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¿Quién gana y quién pierde en este pulso?

Jesús León y Carlos González.

Paco Merino

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Que el Córdoba está atravesando una fase crítica de su historia, condenado al regreso a Segunda B y en un estado financiero horrible, es un hecho comprobable con las matemáticas, las sensaciones y cualquier medidor que se quiera emplear para testar las constantes vitales de una entidad que lo está perdiendo todo: partidos, afición, crédito y categoría. El próximo domingo, en Las Palmas -sí, el mismo lugar en el que ascendió a Primera en 2014-, consumará su descenso real o virtual en caso de que se produzca una combinación de resultados.

Quizá esa -la pérdida de la plaza en Segunda- sea la única certeza que tiene a día de hoy el cordobesismo, que contempla con estupor una batalla por el control del club entre el actual máximo accionista y presidente, Jesús León, y Carlos González, quien durante los últimos días ha expuesto públicamente su posición ante lo que considera un absoluto fiasco. Tras 48 horas con comparecencias en varios medios de comunicación, el empresario tinerfeño ha dejado puesta la mesa de la polémica: el proceso de compraventa aún no finalizó -el plazo de pago expira el próximo 31 de julio- y Aglomerados Córdoba (León) tiene aún que abonar 4'5 millones de euros a Azaveco (González). “Si no ha sido capaz de pagar a los empleados tres mensualidades ahora, ni tampoco lo hizo en los últimos meses del año pasado, no veo posible que pague 4'5 millones”, asegura González. Ese es el eje argumental de su regreso a Córdoba. “Si me paga ahora mismo, le hago hasta un descuento”, ironizó durante una entrevista en Onda Mezquita Televisión.

González se explayó, León aguarda el momento de salir a ejercer públicamente su turno de réplica -desde el club se anunció que esta semana lo haría “con casi total probabilidad”- y el pulso está abierto. Mientras se dilucida el ganador, el Córdoba -en su globalidad: desde el equipo hasta el último empleado- sigue perdiendo. De momento, las declaraciones de González han provocado la alteración del panorama blanquiverde, que ha pasado de la depresión a la indignación. El fuego está encendido. Y las preguntas están en el aire.

¿Va a pagar León a González?

González está convencido de que no. León siempre ha dicho que sí lo hará. Los 4'5 millones que aún debe desembolsar Aglomerados Córdoba a Azaveco tienen una fecha límite de pago: 31 de julio. El tinerfeño ha declarado que ofrecerá a León una negociación para buscar una fórmula que llevaría aparejada la salida del montoreño de la entidad cordobesista. No parece que la transición vaya a ser amable. El expresidente ya ha advertido que ve incumplimiento de contrato en la venta de dos empresas de León de las tres que figuraban como avalistas de la operación el pasado enero de 2018. González afirma que “León no tiene liquidez”, ya que “en estos casos, una empresa suya le puede prestar dinero a otra”. “Si no lo hace es que no tiene esa capacidad; no se puede dar pie a estar tres meses sin pagar a los empleados, así que difícilmente puede tener los 4'5”, recalca González. El contrato pone una fecha: 31 de julio. ¿Cuándo llegará la solución? El tiempo corre en contra... del propio Córdoba, condenado a una Segunda B que arrancará el campeonato el 25 de agosto.

¿Qué salidas hay?

Todo apunta a una denuncia del contrato de compraventa, lo que judicializaría al club. Si no existe un acuerdo entre las partes, el Córdoba afrontaría la singladura en Segunda División B -fuera ya de la órbita del profesionalismo- en unas duras circunstancias. ¿Descenso a Tercera? Esa opción parece, por fortuna para los intereses blanquiverdes, que se puede descartar. En el caso de que existan impagos a futbolistas el 30 de junio, los ingresos de ayuda al descenso y el cobro de parte de las cantidades por los traspasos de Guardiola y Aguado en enero pueden evitar que hipotéticas denuncias ante el sindicato AFE deriven en una caída doble. González ha comparado la situación actual con la que se vivía en el Córdoba cuando compró la propiedad a Prasa en verano de 2011. La sociedad estaba en pleno proceso concursal, intervenida por los administradores. El equipo estaba en Segunda División y con una base de jugadores que fue exprimida con éxito por Paco Jémez. Ahora, la escena pinta peor.

¿Hay un plan deportivo?

Como la propiedad no está aclarada, la planificación es imposible. El equipo está descendido y podría aprovechar la situación para ir poniendo piezas de futuro, pero nadie sabe dónde estará dentro de unas semanas. Se da por descontado que la mayor parte de la plantilla quedará fuera por razones deportivas y económicas. Berges tiene un año más de contrato como director deportivo y Rafa Navarro se comprometió hasta el final de curso. El director general, Alfredo García Amado, no seguirá. León tendría que recomponer la estructura de la sociedad en todos los ámbitos, pues el consejo de administración también apunta a alguna salida. León declaró hace dos meses, cuando aún no se había consumado el descenso, que tenía preparado un plan en caso de que se perdiera la categoría. También asegura que lo tiene todo en marcha Carlos González, quien deslizó en el programa La Jugada de Canal Sur que tiene atado a un director deportivo “de prestigio” que ya está trabajando para componer la plantilla.

¿Influirá el escenario político tras las municipales del 26-M?

Es evidente que sí. En las últimas horas, coincidiendo con la llegada a Córdoba de Carlos González, los representantes de las distintas formaciones políticas que concurren a las elecciones municipales se han manifestado a propósito del problema de impagos en el club blanquiverde. La alcaldesa, Isabel Ambrosio, se solidarizó con los empleados que no cobran desde hace tres meses, al igual que los alcaldables de Izquierda Unida y Partido Popular. Pedro García y José María Bellido mostraron su deseo de que la situación se arreglara, calificando en el caso del primero como “absolutamente impresentable” la circunstancia que atraviesan los profesionales del club, especialmente el personal no deportivo. Más duro en su análisis ha sido Rafael Saco, candidato a la alcaldía de Vox, que pidió al Ayuntamiento que rompiera las relaciones institucionales con el Córdoba “hasta que no pagara a sus trabajadores”.

La situación de Jesús León, con una buena sintonía con los máximos representantes del consistorio, se ha enturbiado por el asunto de las deudas acumuladas. González, con un amplio historial de desencuentros con los responsables municipales -y en especial con la alcaldesa, Isabel Ambrosio-, no ha variado un ápice en sus apreciaciones y ya lanzó sus primeros dardos a los representantes públicos por “tapar” o mantenerse al margen de los “problemas de los trabajadores”. El pulso se mantiene y tras el 26-M puede haber más músculo en uno o en otro contendiente. El Córdoba espera un piloto para su viaje hacia quién sabe dónde.

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