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El Córdoba gana desde las entrañas

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Paco Merino

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Llevaba mucho tiempo esperando algo así. El Córdoba ganó y lo hizo bien, por derecho, desplegando una de sus actuaciones más convincentes y conmovedoras. Rafa Navarro ya sabe lo que es ganar un partido desde el banquillo del conjunto blanquiverde, que con su triunfo ante el Mallorca logra reavivar la llama de la esperanza en una permanencia que sigue pareciendo estadísticamente improbable. Pero los milagros se construyen sobre episodios como el de esta mañana dominical. Los cordobesistas vivieron un compendio de lo que está siendo su temporada 18-19: sobrevivieron a sí mismos y a todo lo demás. Fallaron un penalti, se hicieron un gol en propia puerta y aguantaron el tipo como pudieron en un larguísimo tiempo añadido, en el que la angustia se mascó con un trallazo del Mallorca que rechazó el larguero. Bailaron con el drama, pero salieron airosos. Vencieron con merecimiento a uno de los equipos más en forma de la categoría -llegaban los bermellones con tres victorias seguidas y seis semanas sin perder- y ahora vuelven a rehacer las cuentas. Que son difíciles de cuadrar, pero... quién sabe.

Rafa Navarro sorprendió -a medias, eso sí, porque el debate estaba abierto desde hace tiempo- con una decisión de calado. Cambiar al portero no es un retoque más: es un mensaje. Con las matemáticas en la mano, había una razón más que poderosa. El Córdoba es el equipo más goleado de toda la categoría y eso, más que ninguna otra cosa, es lo que le está condenando al sufrimiento continuo y al desplome en la clasificación. En lo que va de año solamente dejó la puerta a cero en un partido. Fue el único que ganó. En Tenerife, por un claro 0-2. Y ahí jugó de portero Marcos Lavín porque Abad, que está cedido por el cuadro chicharrero -rival directo en la permanencia, por otra parte-, no podía hacerlo por contrato. El joven meta madrileño tiene contrato con el club blanquiverde y se entiende que es el portero del futuro, donde quiera que esté el equipo. Así que Rafa Navarro le dio el sitio en un día que no era uno cualquiera.

Que el Córdoba se la jugaba se notó desde el pitido inicial. Apenas habían pasado unos segundos y Piovaccari chocó como un búfalo contra Sastre, que se revolcó de dolor sobre el césped de El Arcángel. Los de Navarro iban muy en serio, con los dientes apretados y acudiendo todos a una. Su puesta en escena resultó efervescente, forzando un par de saques de esquina en los dos primeros minutos y con una intensa presión que dificultaba las maniobras de un Mallorca bastante amodorrado. El primer impacto no tardó ni cinco minutos. En una buena acción combinada entre De las Cuevas y Andrés Martín, el centro del punta de Aguadulce al área lo cazó con habilidad Piovaccari para batir al meta bermellón.

Con ventaja tempranera, los blanquiverdes dominaban claramente el juego con un tremendo desgaste fisico y variadas amenazas de ataque. Especialmente activo estuvo en su banda Jaime Romero, que desequilibró constantemente y buscó también las diagonales para sacar faltas. Todo le iba de cara al Córdoba en unos minutos de alta intensidad, de los mejores que se habían visto esta temporada en El Arcángel.

El Mallorca tuvo su primera gran ocasión en el minuto 18 con una internada por la banda de Estupiñán, que tras rebasar a Fernández lanzó un pase en rosca que remató ligeramente desviado el bosnio Ante Budimir. El Córdoba rebajó el nivel de presión y el cuadro de Vicente Moreno aprovechó para armar sus primeras llegadas desde la banda izquierda y con pases filtrados de Salva Sevilla. El veterano medio almeriense rozó el empate en un lanzamiento de falta al borde del área en el minuto 25, pero su disparo seco fue desviado con apuros por Marcos Lavín, que estaba teniendo una mañana especialmente ajetreada.

El Córdoba la tuvo en el minuto 40. El cántabro López Toca señaló penalti por un derribo de Leo Suárez a Andrés Martín, que se buscó la vida con el ingenio que multiplica la necesidad. El sevillano caracoleó en el área y buscó el contacto con el argentino. El máximo castigo lo ejecutó Miguel De las Cuevas, que se dirigió con seguridad al balón. El extremo alicantino engañó al portero, pero quiso colocarla tanto que envió el balón alto por la zona de la escuadra. Los cordobesistas sintieron el golpe anímico por el error y el Mallorca intensificó su ataque en los últimos minutos de la primera parte. Dani Rodríguez estuvo a punto de marcar en una jugada embarullada en el área tras el saque de un córner. El intermedio llegó con una sensación rara de ocasión perdida por parte de los anfitriones, quienes sin embargo habían conseguido mantener cuarenta minutos una ventaja en el marcador ante un adversario.

La salida tras el descanso de Aridai Cabrera en lugar de Baba intensificó el poder ofensivo de un Mallorca que buscó con decisión el empate. El Córdoba perdió en los primeros minutos a Luis Muñoz, que abandonó el césped en camilla después de sufrir una lesión tras una mala caída, y tuvo que recomponerse con la entrada de Alex Vallejo. Los locales lo pasaron mal ante un Mallorca que quebró la resistencia del Córdoba en el minuto 60, con un remate cercano tras recibir un pase de Lago Júnior en una acción que fue protestada por parte de los cordobesistas reclamando un fuera de juego que era real. La bofetada fue sonora, pero el equipo de Rafa Navarro no agachó esta vez la cabeza.

La réplica cordobesista fue rápida, con un gol de Piovaccari tras centro de Álex Menéndez. El italiano batió a Manolo Reina con un cabezazo picado y devolvió la ventaja a un equipo local que actuaba con la fuerza de la desesperaciòn y se vació en el campo ante un Mallorca poco fino y muy nervioso ante la marcha inesperada de un partido que se les empezaba a ir de las manos. El entrenador bermellón, Vicente Moreno, fue expulsado del banquillo por protestar y el pleito se metía en su fase más caliente.

El Córdoba, espoleado por un público que disfrutaba de lo pocas veces visto -la última victoria databa de las vísperas de Navidad del año pasado-, alentaba a unos jugadores que estaban ya rotos por el esfuerzo. Pero siguieron. En juego estaba la propia vida. Un resultado distinto al triunfo hubiera supuesto poco menos que el adiós virtual a una categoría a la que ahora se agarran con desesperación.

El camino se allanó para los de casa aún más. Tras una brillante internada de Jaime Romero, frenada en el borde del área, el balón llegó a los pies de De las Cuevas, que con un lanzamiento de rosca la colocó en la escuadra para llevar el 3-1 al marcador. El extremo lo celebró como un poseído dirigiéndose al banquillo, donde todos se fundieron en un abrazo colectivo. Parecía que todo estaba hecho, pero... Esto es el Córdoba. Una desafortunada acción de la defensa blanquiverde concluyó con un autogol de Álex Menéndez, hostigado por Abdon, que añadió tensión al tiempo añadido. Fueron seis minutos que se hicieron eternos. Lago Júnior estrelló un balón en el larguero en la ofensiva final de los baleares, que reaccionaron demasiado tarde. La explosión de júbilo fue monumental. El Córdoba aún tiene vida.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 3: Marcos Lavín,  Fernández, Flaño, Álex Quintanilla, Álex Menéndez, Luis Muñoz (Álex Vallejo, 49'), Bodiger, De las Cuevas, Andrés (Blati Touré, 80'), Jaime Romero y Piovaccari (Carrillo, 74').

MALLORCA, 2: Manolo Reina, Sastre, Valjent, Raíllo, Estupiñán (Salva Ruiz, 63'), Baba (Aridai, 46'), Salva Sevilla, Dani Rodríguez, Lago Junior, Leo Suárez (Abdón Prats, 59') y Budimir.

ÁRBITRO: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Piovaccari, Luis Muñoz, Jaime Romero y Bodiger y al visitante Estupiñán. Expulsó del banquillo al entrenador del Mallorca, Vicente Moreno.

GOLES: 1-0 (4') Piovaccari. 1-1 (60') Abdón Prats.

2-1 (65') Piovaccari. 3-1 (73') De las Cuevas. 3-2 (88') Álex Menéndez, en propia puerta.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo segunda jornada del campeonato nacional de Liga 1/2/3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 8.148 espectadores.

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