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Carlos Bardem novela la cara oculta de la esclavitud española entre África y América

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Marta Jiménez

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“La ocultación del esclavismo en España responde al origen de las grandes fortunas. La mayoría provienen de dos cataclismos: el esclavismo y el franquismo”. Esta es la explicación que el historiador, escritor y actor Carlos Bardem (Madrid, 56 años) da a otra de las muchas caras ocultas de nuestra historia, la que invisibiliza que España fue un país profundamente esclavista. “Ese era el sentido común de este país en el siglo XIX, el siglo de oro del esclavismo”.

Bardem ha presentado en Córdoba este mediodía, en el Centro cultural La Tejedora, su cuarta novela, Mongo Blanco (Plaza & Janés), aunque el actor es autor de dos ensayos más. Una historia de aventuras que rescata la memoria de un monstruo, el mayor negrero que existió en la España del XIX. Un malagueño cruel y desconocido llamado Pedro Blanco Fernández de Trava que puso su voluntad e inteligencia en la peor de las causas: crear un reino esclavista entre Sierra Leona y Liberia para las explotaciones de caña de azúcar de países como Cuba o Puerto Rico. “Fue, permitidme el símil, el Pablo Escobar de los esclavos”, sentencia el autor.

El actor, muy acostumbrado a encarnar a villanos en la gran pantalla, el último en Adiós del sevillano Paco Cabezas, advierte que siempre intenta “comprender que no juzgar” a sus personajes. Lo mismo le ha ocurrido con este negrero histórico sobre el que ha querido construir un “ejercicio sobre el mal absoluto” y realizar “una función de espejo” para alertar a la humanidad que debe estar “alerta” ante la monstruosidad.

Un argumento que el autor conecta con la pensadora política Hannah Arendt y su banalidad del mal, ese concepto que afirma que personas capaces de cometer grandes males o atrocidades pueden ser gente aparente y perfectamente “normal”. “Ningún monstruo puede serlo sin la complicidad del sistema en el que vive”, opina el actor, y es que el negrero Pedro Blanco tuvo como socios de la trata de esclavos a la reina María Cristina de Borbón, al Arzobispado de Toledo o a algunas Diputaciones provinciales. Pero también y en otro plano más transversal a la sociedad de la época, que invertía sus ahorros en unas actividades de tráfico humano que daban la mayor rentabilidad.

En cuanto a lo literario, la novela es trepidante “y apela a los sentidos”, como ha destacado su presentador en Córdoba, el profesor de la UCO Pablo Rabasco, quien ha definido la novela como “muy cinematográfica”. Antes de invitar al público a mirarse “en el lado negro del espejo”, el profesor ha tenido unas palabras de felicitación para Alejandro Ruiz Huertas, el único superviviente de la matanza de los abogados de Atocha, cordobés de adopción y presente en la sala, por el reciente ingreso en prisión tras su extraditación de Carlos García Juliá, coautor de la matanza.

Volviendo a lo cinematográfico de la novela, lo acredita el hecho de que los hermanos Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo, creadores de series como Crematorio y La zona, hayan comprado los derechos de la obra con vistas a una posible serie de televisión, por lo que pronto quizás este personaje histórico podría dejará de ser un singular desconocido de nuestra historia.

El 29 de marzo de 1836 se promulgó una real orden que abolía la esclavitud en España, aunque solo afectaba a la Península y sus islas. En el resto de los territorios españoles tener esclavos contaba con todas las bendiciones de la Corona. Hubo que esperar 60 años más, hasta finales del siglo XIX, para que este país prohibiera definitivamente la esclavitud, hasta 1890.

Fuimos los primeros en introducir la esclavitud africana en América, pero es que también fuimos los últimos en abolirla. Otro de los oscuros honores españoles que comienza a salir de su escondite histórico.

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