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La otra liga del Córdoba: una remontada para la historia

Sandoval, manteado tras el Córdoba -Sporting de Gijón (3-0) en El Arcángel | ÁLEX GALLEGOS

Cristian López

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Ningún cordobesista olvidará jamás el curso 2017/18. El año de los contrastes. La temporada de un sufrimiento constante. De no desfallecer. De creer hasta el final. De aferrarse a un sentimiento, sin condiciones, y sean cuales sean las consecuencias. No había otra solución para reconducir un camino que parecía completamente perdido. El Córdoba CF se plantó en el mes de agosto del pasado año con la energía renovada y la ilusión por las nubes, tras protagonizar la mejor pretemporada de su historia. Único equipo del fútbol profesional invicto en la fase de preparación. Sin embargo, la realidad pronto le haría ponerse en un sitio mucho más oscuro que el esperado. El que nadie desea y del todos tratan de huir. Pero mucho tuvieron que sudar los blanquiverdes para escapar. De hecho, prácticamente todo ha cambiado en la estructura del club entre el principio y el final de la campaña. Desde la propiedad hasta los jugadores, pasando por el consejo de administración, la dirección deportiva y una nómina de 4 entrenadores (Carrión, Merino, Romero y Sandoval) y 37 futbolistas utilizados. Todo en busca de un milagro a tumba abierta.

La revolución del técnico de Humanes tuvo su inicio en el punto más trágico para el equipo. Después de acumular numerosos récords negativos para la historia, el Córdoba caía por 1-2 ante el Granada en El Arcángel, después de desperdiciar en los últimos diez minutos la ventaja que tenía tras el gol de Alfaro en el 45. Aquello ocurría un 18 de febrero (jornada 27), y por entonces la salvación se situaba a 13 puntos (+1 del golaverage), que marcaba en ese momento el Nástic. Pocos creían -con argumentos razonables- en la permanencia, por lo que la parroquia cordobesista tuvo que tirar de épica y de optimismo irracional. Ese que lleva acompañando al cuadro califa durante toda su historia. El Eibar de la campaña 1998-99 era el único precedente de haber logrado recuperar dicha renta a esas alturas de curso. Un auténtico milagro.

La metodología de Sandoval radicaba en mirar el calendario por bloques de 5 partidos, tratando de rebajar la presión a los jugadores con objetivos mucho más cercanos y asumibles. Y fueron llegando los resultados. Después de haber sumado apenas 19 puntos, con 5 triunfos y 4 empates, el Córdoba varió radicalmente su dinámica venciendo a Valladolid (2-1), Alcorcón (1-2), Lugo (1-0) y Nástic (2-0), además de empatar ante el Oviedo (1-1). En apenas cinco encuentros ya había conseguido alcanzar casi los mismos puntos que en los siete meses anteriores. Y la distancia con la salvación se redujo a 4. La ilusión empezaba a brotar con una fuerza desmesurada en El Arcángel. El bache ante el Numancia (2-1) no amilanó a los cordobesistas, que consiguieron sacar con notable entrega y sufrimiento dos auténticas finales frente al Lorca (1-0) y Sevilla Atlético (3-0), dos equipos descendidos desde hacía semanas pero que se encontraban por entonces en el mejor momento de la temporada, además de rascar un valioso punto en El Sadar (1-1). Ahora, únicamente la diferencia de goles con el Almería les impedía sacar la cabeza definitivamente.

Y ahí llegó el frenazo. Dos caídas consecutivas ante un adversario directo como la Cultural Leonesa (2-1) y frente a un Huesca (2-4) de Primera, hicieron sonar las alarmas y despertaron los nervios de una afición que andaba enloquecida, agotando las entradas en casa semana tras semana y lanzándose en masa a la carretera en cada viaje. Restaba un final de competición no apto para cardíacos. Pero ahí se movieron mejor que nadie los pupilos de Sandoval. En su otra liga. La más complicada de todas. La que en su día le obligó a recortar una distancia de 13+1, que no sólo significaba vencer tus compromisos, sino también esperar que tus rivales más cercanos tropezaran. Una hazaña, como rezaba el lema del club, sólo para valientes. El Córdoba logró tres puntos de oro ante el Rayo (1-2), remontando el gol inicial de Raúl de Tomás y frustrando el primer intento de promoción del cuadro madrileño, y desató la locura contra el Almería (2-0), resultado que además les daría el golaverage. Algo que terminaría siendo decisivo. Apenas restaban dos encuentros y el Córdoba seguía metido abajo, aunque ahora sí, a distancia cero.

En el momento en el que las piernas flaquean y el cuerpo dice basta, los blanquiverdes no renunciaron a su escalada. Un esfuerzo físico y mental. “Llevamos 500 finales en cuatro meses. Hemos sufrido mucho”, decía Aythami al término del duelo ante el Reus (1-2). El autor del gol de la victoria, ése que impactó con la rodilla pero que fue impulsado por “Córdoba entera”. La liberación llegaba siete meses después. Fuera del descenso y dependiendo de sí mismo en la última jornada ante el Sporting de Gijón. Un duelo a vida o muerte, y que resolvió a la perfección despachando un rotundo 3-0. Fiesta en casa en la otra liga del Córdoba. Su liga. La que ganó con creces. Al final bajaron Leonesa, Barcelona B, Lorca y Sevilla Atlético. El Arcángel no se rindió.

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