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El curioso y difícil caso de Sebas Moyano

Sebas Moyano, en un partido del Córdoba en El Arcángel | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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El suyo comienza a ser ya, si no lo fuera de antes, uno de los casos más curiosos del fútbol español –y quizá global, quién sabe–. Al tiempo, es uno de los más dolorosos o, cuando menos, complejos. Porque nada fácil lo tiene para conseguir al fin una plaza en un determinado club. Por si alguien desconoce aún cuál es el protagonista, resulta fácil. Se trata de Sebas Moyano, que en teoría debiera pertenecer al Lugo justo tras su permanencia en Segunda A. Es al menos lo que recogiera el contrato de traspaso -que en realidad fuera un obsequio– firmado el 23 de agosto de 2019 entre el presidente de la entidad del Anxo Carro, Tino Saqués, y el entonces mandatario blanquiverde, Jesús León. Sin embargo, a estas alturas lo único confirmado al 100% es que el futbolista no tiene contrato ya, precisamente, con el Córdoba. Pero, ¿cuál es su situación?

Según la escritura antes mencionada y suscrita también por el jugador de Villanueva del Duque, la continuidad del Lugo en categoría profesional –esto es en Segunda A en su caso– significaba la cesión directa de derechos del atacante por una irrisoria cifra de 25.000 euros –si no tenía ficha a 1 de julio de 2020–. El plazo de preferencia de los gallegos terminaba el 10 de julio pero la pandemia de Covid-19, y el atraso del cierre de los campeonatos como consecuencia, postergaron el límite hasta diez días –hasta el 20 del pasado mes–. Al existir una cláusula en el documento firmado un año antes por la que la desvinculación del futbolista del cuadro califal supondría un pago de nada más y nada menos que un millón de euros en concepto de indemnización, el Córdoba aguardó sin hacer el más mínimo movimiento. Únicamente, Sebas Moyano fue cedido al Valencia Mestalla en enero.

Así, el 21 de julio se dio por hecha la salida del villaduqueño, lo cual quedó confirmado con la vuelta al trabajo del Córdoba. No en vano, el regreso del equipo dirigido por Juan Sabas se produjo sin el canterano en el grupo –como ha seguido hasta ahora–. En este sentido, CORDÓPOLIS, que detalló la operación en enero, informó entre mayo y junio de que Sebas Moyano no entraba en los planes de la dirección general deportiva. Lo cierto es que con el Lugo en marcha tampoco hubo constancia de que el atacante fuera parte ya del cuadro gallego de cara a la próxima temporada. Las dudas surgieron acerca de su realidad y se despejaron, apenas en cierto modo al principio, después de que el que había de ser su nuevo club confirmara que no tenía en sus filas a un jugador que ya años atrás tuvo que vivir problemas por el asunto conocido como del Elefante cósmico –esto es la obtención de sus derechos por parte de un fondo de inversión, operación que después quedó en nada–.

El propio futbolista fue el encargado de ratificar su situación hace sólo unos días. Fue el pasado sábado, cuando el diario digital Cordobadeporte.com informó al respecto. El mencionado medio supo de primera mano, y esto fue tras conversación con el jugador, que el canterano se encuentra, en efecto, como agente libre en el mercado. Según parece, el Lugo tenía preferencia para su adquisición pero no obligación de responder a tal requisito. Con todo, las circunstancias son singularmente extrañas pues el de Villanueva del Duque abandonó el conjunto blanquiverde cuando todavía le restaba un año de contrato. Un poco de luz arrojó en el asunto el Lugo, a través de su secretario técnico, Jorge Rodríguez de Cózar, durante el jueves.

Curiosamente, quien fue mano derecha del anterior director deportivo del Córdoba en El Arcángel precisó que Sebas Moyano va a estar a prueba con el cuadro gallego para ver si definitivamente pasa a engrosar su plantilla o no. Por tanto, la historia en torno al villaduqueño y el Lugo va a sumar un nuevo capítulo. Sea como fuere, lo que está claro es que al canterano le terminó ya su tiempo en la entidad en que se formó, con escasa fortuna si se revisa su trayectoria, y ahora aguarda un nuevo desafío en los terrenos de juego. Es el curioso y difícil caso de una perla, que llegó a aspirar a dar el salto al primer equipo blanquiverde con 17 años pero que ni siquiera tras alcanzarlo pudo hacerse con un hueco.

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