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La procesión de la infancia

Niños esperando la salida procesional de la Borriquita en el interior de San Lorenzo | ALEX GALLEGOS

Redacción Cordópolis

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La noche que va del Sábado de Pasión al Domingo de Ramos es algo así como una nueva noche de Reyes para todo cofrade que se precie, pero más especialmente para aquellos niños que esperan ver a Jesús montado en la Borriquita haciendo su Entrada Triunfal en esta Córdoba que emula ser la Jerusalén del pasado. Noelia y Candela son dos niñas de 9 años que tienen, además, el privilegio de acompañar a la popular hermandad que abre la Semana Santa porque así se lo ha inculcado su padre desde que eran pequeñas.

En realidad es tradición familiar. Rafael Peinado, ex hermano mayor de la Borriquita, y su esposa Chari salen de nazarenos y sus dos hijas de esclavina. Rafael llegó a la cofradía a los 25 años como costalero y con el paso de los años, al asumir cargos en la hermandad, cambió el costal por el hábito y ahora sigue saliendo así. Sus niñas salen desde que nacieron, primero en los brazos de sus padres vestidas de hebreas y luego, cuando fueron mayores, como esclavinas en el tramo que acompaña a la Virgen de la Palma.

Ellas llevan cestos “con sus caramelitos para los nazarenos por si necesitan un poco de azúcar y se turnan el incienso”, cuenta Rafael, que matiza que “no llevan mucho protocolo, reparten estampitas, ellas lo disfrutan mucho, están loquitas por que llegue el Domingo de Ramos”. Ayer sábado asistieron junto a sus padres a la misa de hermanos en San Lorenzo y vieron a los niños que van en la procesión con ellas, aunque en su caso la hermandad no es cosa de un día o una semana al año. “Están muy involucradas en la hermandad, nos ayudan en la limpieza de enseres, por suerte lo han vivido muy cerca, yo estoy todo el año viviendo la hermandad y están conmigo siempre”, explica su padre.

La mañana de este Domingo de Ramos ha sido, como es costumbre, una mañana de nervios en casa de Rafael y Chari. “En los últimos años que he sido hermano mayor salía muy temprano de casa y no podía disfrutarlo igual”, cuenta Peinado, pero esta vez han podido vivirlo todos juntos. Desde el Jueves de Pasión lo tenían todo preparado. Las túnicas planchadas y colgadas, y sobre todo tenían “ganas, ilusión”, cuenta. Hoy se han levantado muy temprano. El Domingo de Ramos supone para las pequeñas levantarse sobre las siete y cuarto de la mañana, aunque Rafael se levanta “bastante antes, casi no he dormido esta noche”, dice.

Noelia y Candela salen en la Borriquita, además de por tradición familiar, “porque es la hermandad de los niños, donde deben salir”, opina Rafael, que cree que deberían acompañar a Nuestro Padre Jesús de los Reyes y Nuestra Señora de la Palma “más niños de lo que lo hacen”. En este sentido, continúa diciendo que “la gente debería acostumbrarse a que salieran los niños en la Borriquita. Si eso fuera así, ganaríamos todos, porque la Semana Santa se nutriría de cofrades desde muy pequeñitos”. Lo ideal, para él, sería que la Borriquita fuera acompañada por más niños que cualquier otra hermandad.

Opina igual el hermano mayor actual de la Entrada Triunfal, Francisco Figueroa. Señala a EL CIRINEO que “es importante que salgan con nosotros los niños de Córdoba, la grey infantil tiene que acompañar a la Borriquita, especialmente este año que vamos al templo mayor y vamos a entrar por una de las puertas de la ciudad como en su día Jesús entró por las puertas de Jerusalén”. Además, según asegura Rafael Peinado, “no es costoso que los niños salgan en la Borriquita, posiblemente sea la más barata de Córdoba para los niños”.

A las nueve de esta mañana ya estaban los niños entrando en San Lorenzo para acompañar a la hermandad. Este año salen unos 60 pequeños entre hebreos y esclavinas propios y además les acompañan en el tramo del Señor representaciones de niños de todas las cofradías de Córdoba después de que la hermandad presentara un proyecto en la Agrupación de Cofradías para que así lo hicieran. No es la primera vez, el año pasado ya ocurrió, pero en esta ocasión la representación es mucho más numerosa.

Sobre los consejos y directrices que Rafael les da a sus hijas para la procesión, cuenta que “yo les digo que lo disfruten y que sepan a lo que van, que van haciendo estación de penitencia junto a sus titulares”. No obstante, aunque le tienen fe al Señor y a la Virgen y deben comportarse, considera que “tampoco puedes inculcarle el verdadero sentido de la estación de penitencia tan pequeñas”, sino conforme vayan creciendo, poco a poco, pues cree que la Borriquita es una procesión con menos “rigidez” y en la que los niños disfrutan mucho y van “algo más libres, sin demasiado protocolo”.

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