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Mariola Membrives, Marc Ribot, Lorca y un desierto en La Alpujarra

La cantante cordobesa Mariola Membrives

Juan Velasco

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La cantante y compositora cordobesa Mariola Membrives está a punto de cerrar un ciclo personal. A un lado de la puerta está “Federico”. Al otro, ella misma. Y entre ambos, un invitado de excepción: Un guitarrista en Nueva York (aunque nacido en Nueva Jersey), Marc Ribot.

Lorca, Spanish Songs es la última parada del viaje artístico que ha emprendido esta intérprete, una triple amenaza como actriz, como cantante y como artista. De ascendencia jienense, criada en Córdoba y formada en Barcelona, Mariola Membrives ha huido siempre deliberadamente de lo convencional para esculpir una carrera brillante, constante y vibrante. Adjetivos deliberadamente escogidos porque definen la acción.

Y es que Mariola Membrives no ha parado quieta en los últimos años, ni ha dejado de oír las llamadas que le llegaban de fuera. Entre su disco Llorona, que grabó con el contrabajista Masa Kamaguchi, y sus papeles con La Fura dels Baus, hay tres toques de “Federico”: La primera, la impactante revisión jazzística que hizo del Omega del cuarteto -Lorca/Leonard Cohen/Morente/Lagartija Nick-; La segunda, la obra de teatro Federico García, que lleva más de cien funciones y que sigue impactando al público contando la vida del poeta; Y la tercera parada es la menos lorquiana de todas, la más mariolista de todas, y ve la luz este viernes en todas las plataformas musicales.

Lorca, Spanish Songs es un disco creado por Membrives y Daniel García Diego a partir de las Canciones populares españolas que en 1931 inmortalizó La Argentinita con el piano de Federico García Lorca, una de las facetas menos conocidas de un poeta que, para Membrives, es “un símbolo” y un “catalizador” que une a personas, como es el caso de ella y el guitarrista Marc Ribot, quienes, pese al océano de distancia y ayudados por las nuevas tecnologías, han podido construir un disco que suena “como un desierto en La Alpujarra”.

“Lorca está en nuestra tierra desde siempre. Lorca no nació ni murió. Es una poesía en el aire que yo la escucho desde que soy chica. En el cole, con mi abuela... La nana esa popular es Lorca, pero también es Andalucía”, reflexiona la cantante, que quiso vestir este tono de nana y de juego infantil con la crudeza sonora de Marc Ribot.

Para el artista americano, explica Membrives, Lorca es un mito, y su compromiso con el proyecto fue total. “Lo que le pedías te lo devolvía multiplicado por cinco”, recuerda la compositora, que detalla que le mandaron al guitarrista las pistas con anotaciones sobre cada canción e indicaciones para que esta leyenda viva de la vanguardia jazz y rock le aplicara su particular visión. Ribot llegaba a Lorca, además, después de grabar con Tom Waits un disco muy político contra Donald Trump.

Y, si bien no sabemos qué pensaría hoy Trump de un poeta español y homosexual, ni si Lorca llegaría a pasar la aduana con la actual política migratoria, lo que parece fuera de toda duda es que el atractivo del poeta malogrado sigue intacto generación tras generación. Para Membrives la clave está en que “hay algo un poco pendiente” que el propio Lorca no pudo cerrar, y que afecta a todo el que contacta con su obra.

“Lorca es un catalizador, él une a personas y a situaciones”, remata la cantante, que, eso sí, por el momento se despide del poeta. “Estamos en paz, Federico”, concluye Membrives, risueña.

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