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Así se muda Córdoba: abandona la zona de la Mezquita y crece la población en la Sierra

Calle Acera del Duende, en el Brillante | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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La comodidad y la calma son dos factores esenciales. Quizá sean los más importantes en la actualidad, en la que la actividad es cada vez más intensa en el casco histórico. Sobre todo en el entorno de la Mezquita Catedral. Pero no son los únicos, pues otro no menos significativo ha de tenerse en cuenta. Éste es la aparición de nuevos barrios, como Turruñuelos o Cortijo del Cura.

Ambos cuentan con cierto protagonismo en el cambio de tendencia de Córdoba en materia habitacional. Se trata sólo de un ejemplo en la variación de la densidad de población por zonas de la capital en los últimos 15 años. En ese período, crece más el número de residentes en la sierra que en otros escenarios de la ciudad más allá del centro, como la Campiña.

Un dato es esclarecedor en este caso se encuentra entre Huerta de Santa Isabel, que bien sirve de frontera, y San Rafael de la Albaida. Ahí se incluye El Brillante. En esta parte de la capital, la población ha crecido en casi 8.000 personas desde 2002. Este es uno de los apuntes que sobresalen con un análisis comparativo entre el citado año y 2017 del mapa de densidad de habitantes que aporta el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. La herramienta permite conocer el número de residentes por sectores y, por tanto, la forma en que varía la elección para vivir en cada localidad, en este caso en Córdoba. En la capital, la preferencia en los últimos lustros está en la zona norte, en la sierra o en torno a la misma.

Significativo es el crecimiento de población entre la zona conocida como Las Corralijas y Pedroches, con núcleos residenciales como Carrera del Caballo o La Colina. Aunque esta parte de Córdoba, alejada ya del casco urbano, no se encuadra en lo conocido como la sierra de la ciudad, es necesario que se tenga en cuenta. En cerca de 2.500 personas se eleva la población ahí en relación a 2002. Es uno de los aumentos más claros en los últimos 15 años. En la globalidad, la zona norte de la capital crece en casi 12.000 habitantes en ese período. En este sentido se toma como referencia el barrio de Santa Rosa (y Valdeolleros) como punto de inicio.

Más de 70.000 personas viven ya en la zona norte de Córdoba, lo que supone en torno a una quinta parte de la población total. En 2002, eran algo más de 62.000 las que elegían esta parte de la capital, con núcleos crecientes también en Las Jaras o en Santa María de Trassierra. En este sentido juega un papel importante no sólo la calma y la comodidad que muchos buscan sino el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que abrió años atrás la puerta a nuevos barrios en estos puntos. Turruñuelos o Cortijo del Cura permiten un mejor entendimiento de la tendencia de los cordobeses en los últimos 15 años.

En los tres lustros mencionados, hasta 2017, la población no ha descendido en otras zonas apartadas del casco histórico. Pero tampoco ha crecido como lo ha hecho por el norte de la capital. Como ejemplo se halla la conocida como Campiña, donde el número de residentes ha subido en menos de 5.000 desde 2002. Porcentualmente, la diferencia apenas es perceptible.

Sin embargo, las cifras esclarecen la preferencia actual de los cordobeses -o foráneos que vivan en Córdoba- para establecer su hogar. No sólo porque el incremento es mayor en la sierra y su entorno que camino de Palma del Río, también porque el dato de habitantes es mucho mayor en el primero de los escenarios que en el segundo. En este sentido, ha de considerarse además cuánto supone cada conjunto de núcleos en relación al global de la ciudad. La Campiña reúne en torno a un 10% del total.

Otras zonas como el Distrito Sur, que cuenta con casi 40.000 habitantes, o Alcolea y su entorno, con casi 7.000, también registran subidas. En realidad, la población fluctúa por zonas, con el casco histórico como lugar más complejo. El PGOU ofrece la opción de una vida más tranquila y precisamente escenarios propios para el turismo soportan cada vez más actividad. De ahí que sean los alrededores de la Mezquita Catedral los que se resientan de manera más clara en este aspecto.

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