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Belalcázar: donde las guerras y luchas nobiliarias no pudieron derribar su castillo

Castillo de Belalcázar | FERNANDO HERMOSO

Alejandra Luque

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En un cerro elevado y alejado del entorno urbano se levanta el Castillo de los Sotomayor-Zúñiga, la primera familia de origen gallego (Sotomayor) y la segunda de origen navarro (Stuñiga, luego Zúñiga). Gutierre de Sotomayor crea el señorío de Gahete (nombre anterior de la población hasta 1466) por concesión de una serie de villas por parte del rey Juan II. Con su sucesor, Enrique IV, pasa de señorío a Condado, con un nuevo nombre: Belalcázar. Sobre un promontorio artificial, fruto de las numerosas civilizaciones que aquí se han asentado, rodeado de un foso, la construcción se compone del castillo bajomedieval de la segunda mitad del siglo XV y el palacete renacentista del siglo XVI. Ha sido testigo de batallas nobiliarias, guerras bélicas y una búsqueda por la perpetuación de un linaje que marcaron la evolución y el discurrir de este castillo.

La historia comienza en 1444, cuando el rey Juan II de Castilla donó Gahete y su término al Maestre de la Orden Militar de Alcántara, Don Gutierre de Sotomayor, junto con Hinojosa, Fuente la Lancha y Villanueva, en agradecimiento a los servicios prestados en la guerra civil contra los Infantes de Aragón. Don Gutierre de Sotomayor concertó el matrimonio de su hijo Alfonso de Sotomayor con Doña Elvira de Zúñiga, hija del Conde de Plasencia. Con este enlace, el Maestre se aseguró acrecentar el patrimonio familiar y perpetuar el linaje, tan próximo a la Corte. Sin embargo, en 1464, Alfonso de Sotomayor falleció en La Deleitosa y quedó al frente de todo Elvira de Zúñiga, amiga íntima de la reina Isabel I de Castilla y fundadora del Convento de Santa Clara de la Columna, a un kilómetro de la localidad de Belalcázar. 

Es difícil señalar una fecha exacta de construcción del Castillo de Belalcázar dada la destrucción de documentos que experimentó el archivo de la provincia. Sin embargo, a través de estudios como el de Emilio Cabrera, titulado El Condado de Belalcázar (1444-1518), o el más reciente de Alberto León, Las fortalezas de Belalcázar, se puede afirmar que el castillo fue construido en la segunda mitad del siglo XV. Tal vez se iniciasen las obras en 1450 y finalizaron con un cambio en el diseño original y las necesarias reformas interiores para acondicionarla como vivienda por parte de Don Alfonso y Doña. Elvira, hacia 1483, año de su muerte. El Cronista de Belalcázar, Feliciano Casillas, sostiene también estos argumentos gracias a otros estudios.

A pesar de que su exterior se encuentra mejor conservado, los restos de otras épocas dejan ver las grandes transformaciones que ha vivido este palacio: cuando pasó de ser un castillo a una residencia palaciega. La Guerra Civil española no se cebó con esta fortaleza ya que el mayor daño que sufrió fue durante la Guerra de la Independencia, cuando las tropas francesas lo acondicionaron para dar cobijo a toda su guarnición. Además, los franceses también saquearon la ermita de Nuestra Señora del Castillo, junto a la fortaleza, de la que tan sólo quedan unas paredes (hay una casa construida encima que aprovecha esos muros, hoy en ruina). El castillo apenas ha tenido intervenciones arquitectónicas, solo una leve entre los años 1980-1981, cuando se reparó la perdida de una esquina en una de las torres y se tapiaron grandes huecos en los muros para evitar el acceso al interior.

Observarlo obliga a fijar la vista en la Torre del Homenaje, la más alta de España, con sus 47 metros de altura. Toda la construcción se asienta sobre una fortificación musulmana, cuyos muros son hoy visibles (hay presencia de las siguientes civilizaciones: árabes, visigodos, romanos y pueblos prerromanos).  La Torre del Homenaje concentra las mejores estancias, pues estaba acondicionada para la vida familiar. Tras el matrimonio de Don Alfonso y Doña Elvira, el castillo sufrió una profunda transformación interior, que alarga su construcción, comenzando por la reducción del patio de armas, que pasa a conformarse como claustro (tuvo que ser parecido al del interior del Convento de Santa Clara), al construirse las galerías con artesonados mudéjares que daban paso a las nuevas estancias. Todo obedece al cambio del status nobiliario, al pasar de señorío a condado.

Con el discurrir de los siglos y los sucesivos matrimonios, la Casa Condal de Belalcázar pasa a ser un título importante dentro de la Casa ducal de Béjar, a partir de la primera mitad del siglo XVI. Entre 1538-1544, Francisco de Zúñiga y Sotomayor, III Duque de Béjar y IV Conde de Belalcázar, construye el palacete renacentista adosado a la esquina sureste del castillo. A finales del XVIII pasa a engrosar los títulos de la Casa Ducal de Osuna. Las cuantiosas deudas acumuladas de los duques de Osuna, sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX les llevaron a tener que desprenderse de numerosas tierras para pagarlas. Así, la familia Delgado de Belalcázar, administradora del patrimonio de los Duques de Osuna, se hace con las tierras en las que se asienta el castillo, mediante escritura pública de propiedad en la segunda mitad del siglo XIX.    

Su deterioro patente llevó a que en 2003 se constituyera la Asociación Amigos de Belalcázar que, a partir de 2005, empezó a movilizarse para que el castillo cayera en manos de la Junta de Andalucía. Ello con el único objetivo de acometer las labores de acondicionamiento y reforma necesarios para hacer visitable el monumento. Durante 2005 y 2007, la asociación recogió cantidades ingentes de firmas que llevó al Parlamento de Andalucía. Fue entonces cuando el Gobierno autonómico, tras tratos con los propietarios, adquirió el Castillo el 14 de enero de 2008 para su rehabilitación y realización de visitas y eventos culturales.

Nombrado Bien de Interés Cultural en 2009 (englobando el castillo de Gahete, la fuente del Chorrito y el Conjunto hidráulico del Pilar, cercanos a la fortaleza), la Junta comenzará en apenas unos días las obras de consolidación y puesta en valor de este enclave histórico. Unas obras que se alargarán durante 15 meses y que permitirán recuperar este atractivo cultural y turístico.

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