercio justo es igual de hipster que comprar leche entera en el Alcampo, y aficcionarse a los gin tonics con fresas de macadamia y cardamomo es tan hipster como optar por el Cumbre de Gredos.

Todo, hagas lo que hagas, resulta tener una faceta hipster hasta ahora desconocida incluso para el hipsterismo. Ahí lo llevas.

A mí, personalmente, todo esto me da igual. Cada cuál que se sienta partícipe de lo que quiera y cuando quiera, si necesitamos introducirnos en una clasificación adelante con ello. No hay fallo. Mi único problema es que la palabra hipster no engloba todas las actividades, músicas, expresiones, ideologías o estilos del maldito mundo. Esto no es así:

La cultura hipster es una subcultura asociada con la música independiente, con una sensibilidad variada arraigada en una moda alejada de las corrientes culturales predominantes (mainstream), y cercana a estilos de vida alternativos. El interés por los medios de comunicación incluiría películas de cine independiente, revistas como Vice, PlayGround, Clash y sitios oficiales como Pitchfork Media.

Que dice Wikipedia. Amén.

Las patadas al diccionario alcanzan incluso a términos extranjeros y los puntapiés llegan hasta palabras que NO están recogidas en el DRAE (aunque esto no signifique demasiado). Esto ya sí me incomoda, no me quita el sueño pero vaya, ya que estamos lo comentamos.

Otro ejemplo claro de esta tergiversación del lenguaje es la versatilidad de la palabra friki. Vamos a ver, uno no es friki de un grupo de música. ¡Es o será fan! ¿No es suficiente con utilizar la palabra fan, fea como ella sola, como para que, ahora que había cogido un sentido “lógico”, la variemos a lo loco?

Muchos pensarán que “no hay nada más hipster que meterse con los hipsters” a lo que claramente podría contestar “mira que son hipsters los que piensan que hablar de hipsters es hipster”. Francamente, no me defendería. Probablemente hoy hacerlo sería hipster. Probablemente no hacerlo también lo sea. Miedooo 

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