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La esgrima y el “espíritu cansado” de los deportes minoritarios

Dos esgrimistas en plena acción | CLUB ESGRIMA CÓRDOBA

Renovarse o morir. Esa puede ser la definición perfecta de los deportes minoritarios. Desde la sombra de la indiferencia que aplica la sociedad de manera cruel sobre ellos. Solo dependen de ingresos de los propios deportistas que pagan la cuota, de las instituciones -solo de manera puntual- y, por último, de la caridad del individuo y no del colectivo. Uno de los ejemplos que sufren esta realidad es la esgrima, un deporte con una tradición de siglos atrás y con claro carácter español, ya que es el único deporte olímpico que es considerado como tal, aunque tuvo más adelante modificaciones francesas. En la capital cordobesa hay un exponente -aunque no es el único- de este deporte minoritario y es el Club Esgrima Córdoba, anteriormente conocido Club de Esgrima Real Círculo de la Amistad de Córdoba. Su presidente, Carlos Ramírez (Córdoba, 1984), habla con CORDÓPOLIS sobre la realidad deportiva y económica de su institución y el futuro que le espera a la esgrima en ese proceso de adaptación a las nuevas tecnologías en el que está inmersa toda la sociedad, Covid-19 mediante.

El Club Esgrima Córdoba tiene su origen a mediados de la década de los 2000, cuando algunos tiradores o esgrimistas retornaron a la ciudad en su interés de hacer el deporte, ya fuera por el simple hecho del gusto por la esgrima o bien por el vínculo generacional dado por generaciones anteriores. Una de las salas del mencionado edificio de la Calle Alfonso XIII se utilizó como sala de armas, donde se practicaba la esgrima. Los eventos fueron aconteciendo en masa a lo largo de los años y el espacio para los tiradores quedaba cada vez más reducido, hasta casi un espacio impracticable. El Real Círculo de la Amistad y el Club Esgrima Córdoba separaron sus caminos unos años más tarde, por lo que el patrocinio quedó en agua de borrajas.

Todos los esgrimistas pasaron al club por decisión de la junta directiva. Su nomenclatura iba variando según el local donde pudieran practicar la esgrima y los deportistas pudieran entrenar para prepararse para competir a nivel nacional y en las ligas Wilkinson mediante la Federación Andaluza de Esgrima, de la que el Club Esgrima Córdoba es miembro. Dada su condición de deporte minoritario y las pocas ayudas que reciben de la Junta de Andalucía desde hace al menos cinco años, prácticamente todos los clubes tienen que hacer frente a los gastos que implican tener un comité técnico y pagar el alquiler del local donde se practique el deporte. Cantidades que varían entre los 300 y los 500 euros es el precio a aportar de cada club, cuyos deportistas han pasado a pagarse su propio seguro de deportista (60 euros) por falta de financiación.

Situación de crisis, precaución por bandera

El Covid-19 ha obligado a los clubes de este nivel a mantenerse siempre con cautela, a expensas de lo que pueda llegar a pasar. Según Carlos Ramírez, “vamos con cautela, en marzo dimos por perdida la temporada. Todas las competiciones a partir de mayo se paralizan y vuelven siempre en septiembre. Ahora tendremos a corto plazo septiembre y a ver cómo está la situación, hablaremos con todos y cada uno de los tiradores para proseguir la actividad”. El Club Esgrima Córdoba vive prácticamente de las cuotas de sus socios desde que explotara la crisis del 2008, por lo que este escenario provocado por la pandemia no les ha pillado de nuevas.

“Solo hay aportaciones económicas por parte de los tiradores, todos pagan su cuota mensual que va al alquiler de la zona deportiva y otra parte, a los entrenadores que realizan la actividad. Hay algunas aportaciones anuales para hacer el mantenimiento de todo el material deportivo, (hay también) necesidad de arreglar las espadas y los floretes. Esos son los únicos ingresos que tiene el club. Inicialmente sí había, (como) el del Círculo y algunas empresas privadas, pero al caer la crisis económica en 2008, no hemos tenido ningún tipo de aportación propia”, explica el presidente de la entidad. La cruda realidad del deporte minoritario.

Carlos Ramírez, como es debido, reivindica el papel de la esgrima en la historia del deporte olímpico español, una disciplina que “tenía un pasado glorioso, un presente que puede serlo y un futuro que no se puede perder”. Por decirlo de una manera precisa, la esgrima, como el periodismo, es una profesión puramente vocacional, donde no todos pueden desarrollarla pero el que lo haga debe hacerlo con sumo cuidado, con constancia y un sentimiento de autosuperación continuo. De no ser así, no tiene sentido continuar. “Un esgrimista va a ser siempre esgrimista a partir de los tres meses, lo va a llevar en la sangre y su corazón. Es uno de los deportes más completos por detrás de la natación: por la posición, que no es una posición cómoda, que potencia las piernas; alta concentración, postura erguida, donde todos los músculos tienen que tener tensión deportiva. El cuerpo está en garde (en guardia en francés) porque te va a atacar un contrincante, ante lo que tienes que hacer paradas y atacar”, manifiesta Ramírez.

Renovarse o morir

“Está claro que este deporte es renovarse o morir. Es aire nuevo que un deportista olímpico de esgrima gane una medalla”, asegura Carlos Ramírez a CORDÓPOLIS. También explica lo que él llama el “espíritu cansado” de los deportes minoritarios, donde solo un grupo reducido de personas intentan sacar un deporte adelante pero llega un momento en el que los deportistas se queman, incluyendo también a los dirigentes de cada institución. “Quemarse en un deporte minoritario va a dar lugar a que se elimine ese deporte. Hay que seguir adaptándose a los tiempos y es necesario el apoyo institucional, de los medios y de la sociedad, además de apostar por el deporte como arma, y nunca mejor dicho, para que los jóvenes se realicen personal y físicamente y (así) adaptarse a una sociedad cambiante”.

El dirigente, que se unió al club en 2010, señala que “nosotros vamos a seguir haciendo esgrima”. Aunque la reunión de directivos y técnicos de la disciplina en el Club Esgrima de Córdoba en el mes de agosto dirimirá el futuro de la próxima campaña en el club cordobés, también pendiente de si se podrán hacer exhibiciones de esgrima con público. Minoritario en cuerpo, de élite en ilusión y ganas de seguir luchando por lo suyo.

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