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Catástrofe ambiental: millones de aves migratorias muertas por la cosecha nocturna del olivar súper intensivo

Pájaros muertos mezclados con aceitunas recién cogidas del olivar súper intensivo.

Alfonso Alba

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La cosecha nocturna del olivar súper intensivo está provocando una “alta mortandad” entre las aves migratorias, que aprovechan la falta de luz para descansar en los olivos. Un informe elaborado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, por una denuncia iniciada por Ecologistas en Acción en la provincia de Córdoba, ha concluido que existe relación entre esta nueva práctica agrícola y la muerte masiva de muchas de estas aves. De hecho, las informaciones distribuidas por Ecologistas muestran los cadáveres de los pájaros entre las aceitunas recién cosechadas.

De hecho, el informe es tan contundente que los técnicos de Medio Ambiente plantean la posibilidad de prohibir la cosecha nocturna del olivar súper intensivo por el enorme impacto ambiental que estaría causando en la fauna del Sur de la Península. Y aseguran que se trata de un problema ambiental de carácter muy grave, ya que muchas de esas aves son migratorias y proceden de todo el continente europeo, que podría quedarse sin pájaros de seguir adelante esta novedosa práctica agrícola.

El documento, al que ha tenido acceso este periódico, alude a “varias fuentes simultáneas” (Ecologistas en Acción, Delegaciones Territoriales de la Consejería de Medio Ambiente y el servicio del Seprona de la Guardia Civil) sobre estos hechos. El informe tiene su origen, de hecho, en la sesión ordinaria del Consejo provincial de Medio Ambiente y Biodiversidad de la provincia de Córdoba del pasado 11 de enero. Ese día se alcanzó el acuerdo de investigar estos hechos, que el mismo día 29 fueron corroborados por técnicos de la Delegación, que aportaron datos e imágenes del daño que estaba provocando la cosecha nocturna de estos olivares. A esta información se le unió otra aún más grave, remitida por los responsables del Seprona de la Guardia Civil, en el que a través de un oficio preguntaban “si los hechos objeto de este informe suponen hechos presuntamente delictivos”.

“Una vez hechas las comprobaciones y contrastadas las informaciones recibidas desde diferentes fuentes, la Consejería de Medio Ambiente constata que existe un problema de carácter ambiental, derivado de la modalidad de cosecha del olivar en régimen de superintensivo. Es un problema real, actual y de graves repercusiones ambientales, que trascienden los límites geográficos andaluces y nacionales, afectando a valores ambientales de diversos países del ámbito de la Unión Europea”, advierte el informe de la Junta de Andalucía.

“El problema en sí viene determinado porque la cosecha del olivar súper intensivo no solo se realiza en horas diurnas, como ha venido siendo hasta la fecha, sino también en horas nocturnas y es aquí donde nace el problema”, prosigue el documento oficial. “El resultado es una mortalidad provocada por causas humanas cuya magnitud es preocupante, al margen de otras consideraciones de índole legal. Entre los meses de agosto y finales de noviembre varios millones de aves migratorias europeas llegan a Andalucía para pasar el invierno o bien hacen parada aquí en su viaje hasta el continente africano. Una buena parte de este contingente se refugia en setos para dormir y pasar la noche, lo que supone un momento delicado en la vida de estas aves al estar vulnerables a numerosas variables ambientales, razón por la que el legislador ha querido garantizar su protección legal durante esta fase”, agrega.

El informe detalla que “las cosechadoras de súper intensivo laborean durante el día, lo cual no supone un impacto negativo en las aves. Como se ha dicho, el problema surge cuando se realiza durante horas sin luz solar, cuando estos importantes contingentes de aves se encuentran dormidas y vulnerables en los setos de olivar que son cosechados, sin margen alguno para poder escapar. Tal es así al estar además ayudados de focos y faros de luz, lo que ciega a las aves e impidiendo su escape. Por esta razón la normativa andaluza y nacional prohíbe terminantemente utilizar focos de luz en horas nocturnas para la caza de pequeñas aves, a tenor de su enorme vulnerabilidad en estas condiciones”, continúa relatando el documento.

“Al caer la noche, las aves que llegan de la migración se refugian a dormir en los setos de olivar súper intensivo y es entonces cuando las cosechadoras, equipadas con potentes focos de luz, se colocan por encima de los setos para cosecharlos, depositando los materiales colectados sobre el remolque que llevan adosado. Es ahí donde se pueden encontrar los cadáveres de aves amontonados entre la aceituna y

hojarasca engullidos por la maquinaria“, describe el informe, con toda la contundencia posible.

En principio, se ha detectado que las especies afectadas por esta muerte masiva de la cosecha de los nuevos modelos del olivar son: Currucas Cabecinegra (Sylvia melanocephala), Mosquitera (Sylvia borin) y Capirotada (Sylvia atricapilla), Zorzal Charlo (Turdus viscivorus), Común (Turdus philomelos) y Alirrojo (Turdus iliacus), Petirrojo (Erithacus rubecula), Verderón (Carduelis chloris), Mosquiteros Ibérico (Phylloscopus ibericus), Común (Phylloscopus collybita), Musical (Phylloscopus trochillus) y Papialbo (Phylloscopus bonelli), Jilguero (Carduelis carduelis), Pardillo (Carduelis cannabina), Lavandera Blanca (Motacilla alba), Cascadeña (Motacilla cinerea) y Boyera (Motacilla flava).

La mayoría de estas aves proceden de Francia, Holanda, Bélgica, Alemania y Escandinavia, aunque también de Reino Unido y los países bálticos, por lo que se trataría de un problema ambiental de carácter europeo.

El documento de Medio Ambiente es muy concreto en cuanto al censo de aves que pierden la vida por estas nuevas prácticas agrícolas. De hecho, se contabilizan hasta 100 aves muertas por cada remolque cosechado. Es decir, un centenar de aves por cada hectárea. “Teniendo en consideración la extensión en hectáreas que Andalucía dedica a este tipo de olivar y considerando la distribución de rutas de aves migratorias, todo apunta a que cada campaña olivarera de súper intensivo, en la que se cosecha durante la noche, las estimas más conservadoras apuntan a que esta práctica estar afectando a 2,6 millones de aves cada año en Andalucía, especialmente en las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén”, según la información de la propia Consejería.

Pero el informe, incluso, va más lejos. Según la información de la Guardia Civil, muchas de esas aves son “vendidas” por “operarios” al “mundo de la hostelería rural para el consumo como pajarito frito”. “Esta práctica es ilícita y altamente perseguida por la Consejería competente en materia de Salud por carecer de las suficientes garantías sanitarias”.

“La mejor opción para poner fin al problema es que desde esa Consejería se prohiba la cosecha de olivar en súper intensivo durante horas nocturnas, lo cual impediría que las aves migratorias sean capturadas bajo la acción de los focos”, concluye un documento que puede tener una enorme trascendencia europea.

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