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El desmentido permanente

Valentín y Vallejo, en Tenerife | LOF

Paco Merino

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La dolorosa realidad mata todos los discursos. El Córdoba está metido en un bucle diabólico: cada fin de semana aborda los partidos -las finales, como suelen decir los protagonistas en estos casos- con la misión de desmentir lo que dicen de él los datos, que siempre hablan con crudeza y sin matices. El mismo argumento al que se aferran en El Arcángel -las matemáticas- es el que dibuja un panorama calamitoso para el equipo de -todavía- Jorge Romero. El equipo más goleado del fútbol profesional en España aborda una remodelación para arreglar el desaguisado... y le meten cinco. Ya está a once puntos de la permanencia y lo peor del asunto es que lo improbable vuelve a parecer imposible. Habrá que ver hasta cuándo se mantiene la ficción de la permanencia en un Córdoba que no encuentra el modo de compensar una montaña de despropósitos que está aplastándole.

Dejó Romero en el banquillo a Fernández -rehabilitado tras cumplir sanción y fijo siempre que estuvo en condiciones- para confiar en el infatigable y corajudo Caro en el flanco derecho de la defensa, esa línea bajo sospecha permanente y, por eso, en obras que nunca terminan. Los dos centrales llevan unos pocos días juntos y en el lado izquierdo ha terminado acoplándose un extremo, Javi Galán, ante los funestos resultados de la pasarela de especialistas en el puesto. Por lo demás, los mismos del día ante el Barcelona B exceptuando a Edu Ramos -sancionado-, cuyo puesto ocupó el victoriano Álex Vallejo, que está para lo que le manden cuando sea menester. Hay sobredosis de mediocentros y pivotes -no han parado de llegar-, así que la oportunidad de reivindicarse estaba ahí.

El Tenerife, con Etxeberría recién llegado al banquillo, es uno de esos equipos que anda metido en un embrollo: piensa en engancharse en el play off de ascenso a Primera División, pero la cuestión es que arrancó el pleito con un punto de distancia sobre los puestos de descenso a Segunda B. Esto es la Segunda, amigos. Lo del Córdoba va de otro palo. Lo suyo es recuperar -primero ante sí mismo- su condición de aspirante a la permanencia con unos niveles de credibilidad humanamente aceptables. Luego están los milagros, ya saben.

Al Córdoba se le torcieron pronto los planes. A los seis minutos ya iba perdiendo. Juan Villar resolvió con un zurdazo brutal una jugada colectiva en la que quedó patente que jugadores los chicharreros fueron más rápidos y decididos. Ante rivales que combinan, la zaga cordobesista lo suele pasar mal. Malbasic, Casadesús y Juan Villar, muy móviles, abrían grietas en la retaguardia y Pawel entendió pronto que le aguardaba una noche complicada. Un tirito desviado a los diez minutos fue el primer testimonio de existencia en ataque de un Córdoba desnortado e incómodo, que no veía el modo de tener la posesión. Y del atasco salió por la tremenda. Javi Galán protagonizó una furiosa galopada por la banda, le mandó el área, Lara le pegó con todo y Dani Hernández no pudo quedarse con la pelota en su poder. Al rechace estaba el cazagoles oficial, Sergi Guardiola, que apuntaló desde cerca. El jumillano tuvo más. En apenas un minuto, en el 25, lanzó fuera después de quebrar a dos rivales en el área y luego no acertó en un mano a mano que le mandó a córner Dani Hernández. Javi Lara, en un saque de esquina, estuvo a punto de meterla directamente. El Córdoba andaba crecido. Espoleado por su reacción, vivió sus momentos más inspirados. Rozó el éxito, pero no hubo consecuencias prácticas. Frustrante.

Mula y Malbasic asustaron en el tramo final de la primera parte, en la que los tinerfeños pusieron un extra de ardor que les reportó beneficios quizá exagerados. Un centro de Juan Villar lo remató en carrera Malbasic, adelantándose a los defensas, para sorprender a Kieszek y dejar el marcador con ventaja de 2-1 en el intermedio. El tanto del serbio emborronó el panorama para un Córdoba que mantiene dañinas tradiciones por encima de los cambios. No lo hace mal y suele generar ocasiones de gol, pero sus pifias atrás le penalizan. Lo que ocurrió tras el asueto fue un horror para el Córdoba, que entre desgracias sobrevenidas y manufacturadas provocó su autodestrucción.

Mula trajo por la calle de la amargura al Córdoba en el arranque de la segunda parte, que deparó una efervescente puesta en escena por parte de los anfitriones. Sergi Guardiola, un futbolista que anda en una órbita distinta al resto, lanzó un pase al área desde la izquierda y Jovanovic, que iba en carrera hostigado por un rival, no acertó a meter la bota con precisión. Con el Córdoba tratando de rehacerse llegó una acción clave. El árbitro señaló penalti por manos de Sergi Guardiola, que tenía los brazos despegados y tocó el balón tras disparo de Malbasic. El penalti lo lanzó Juan Villar y Pawel Kieszel le adivinó la trayectoria y lo despejó. En el rechace, con los defensas de rosa en actitud contemplativa, la cogió el veterano Víctor Casadesús para hacer el 3-1 y erosionar un poco más las esperanzas cordobesistas. De inmediato, Romero sacó del campo al pivote Álex Vallejo para jugársela con José Antonio Reyes. Quedaba aún media hora.

Guardiola rozó el gol tras una buena combinación entre Reyes y Lara, pero su disparo cruzado lo desvió con el pie Dani Hernandez. En el otro lado del campo, cada contra era un estropicio. Juan Villar firmó el cuarto tras un rechace de Pawel a disparo de Malbasic. El Tenerife respiró hondo, lo vio hecho y apretó a un Córdoba ya definitivamente fuera de onda. Las llegadas chicharreras eran continuas y los de Romero lo pasaban realmente mal. Para cambiar la dinámica, el técnico sustituyó a un perdido Juanjo Narváez y a Jovanovic por Eneko Jauregi -el vasco debutaba en Segunda- y el experto y extinerfeñista -escuchó aplausos de la grada- Alejandro Alfaro. Con más rabia que método, el Córdoba buscó el modo de adecentar un marcador rotundo. No lo consiguió. Kieszek evitó incluso que la paliza fuera más humillante. El equipo -o el boceto que sigue siendo- ofreció un nuevo espectáculo de impotencia en un partido clave. Entre la cruda realidad, las declaraciones de intenciones y las dolorosas acciones, el Córdoba sigue un camino cuyo destino va empezando a dejar de ser innombrable.

FICHA TÉCNICA

TENERIFE, 5: Dani Hernández, Raúl Cámara, Jorge Sáenz, Aveldaño, Samuel Camille (Luis Pérez, 40'), Alberto, Luis Milla (Vitolo, 77'), Juan Villar (Suso Santana, 73'), Casadesús, Mula y Malbasic.

CÓRDOBA, 1: Pawel Kieszek, Caro, Aythami, Valentín, Javi Galán, Álex Vallejo (Reyes, 60'), Jovanovic (Alfaro, 70'), Javi Lara, Sergio Aguza, Narváez (Eneko Jauregi, 70') y Sergi Guardiola.

ÁRBITRO: Cordero Vega (Comité Cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Jorge Sáenz, Casadesús, Vitolo y Juan Villar y a los visitantes Caro, Guardiola y Aythami.

GOLES: 1-0 (6') Juan Villar. 1-1 (20') Sergi Guardiola. 2-1 (44') Malbasic. 3-1 (57') Casadesús. 4-1 (67') Juan Villar. 5-1 (82') Casadesús.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésimo sexta jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante 10.207 espectadores.

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