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Manuel Muñoz y los 'Paisajes confidentes' de Cántico: cita en Córdoba

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Marta Jiménez

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Córdoba tendrá una cita urbana con los paisajes “secretos” del grupo Cántico. La planta baja de la Casa Góngora albergará desde el día 14 la exposición de fotografías, dibujos y hasta sonidos que el artista Manuel Muñoz (Córdoba, 1965) dedica a los rincones de Trassierra y el Guadiato que fueron el sitio de recreo e inspiración, la mítica Sandua, de los poetas de Cántico en los años 40 y 50.

'Paisajes confidentes', una muestra ya expuesta en Zaragoza, se inaugurará en la ciudad de estos parajes el próximo jueves de la mano de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, cuando se cumplen 70 años de la aparición del primer número de la revista Cántico y el centenario del nacimiento de una de sus almas, el poeta Ricardo Molina. El acto contará con la presencia de uno de los supervivientes del grupo, el poeta Pablo García Baena.

“Fue una poesía de Ricardo Molina la que recoge el espíritu de la idea de mi proyecto: árboles de la sierra que nos visteis pasar”, le cuenta Manuel Muñoz a Pablo García Baena en la conversación entre el artista y el poeta, ocurrida en casa de este último, que se transcribe en el texto del catálogo. A lo que Pablo le responde recitando: “Árboles de la sierra que nos visteis pasar/ vosotros que aspiráis en vuestras ramas a oler la púrpura del día... algo así es”.

La exposición reunirá 19 fotografías tomadas en la zona del Bejarano, la Fuente del Elefante, los lagares y Trassierra, más 30 dibujos que son apuntes de las fotografías que llevarán impresos versos de los poetas de Cántico, así como un video con imágenes fijas que llenarán las salas del sonido de los pájaros, el viento y el agua de aquellos parajes de la sierra.

“Eran un escenario tan maravilloso para aquellos chicos siempre enamorados, como era natural y como sigue siendo cuando se es joven, afortunadamente. Aquellos árboles enormes, los lagares ruinosos… era todo poesía”, expresa García Baena en el catálogo, quien también explica la afición de ir al campo que había en la Córdoba de aquella época, por lo que para ellos fueron de lo más natural estas excursiones.

El poeta también cuenta cómo bautizaron los baños de Popea con ese nombre, con el que es conocido este lugar desde entonces. “Era un sitio especial, como una piscina natural, y Ricardo empezó a llamarle los Baños de Popea porque estaba muy de moda en aquella época una película de [Cecil B.] DeMille, de los primeros cristianos en el circo y Nerón y Popea… y salían ordeñando a las burras para el baño de Popea. Entonces Ricardo empezó a llamarlo así con tanta suerte de que ya tiene un prestigio totalmente romano, existe la leyenda de que estuvo Popea. Era porque era tranquilo, íbamos a bañarnos sin las bullas que había en el Molino de Martos, adonde íbamos posteriormente con Vicente Núñez y Julio Aumente, que eran los menos campestres”.

Para Manuel Muñoz, el grupo buscaba espacios “fuera de la sociedad y alejados de esas miradas de censura que frenaban sus ideas de creación”, por eso ha querido retratar “lo que hay detrás de un camino, de un sendero o de un árbol”, con una referencia constante al agua “por el magnetismo que posee”. El fotógrafo se refiere así a varios lugares, como son los paisajes del Puente Viejo del Guadiato, el Bejarano o la Fuente del Elefante, “en donde sus palabras [las de Cántico] han quedado guardadas al abrigo natural”.

El Grupo Cántico se constituyó en Córdoba en 1947 y formaron parte de él poetas, escritores y pintores como Pablo García Baena, Juan Bernier, Ricardo Molina, Miguel del Moral, Ginés Liébana, Carlos López de Rozas, Julio Aumente o Mario López, además de Vicente Núñez como satélite. Su nombre viene inspirado por la figura de Jorge Guillén y reivindicaban el sur, la belleza y, al contrario que las corrientes literarias de la época, la imagen y la sensualidad de la poética de la Generación del 27, sobre todo de Luis Cernuda. Editaron una revista, igualmente llamada Cántico, en dos períodos: 1947-1949 y 1954-1957. Esta publicación tenía la intención de conectar la poesía de Córdoba con el pasado más cercano de la Generación del 27 y con el más remoto, especialmente con Góngora.

“Sin estos paisajes ¿la poesía de Cántico hubiese sido diferente?” pregunta Manuel Muñoz al poeta García Baena. “Posiblemente, claro”, contesta.“Hubiera sido otra cosa, menos rural, quizás, de niños más metidos en ciudades. No lo sé, no. Es muy difícil averiguar cosas de cómo pudieron ser o no ser”.

Vosotros, sin palabras, cuyo tierno murmullo/ no alarmaría ni a una paloma adormecida/ decidme, verdes árboles, por qué mi alma suspira.

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