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Oihana Aldai: de salvar goles a salvar vidas

Oihana Aldai, en una jornada laboral como enfermera.

La enfermedad del coronavirus cada vez se propaga con más dureza por la geografía española. Los hospitales no dan abasto en algunos lugares y se necesitan sanitarios sea como sea. Los alumnos de sexto de Medicina ya aportan su granito de arena para aplanar la curva de contagios y los enfermeros jubilados de hace menos de dos años se ponen de nuevo la bata para ayudar en una crisis sin precedentes. Y el fútbol también aporta. En esta situación, algunas jugadoras con formación médica deciden enfrentarse en la primera línea de fuego al virus en su situación del parón competitivo. Es el caso de Oihana Aldai, guardamenta del CD Pozoalbense.

Oihana (Aretxabaleta, Guipúzcoa, 1992) llegó en el mes de enero a la entidad de Los Pedroches, procedente de la Real Sociedad, por la lesión de su compañera Sheila y debutó bajo la meta pozoalbense frente al Córdoba Femenino unas semanas después. Se había asentado bajo los palos en detrimento de Carmen Portero y, de repente, se para la liga. El Grupo Sur de la Reto Iberdrola frenaba en seco por el coronavirus. Tras algunos días de reflexión, Oihana Aldai lo piensa bien y decide poner rumbo a su tierra para ayudar ejerciendo como enfermera, su otra pasión. “Cada día había más casos, cada día se pedían más sanitarios porque no daban abasto, tanto en Madrid como aquí en el País Vasco y, en general, estaban saliendo más casos en España. Yo estoy en casa, ya no tenemos liga, de brazos cruzados cuando están pidiendo enfermeros y yo soy enfermera. Me dije que no podía estar sentada, no me podía quedar de brazos cruzados”, confiesa la cancerbera vasca a CORDÓPOLIS.

Al ser de Guipúzcoa, Oihana quería matar dos pájaros de un tiro, ya que quería volver con su familia y, además, poder ayudar en los hospitales en los que fuera necesario. El Colegio de Médicos de Guipúzcoa atendió su llamada, pero no supo darle respuesta. Llamó además a los hospitales de Txagorritxu (Vitoria) y de Bilbao. Finalmente, el destino de Oihana fue el Hospital de Zumárraga, en San Sebastián, el cual le pilla bien respecto a su casa. Aldai señala que “me llamaron el martes de la semana pasada y me dijeron de ir a trabajar. Cogí, hice la maleta y para casa que me voy”. No dudó la portera del Pozoalbense.

Antes de nada, habló con la presidenta del club pedrocheño, Eva María Navarro, para solicitarle permiso para ir al País Vasco a luchar contra el virus, algo que la dirigente incentivó por completo. “Me dijo: tú vete y cuando empecemos a recibir información, ya te informaremos y ya vendrás. Ellos no me han puesto pegas; en cuanto me llamaron, me subí para arriba”. El lunes 30 empezó su primera jornada como enfermera en el Hospital de Zumárraga, en una planta con pacientes con coronavirus pero también con los que albergan sospechas. Oihana expresa que “tenemos más casos de sospechas que casos positivos, sabemos que las pruebas a veces dan negativo y siempre tenemos que tratar con mucho cuidado. Nos protegemos todo lo que podemos con los medios que tenemos, se vive esa tensión porque tú te estás exponiendo, estás en peligro”. Los pacientes que llegan a su planta son los que tienen síntomas, aunque la sospecha y las patologías previas de algunos les hacen estar ingresados más o menos tiempo.

Aun así, en su área de acción también existen positivos confirmados, aunque ella no trata con gente que esté especialmente grave. La UCI es el lugar de estos. También en estos casos llegan personas con sintomatología leve, a los que la paranoia -en cierta manera podría ser lógica- les posee. “Piensan que, por ser positivo van a estar mal y no es así, puedes ser positivo y tener síntomas leves. Muchas veces la gente está mejor en casa que en el hospital; si hay riesgo de contagiar a alguien más, se queda en el hospital”, apunta Oihana Aldai. A los que se van a sus domicilios, “se van con el tratamiento y ya está, se les dice que tienen que guardar cuarentena en su casa o habitación como si estuvieran en el hospital. Si ven que están peor, hay que llamar y ya se les atenderá otra vez”.

El objetivo indudable a estas alturas es aplanar y frenar la curva de contagios lo antes y lo mejor posibles. Ante todo, la meta vasca alude a la responsabilidad general en cuanto acabe toda esta pesadilla. La arquera del Pozoalbense declara que “cuando termine la cuarentena, en teoría, está claro que no vamos a salir. Esto no es que cada día hay menos casos y ya me voy a la calle. Nos tenemos que mentalizar de que esto va a ir para largo”. Por su salud, Oihana Aldai piensa que eso irá para largo, “a mediados o finales de mayo”, así que la aplicación a uno mismo de la cuarentena y el menor contacto posible serán esenciales para frenar la curva.

“Animo un poco a que pensemos a largo plazo, nos mentalicemos, va ir para más largo. Está siendo duro, no estamos acostumbrados a no salir de casa y habrá personas que tengan más facilidad para llevar y otras que lo pasarán peor”, asevera. Es inútil hacer cábalas sobre el regreso a una vida normal, hacer reglas de tres o ver lo que pasa en China. Oihana asegura que “pensar en eso es gastar energías en balde, es mejor centrarse en otras cosas y vuelvo a animar a la gente a que lo siga haciendo bien. Lo demás ya lo iremos viendo y, en cuanto la curva baje, veremos un poco de luz”. Precisamente es la gente de luz lo que hace que podamos ver esperanza donde parece no haberla. Y profesionales como Oihana hacen aumentar esa fe ante la lucha contra un enemigo invisible.

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