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¿Hay vida después de esto?

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Paco Merino

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Última escala en la gira del bochorno: Riazor. Ante un Deportivo que se jugaba entrar en el play off de ascenso a Primera División, un Córdoba en descomposición se mostró como un desvencijado sparring para que los gallegos sigan metidos en una competición que para los blanquiverdes ya terminó, para alivio suyo y de su avergonzada afición. No hay mucho que decir de un partido que para los de Rafa Navarro fue un engorroso trámite, una última cita con una categoría en la que jamás estuvieron a la altura de las circunstancias. Ni en lo futbolístico ni en actitud, principalmente en unos últimos meses descacharrantes: todo parecido con un equipo fue pura coincidencia. El personal se irá de vacaciones y la mayoría no tendrá billete de vuelta. “De los fracasos se aprende”, dejó dicho Navarro en su última aparición ante la prensa. Si sus pupilos han sacado una lección de todo esto no se comprobará ya en El Arcángel, sino en cualquiera de los destinos a los que vayan a ir parar. Las reformas serán bestiales.

Dicen que el Córdoba hizo en la última jornada de juez, pero sin título ni toga. Fue más bien un tipo con taparrabos que compareció envuelto en las clásicas suspicacias. Si ganaba, todo el mundo se preguntaría cómo y por qué dadas sus pésimas prestaciones; si perdía, los afectados por su nula combatividad le guardarán por siempre su dosis de rencor. Terminó haciendo lo que pudo: casi nada. El Depor despachó su jornada laboral con el entusiasmo propio de quien puede engancharse a una pelea por el ascenso y eso le bastó para destruir a un Córdoba en las últimas.

El partido arrancó como se podía suponer: con el Depor dominando sin demasiado ímpetu y el Córdoba dejándose hacer para salir a la contra. Bodiger dejó el corazón encogido a la grada gallega con un cabezazo a centro de Fernández que Dani Giménez despejó a córner con la punta de los dedos. El Deportivo se afanó en abrir el marcador -le llegaban, además, buenas noticias de otros campos en los que jugaban rivales directos- y Pedro exigió a Abad en un disparo raso que el tinerfeño envió a saque de esquina.

El destino quiso que el Córdoba se encontrara en su adiós al fútbol profesional con un futbolista que estuvo presente en el momento cumbre del club en los últimos casi 50 años: fueron exactamente 24 minutos del Córdoba-Real Madrid, en enero de hace cinco años. Durante el tiempo que transcurrió entre el gol de Ghilas (minuto 3) y el de Benzema (minuto 27), el Córdoba estaba fuera de la zona de descenso y venciendo al campeón de Europa. Fede Cartabia -cedido por el Valencia al Córdoba- cometió penalti tras tocar la pelota con la mano a falta de tres minutos. El argentino fue expulsado. Gareth Bale marcó el 1-2 y la grada de Tribuna se mofó de un expulsado Cristiano Ronaldo. Qué tiempos aquellos. El Córdoba no ganó un solo partido más desde entonces y acabó desplomándose de la Primera División, categoría a la que Cartabia oposita ahora como miembro del Depor.

También andaba por allí otro conocido de la casa, Pedro Sánchez, ese extremo de Aspe que fue elemento referencial en el equipo que subió a la élite bajo la guía de Chapi Ferrer pero que acabó descartado del proyecto. Gente que fue importante y que aún tiene un sitio en el recuerdo del cordobesismo. Otros que pasaron más recientemente se irán sin dejar ninguna huella.

Cartabia la tuvo en el minuto 25 y Pedro, especialmente activo, sacó faltas contínuamente con sus internadas por las bandas. Con mucha gente atrás y Piovaccari aislado en la punta, los de Rafa Navarro mantuvieron el tipo durante la primera media hora ante un Depor fogoso pero poco atinado. Carlos Fernández lo intentó con un tiro raso y centrado, pero blocó Abad. El crono corría en medio de un panorama condicionado por lo que sucedía en otros escenarios.

Al Depor le bastaba con el empate para ir a pelear por el ascenso y el Córdoba no le agobiaba demasiado. Borja Valle estuvo cerca de marcar antes del descanso y también pudo hacerlo Carlos Fernández. Los blanquiverdes, atrincherados ante el asedio blanquiazul, resistieron con la puerta a cero -e incluso se permitieron alguna salida que puso su nota de inquietud a rival y seguramente sirvió como limpiador de conciencias- hasta el último minuto de la primera parte. Marcó Borja Valle y, nada más sacar el Córdoba de centro, Vicandi Garrido pitó el final.

En la reanudación, el excordobesista Pedro Sánchez allanó el camino para los suyos en una acción en la que, tras progresar con la pelota y comprobar que nadie le salía al paso, decidió que sería buena idea lanzar un zapatazo lejano. Lo hizo y la colocó en la escuadra, poniendo en pie a todo Riazor. En la escuadra cordobesista quedaban los brotes de orgullo personal. Y ahí tiene un espacio reservado Federico Piovaccari, que ofreció otra lección de ética. El italiano se peleó con todo el mundo y estrelló un balón en el larguero en el minuto 52. Después todo se fue calmando. El Depor seguirá jugando la semana que viene y no era cuestión de desgastarse más de lo preciso. Navarro dio minutos al joven Moyano, Piovaccari continuó guerreando y el equipo asistió con resignación y decoro a los últimos pasos de su funeral deportivo.

La que se le viene encima al Córdoba es menuda. Su actual presidente y máximo accionista, Jesús León, anunció después de varios meses de silencio una comparecencia en la segunda quincena de junio para exponer sus planes deportivos. Ya avanzó que el objetivo será regresar lo antes posible al mapa del fútbol profesional español, del que el club blanquiverde desaparece -por su propio pie y tras un fracaso labrado a conciencia- después de doce años. Lo hará, se entiende, con una estructura radicalmente distinta a la que ha perpetrado uno de los cursos más infames de la historia. De los que estuvieron en la despedida de Riazor puede que quede alguno. De quienes se borraron en el tramo final de la campaña no quedará ni rastro.

Es más que probable que en las próximas horas salgan a la palestra mediática los primeros nombres de los candidatos a capitanear la operación retorno. Así funciona esto. Después está el asunto económico, con un abono pendiente a Carlos González de 4'5 millones de euros con límite el 31 de julio. “Voy a pagar”, dijo León. Según sus cuentas -el segundo mejor balance económico de la historia del club en Segunda, manifestó-, es posible el renacimiento de una entidad de aspecto cadavérico. Y, finalmente, queda la liga de los tribunales: demandas cruzadas y un potaje de intereses con actores del calibre de Carlos González y Luis Oliver, que reclaman a León que les pague o se marche. El campo de batalla es el solar del Córdoba.

FICHA TÉCNICA

DEPORTIVO DE LA CORUÑA, 2: Dani Giménez, Eneko Bóveda, Domingos Duarte, Pablo Marí, Saúl García, Álex Bergantiños, Edu Expósito, Fede Cartabia (Nahuel, 60'), Borja Valle, Pedro (Simón 85') y Carlos Fernández (Vicente Gómez, 70').

CÓRDOBA, 0: Carlos Abad, Fernández, Miguel Flaño, Chus Herrero, Loureiro, Vallejo, Bodiger (Moyano, 68'), Alfaro, Quim Araujo (Álex Carbonell, 75'), Javi Lara (Chuma, 81') y Piovaccari.

ÁRBITRO: Vicandi Garrido (Comité Vasco).

GOLES: 1-0 (45') Borja Valle. 2-0 (50') Pedro Sánchez.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la cuadragésimo segunda y última jornada de LaLiga 1/2/3, disputado en el estadio de Riazor con lleno en las gradas.

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