#HÉROES SIN CAPA | Operaria de Correos: “Tenemos que garantizar el servicio postal universal”

Teresa Navarro tiene 53 años y le ha tocado vivir este estado de alarma provocado por la crisis sanitaria del coronavirus trabajando como operaria en Correos. Ella se dedica a recibir y clasificar el correo en el Centro de Tratamiento Postal que Correos tiene en el polígono de La Torrecilla de Córdoba. Y, con ella, empieza la cadena de profesionales que hace posible que esas cartas y notificaciones que no pueden esperar, lleguen hasta el buzón de cada vecino. “Estamos trabajando para garantizar el servicio postal universal”, reivindica.

Con uno de los contratos temporales de los que echa mano la empresa estatal con su bolsa de empleo, Teresa se dedica estos días a descargar las cajas que llegan hasta el muelle del centro postal en camiones, cajas llenas de cartas y paquetes postales -solo del peso permitido en estos días-, explica a CORDÓPOLIS. Luego, una pasarela transporta el correo, que pasa por un escáner, y que esta operaria clasifica según el destino de cada carta o paquete.

“Todo el trabajo se hace de manera manual”, cuenta pertrechada con sus guantes especiales, su chaleco y su mascarilla, herramientas de protección de las que se sirve para una tarea que termina seleccionando el correo entre el que va dirigido a otras provincias andaluzas y del resto de España, y el que se queda para la provincia cordobesa y la capital.

Tarea esencial para que lleguen las notificaciones

Es consciente de que su tarea es esencial en este tiempo para que la comunicación postal no se corte: “Tenemos que estar ahí”, afirma, para poner el foco en “la importancia de muchas cartas” que no pueden quedarse sin entregar: notificaciones, certificados, envíos de los juzgados o de las administraciones. “Son cosas que no pueden esperar”. Y para eso está ella. Y sus compañeros.

Compañeros en el Centro de Tratamiento Postal y también los que están a pie de calle, los carteros. “Tenemos que valorar mucho a los compañeros de reparto”, dice, destacando cómo estos profesionales tienen que estar en la calle, llegando a cada casa, a cada buzón de todos los vecinos. En la capital y la provincia.

“Todos estaríamos más tranquilos en casa”, reflexiona Teresa sobre la situación que atravesamos. Pero señala: “No voy a estar para lo bueno del trabajo y para lo malo no”. “Hay que estar ahí”.