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Y a partir de ahora... ¿qué hacemos?

Rafa Navarro da instrucciones desde el banquillo | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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Entrenamiento a puerta abierta para empezar la semana. Las mismas caras, los mismos discursos. Un día más en la oficina de la Ciudad Deportiva. El departamento de marketing buscando cómo rizar el rizo para captar la atención de una afición que a fuerza de decepciones está cayendo en brazos de la resignación. La rueda sigue girando. El Córdoba 18/19 vuelve a empezar de cero en esta temporada de temporadas, en la que está viviendo a cámara rápida todos los episodios clásicos de una crisis global. Rafa Navarro, el hombre de la casa al que han llamado para arreglar la avería, tratará desde hoy de armar el equipo para recibir el próximo domingo al Sporting de Gijón. Qué puñetero es el fútbol. El equipo ante el que se vivió la mayor fiesta desde el ascenso a Primera, no hace ni un año, vuelve ahora con la misión de echar una paletada más de arena encima de un Córdoba que dice que se resiste a que lo entierren aunque no termina de hacer demasiado para que no le consideren un muerto en vida. De momento, se ganó a pulso su condición: es el último de la Liga 1/2/3. El Extremadura le dio una guantada con la mano abierta.

Le faltan 13 jornadas y 12 partidos. Uno lo tiene ganado: será el que le enfrente al Reus el 5 de mayo. Uno a cero, puerta imbatida y tres puntos. El sueño de un equipo, el blanquiverde, al que el varapalo en Almendralejo le ha dejado contra las cuerdas. Perdió allí todo lo que podía perder: el partido, el golaverage, la compostura, el crédito y hasta la vergüenza. Resulta evidente que en el grupo, de identidad difusa por los contínuos vaivenes, hay intereses de todo tipo y no todos concuerdan. Rafa Navarro los quiere juntitos en el césped, aunque en otros escenarios cada cual tire por su lado. Cuando llegan los problemas suele suceder. Y el Córdoba los lleva coleccionando desde hace mucho tiempo.

Con 22 puntos sumados y 39 aún en juego, el sector más optimista del cordobesismo basa sus ilusiones de permanencia en que esta campaña no parece que sean necesarios los 50 puntos. El Córdoba necesitará ganar más de la mitad de los que faltan y, tal y como lo viene haciendo, no hay demasiados motivos para amasar esperanzas. Lo de Almendralejo fue un golpe brutal. El rival, que solamente había ganado un partido en lo que va de año, llevaba ocho jornadas sin vencer y mostraba en indecoroso cartel de peor local de la Liga. Pese a sus doce fichajes de invierno, entre ellos José Antonio Reyes. Al utrerano le aplaudieron los quinientos seguidores cordobesistas que asistieron al suplicio ante el Extremadura, que vapuleó a un Córdoba fallón y sin suerte. No supo ganársela tampoco. Perdió con estrépito donde no debía y ahora tendrá que hacer milagros para cuadrar cuentas.

Navarro empieza hoy a trabajar otra vez para que el Córdoba pueda conseguir “cosas importantes”, como dijo en la sala de prensa todavía bajo estado de shock y sin querer hacer más sangre en un vestuario en el que muchos están mirando ya la puerta de salida. El conjunto blanquiverde es el más goleado de la Liga (54) y el que menos partidos gana (4). Por detrás de él ya solo está el Reus, expulsado de la Liga. Por delante van el Nástic (24) y el Extremadura (27), cerrando el cuarteto que desciende. La salvación la marcan Zaragoza y Lugo, ambos con 31. Nueve por delante.

A partir de ahí, todo lo demás. Le queda recibir en El Arcángel a Sporting, Mallorca, Lugo, Zaragoza, Nástic y Osasuna. En la agenda de viajes tiene apuntados Cádiz. Elche, Oviedo, Las Palmas, Rayo Majadahonda y Deportivo de La Coruña. En Riazor cerrará ciclo. Navarro dijo a su llegada que su ilusión era lograr la salvación en casa, en la penúltima jornada, frente a Osasuna. Si eso sucede, se ganará la beatificación.

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