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¿A quién le importa?

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Paco Merino

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La colección de oportunidades perdidas aumenta para el Córdoba, que sigue embrollado y sin patrón para salir de su laberinto. No pudo tampoco con el Rayo Majadahonda, un recién ascendido que llegó sin entrenador y con algunos exblanquiverdes en sus filas. Pudieron incluso los madrileños llevárselo todo y dejar incendiado El Arcángel, un reino profanado. Si esto es todo lo que puede hacer el Córdoba, más vale ir desempolvando el santoral. En un partido absolutamente clave para sus pretensiones de permanencia, el conjunto de Curro Torres estuvo en un tono grisáceo. Lo de correr se da por supuesto, al igual que la intención de hacer todo lo posible por ganar. Hasta ahí podíamos llegar. La afición, muy escamada ya, caló pronto la situación y mostró su desaprobación primero -pitada brutal en el descanso- y su desconexión sentimental al final, marchándose a casa con la sensación de tener poco que ver con lo que está sucediendo en el Córdoba en el césped y en el palco. Sobran palabras y faltan hechos. La negación de la realidad que se percibe en los principales actores del club produce espanto.

El Rayo se hizo grande ante un Córdoba timorato, que no fue capaz de contrarrestar el juego del contrario y en el tramo final terminó defendiendo su punto para al menos no caer en picado en la clasificación. Después de jugar contra el último -la semana pasada ante el Nástic- y frente al rival más directo, el conjunto de Curro Torres solamente ha capturado un punto y ha dejado sensaciones entre malas y horrorosas. La opción de salir de los cuatro últimos puestos se ha diluido en un frustrante arranque de enero, un mes fundamental para resolver el futuro de la entidad en todos los aspectos. Con espectáculos como el que se vio en El Arcángel -con más de diez mil espectadores, ojo, y sin entradas de saldo- en la matinal del domingo, todo parece un poco más lejos.

El Córdoba sigue alimentando su condición de rey de las paradojas. El brazalete de capitán lo lució un futbolista que ya ha dicho que se quiere ir de aquí. Y para resolver el problema del gol recurrió a un jugador que llevaba meses sin ni siquiera ser citado. A Curro Torres le pareció buena idea dar un sitio como titulares a dos hombres con una situación controvertida: Aythami y Erik Expósito. El defensa suspira por regresar a Las Palmas y el delantero -a préstamo por parte del club canario- no venía contando para nada en absoluto a la hora de abordar la competición, siendo un descarte habitual. Pasó de la grada al once ante un pleito de trascendencia. Asumir riesgos también es esto. El punta pasó como una sombra por el partido, esperando balones que no llegaban; terminó siendo sustituido en medio de una pitada estruendosa. Lo de Aythami fue aún peor: cuando el Córdoba parecía tener más sangre en las venas, el canario vio la segunda tarjeta amarilla y su equipo -todavía lo es- se quedó con diez. Le dijeron de todo menos bonito. Esa es la banda sonora de la ruina.

En el Rayo Majadahonda, un club modestísimo que visitaba por primera vez El Arcángel, se detectaban presencias que traían a los aficionados recuerdos de otros tiempos. En el equipo inicial figuraba Luso Delgado, uno de los héroes del ascenso a Primera División en 2014. También Verza, uno de esos jugadores engullidos por el drama blanquiverde en su momento y que luego hicieron carrera en el fútbol: llegó cuando era un joven prometedor con el Córdoba desplomado en Segunda B y siempre le echaron en cara los números de su contrato. Y en el banquillo, Asen. El ahora preparador físico del cuadro madrileño fue uno de los rostros del Córdoba que resucitó para el fútbol profesional hace una década saliendo de la Segunda B en un legendario partido en El Alcoraz de Huesca.

El cuadro majariego, que compareció sin su técnico Antonio Iriondo -convaleciente por enfermedad-, trató de acreditar desde el arranque su fama de buen manejador del balón y buscó el protagonismo a través de la posesión. El Córdoba se la discutió desde de la presión y el resultado de esa colisión fue un espectáculo intenso, con muchas faltas y pocas llegadas a las áreas. Los porteros se mantenían como espectadores en un choque con poca calidad y mucha briega. Jovanovic no logró conectar bien el disparo tras un servicio de Jaime Romero, mientras Erik permanecía como un islote.

El Rayo se dejò ver. Toni Martínez lanzó zapatazo que acabó perdido en la grada de fondo para dejar un tibio testimonio en ataque. Un centro de Benito estuvo a punto de cazarlo Aitor, que acudía en carrera, pero Carlos Abad se le echó encima antes de que pudiera meter el pie para rematar. Hasta el minuto 25 no llegó el primer lanzamiento entre los tres palos. Lo hizo Jovanovic sacando un disparo escorado que detuvo con seguridad Ander.

El Córdoba fue cogiendo el pulso ante un Rayo que reculó para mantenerse bien posicionado, conteniendo a una escuadra local que empujaba con más voluntad que acierto. Los blanquiverdes cogían un mando ficticio, moviendo la pelota por zonas intrascendentes y con una alarmante falta de recursos en el área contraria. Sin el recurso habitual del balón parado -se echa de menos a Javi Lara ahí-, el Córdoba se quedaba a verlas venir. Esa comodidad local la rompió Iza con un potente remate que entró en la portería de Abad tras tocar en el palo. El 0-1 destrozó anímicamente al equipo de Curro Torres, que encadenó pifias y quedó a merced del Rayo hasta el final de una primera parte que concluyó con una fuerte bronca de la hinchada local. Se vieron pérdidas absurdas, malos gestos y discusiones entre jugadores y chufla desde la grada. El partido era ya un suplicio.

Tras el descanso, Curro Torres dejó fuera a Aguado para dar entrada al veterano Alfaro y poco después retiró a Erik para buscar una respuesta en el veterano Piovaccari. Al joven jugador canario le obsequiaron con una dura reprimenda desde el graderío. Habría que preguntarse por qué le echaron a los leones de esa manera en una situación como la suya. Su porvenir en El Arcángel es nulo. Ahora, más. A Piovaccari le ovacionaron al salir. El tanque de Gallarate se ha convertido en un ídolo para la gente del Córdoba, que aprecia su orgullo y su estilo. Este verano estaba en el paro, buscándose las habichuelas en el escaparate de la selección del sindicato AFE, y ahora es el máximo goleador del equipo y el único que fue capaz de provocar algún estremecimiento en los cuerpos cordobesistas que no estuviera producido por la gélida temperatura.

El Rayo, bien colocado, protegía su ventaja a la espera de aprovechar algún contragolpe frente a un adversario muy nervioso. En medio del atasco local apareció la figura de Piovaccari, que agarró el balón para dejar atrás a su marcador con un cambio de ritmo y batir a Ander con un lanzamiento fortísimo. El empate cambió el escenario a falta de veinte minutos. El aroma de una remontada sobrevolaba El Arcángel, más por el recuerdo de episodios pasados que por el juego de los de Curro Torres, que no era precisamente alentador. El talante de Piovaccari insufló ánimos y enervó al graderío, que apretó para la remontada. Pero la fogosidad local se apagó con una acción clave. El Córdoba se quedó con diez al ver Aythami la segunda tarjeta amarilla. El canario cumple ciclo y no jugará el próximo partido con los blanquiverdes. Quién sabe si éste fue el último. “Vete a Las Palmas”, coreaban desde el fondo cuando el central enfilaba con mala cara el túnel de vestuarios.

Al Córdoba se le vino el mundo encima. El Rayo apretó ante un adversario al que la necesidad obligaba a tomar riesgos. Iza y Aitor sembraron el pánico en el área cordobesa con sendas ocasiones. Curro Torres optó por retirar a Jovanovic para acorazar el área con el central Quintanilla y el Rayo refrescó el mediocampo con Enzo Zidane. Ese último movimiento del banquillo cordobesista ya resultaba revelador: Torres defendía el punto y los jugadores fueron consecuentes con el mensaje. Aitor pudo marcar en el 86, pero Abad detuvo su disparo. El Córdoba se atrincheró con orden y poco más hizo ante un Rayo Majadahonda que defendió con pericia su punto hasta el final. El Córdoba se quedó sin cumplir el objetivo y sigue sin depender de sí mismo. Igual que en los despachos. El virus de la incompetencia afecta a todos.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Carlos Abad, Loureiro, Luis Muñoz, Aythami, Javi Galán, Álex Vallejo, Blati Touré, Jovanovic (Álex Quintanillla, 77'), Aguado (Alfaro, 46'), Jaime Romero y Erik Expósito (Piovaccari, 55').

RAYO MAJADAHONDA, 1: Ander, Verdés, Luso, Galán, Óscar Valentín, Isaac Carcelén, Fede Varela, Verza (Enzo, 77'), Varela (Benito, 19'), Toni Martínez (Aitor García, 60') y Aitor Ruibal.

ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (Comité Castellano Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla al local Luis Muñoz y al visitante Óscar. Expulsó a Aythami en el minuto 71 por doble amonestación.

GOLES: 0-1 (37') Iza. 1-1 (63') Piovaccari.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésimo primera jornada del campeonato nacional de Liga 1/2/3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 10.651 espectadores.

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