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Tarde de claros y oscuros

Hermandad de la Pasión | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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Cuando no puede ser, no puede ser y además es imposible. Aunque tampoco ha de ser así siempre. En ocasiones, lo probable se transforma en poco cierto. También, y al revés, lo improbable se torna posible. Todo depende de la voluntad. O, simplemente, de la decisión primera. Lo cierto es que las directrices del tiempo no se pueden variar. Sí que a veces puede dejar recovecos de duda. En todo caso, lo indispensable en todo momento es mantener el control de la situación conforme a las circunstancias y, sobre todo, ser consecuente. Sobre el papel, mucho de lo primero deja el Miércoles Santo y, en realidad, poco de lo segundo. El hecho es que la Semana Santa de Córdoba vive una más que compleja cuarta jornada este 2019, con pocas luces y demasiadas sombras.

Fue ésta una tarde de claros y oscuros. Las previsiones meteorológicas eran en poco halagüeñas: hablaban de inestabilidad a lo largo del día y presencia de lluvia entre las 22:00 y la 1:00. A dichas horas, todas las hermandades del Miércoles Santo debían seguir en la calle camino de sus templos. Es decir, se abría por vez primera este año la opción de asistir a cabildos de agua, como se les conoce. Pese a lo grisáceo casi negro del cielo, las primeras decisiones no se hicieron esperar. A las 17:00 ya habían optado por salir la Piedad, el Perdón y el Calvario, que tenían previstas sus salidas entre las 17:10 y las 17:30. La primera de las corporaciones, la de Las Palmeras, dio el comienzo del día con el calor de su gente, que la acompañó en gran número.

Precisamente la cofradía de San Antonio María Claret dibujó uno de los tonos claros en el lienzo de la jornada. Al frente del paso sobre el que marchaba el Santísimo Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de Vida, Esperanza y Dulzura Nuestra estaba Gema Fernández. La Semana Santa de Córdoba tenía ya a su primera mujer capataz. Pero el estreno, que fue significativa ruptura de una barrera, no duró demasiado. Sobre las 19:00, con la comitiva en la Carretera de Palma del Río, la hermandad de Las Palmeras decidió retornar a su templo. En ese instante, ya había sucedido de todo. A las 17:20, el Perdón puso su Cruz de Guía en la calle en la angosta calle del Buen Pastor. La junta de gobierno había adoptado tal postura ya sobre las 16:30.

También lo hizo el Calvario, que sin embargo no salió hasta unos minutos después de las 17:30, cuando había de comenzar su estación. La incertidumbre fue creciente en esos instantes, pero se rompió en cuanto las puertas de San Lorenzo se abrieron de par en par. Sin embargo, su recorrido por Córdoba no se desarrolló con normalidad. A la altura de San Pedro, pareció que la cofradía optaba por regresar a su sede. Tanto es así que la Agrupación comunicó dicha medida. Después el ente rectificó y la cofradía continuó adelante con la idea de completar una Carrera Oficial a la que finalmente no llegó, pues en San Fernando el cortejo tomó rumbo Diario de Córdoba y no Ronda de Isasa. En torno a las 22:30 la corporación dio por cerrado su tránsito por la ciudad.

Sobre las 19:00, y más cerca de las 20:00, existía cierta confusión. Incluso descontrol de la situación. Antes, sin llegar a las 18:00, la Paz anunció a través de la Agrupación que decidía no realizar su estación. Una multitud aguardaba allí para un cuarto de hora después contemplar a Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y la Paloma de Capuchinos. En el Santo Ángel no confiaban en las predicciones meteorológicas con un trayecto que había de concluir a las 2:15 y con probabilidad de lluvia cuando tendría que deleitar por los Jardines de Colón. Miles de personas observaron de cerca a los titulares de la cofradía en el interior de su cocherón. Como también lo hicieron en la parroquia de Nuestra Señora de la Paz (San Basilio) a partir de las 21:00. Allí fue la Pasión la hermandad que optó por no arriesgarse y poner en juego su patrimonio ante una posible precipitación a lo largo de la noche. Así, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor, acompañada como siempre de San Juan, permanecieron en su templo. El lamento en el Alcázar Viejo llegó a eso de las 20:00, 45 minutos antes de la hora prevista para la salida.

En ese instante, la Misericordia caminaba entre La Corredera y Fernando Colón. La corporación decidió salir, recorte de su itinerario hasta Carrera Oficial mediante, y cruzó las puertas de San Pedro en torno a las 19:20. Pero en San Fernando, después de aguardar que pasara el Calvario, optó por regresar a su templo. La incertidumbre dejó paso definitivamente a la indecisión, pues fueron tres las vueltas que se dieron. El Perdón, mientras, discurría por la Mezquita Catedral. La hermandad radicada en San Roque quiso ser consecuente de principio a fin con su primera medida y fue la única, de las que la iniciaron, que completó su estación de penitencia. Eso sí, fue a paso mudá desde San Fernando y recibió una ligera lluvia. Con todo, su certeza y esfuerzo fue otro claro entre tanto oscuro.

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