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Vamos a volvernos locos

Celebración del segundo gol cordobesista | TONI BLANCO

Paco Merino

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Se quedó muy buena noche para todo el mundo. Para el Córdoba, que volvió a dejar la portería a cero con Razak -quien curiosamente era el único que no había debutado todavía este curso- y se labró un marcador muy prometedor (2-0) ante un Málaga que no supo por dónde le venían los guantazos. También para Luis Carrión, que se estrenaba en el banquillo después de unos días tempestuosos y el despido de Oltra. Si el meta ghanés salía por primera vez en este curso, en el caso del técnico catalán el cartel de novato era absoluto: nunca había dirigido al primer equipo en El Arcángel. El equipo blanquiverde se partió la camisa y se volvió loco en el tramo final, coincidiendo con el ingreso en el verde de otros chicos nunca (o muy poco) vistos por aquí: Esteve Monterde y Moha Traoré. El segundo gol nació de una acción del malí, que abanderó una ofensiva llena de riesgo y pasión. El cordobesismo se marchó feliz del estadio y eso no es cualquier cosa en estos tiempos oscuros.

Un equipo en crisis con un entrenador de estreno y otro con un técnico que no tenía ni idea de lo que pasaba en el rival, ni falta que le hacía. El último Córdoba-Málaga en El Arcángel fue presentado como un derbi de Primera. Lo de anoche tenia difícil etiquetado: un duelo de dieciseisavos en una competición en la que los de la Costa del Sol, históricamente, no han hecho jamás nada ante un anfitrión que salía a ver lo que caía, sin más presión que la de mostrar dignidad y demostrarse a sí mismo que tiene lo que hay que tener para lo realmente importante. Que es, obviamente, la Liga. Ahí arrancó siendo un candidato al ascenso y a día de hoy es un equipo justito de piezas y desafortunado. La Copa le sirvió para sentir que es alguien y que puede volver a ponerse en su sitio en una Segunda División que le está ahogando. Doblegó por un buen marcador a un equipo de Primera División y tiene opciones muy reales de pasar a los octavos de final de la competición.

Carrión dirigía el primer partido oficial de su vida en El Arcángel al frente del Córdoba CF. Zarandeó la alineación porque es lo que normalmente se hace en la Copa, que sirve para repartir minutos y hacer pruebas. Pero el asunto es que quien realmente estaba a prueba era él mismo, recién llegado al puesto después de una sorprendente destitución de Oltra al filo de la madrugada del domingo pasado. El primer examen de Carrión no arrojó resultados concluyentes. Incrustó en el once titular a Javi Galán, un interior zurdo que ya actuó en la Copa ante el Cádiz. En el centro del campo alineó a Carlos Caballero, Borja Domínguez y Edu Ramos, un ex malaguista -fue uno de los más jóvenes en debutar con e primer equipo blanquiazul- que mostró un extra de motivación.

A los tres minutos, un pase en globo de Carlos Caballero superó a los centrales y dejó el balón a los pies de Pedro Ríos, cuyo apresurado disparo desvió con el muslo Boyko. Los locales salieron con nervio, tratando de ganarse la confianza de un graderío muy despoblado pero, como suele suceder en esta competición, bastante animoso. Razak, que se estrenaba esta temporada en el marco -era el único jugador de la primera plantilla que aún no había disputado ni un solo minuto oficial-, intervino de modo decisivo a los trece minutos al desviar una falta lanzada por Duda. Y clarísima fue la que seguidamente tuvo en sus botas Rodri, que se internó por la banda y lanzó un durísimo disparo de zurda que tocó en la pierna de Boyko y salió fuera. El soriano llevaba a su derecha a Pedro Rios, completamente solo, pero decidió terminar él la jugada. Era noche de reivindicaciones. Iban todos con ganas y se notó en el primer cuarto de hora, especialmente trepidante.

El Málaga, más a la expectativa, sacó la zarpa en el minuto 25 en una acción de Michael Santos que se quedó en una excelente posición ante la meta del Córdoba, algo escorado a la derecha, pero su latigazo fue interceptado por un Razak que se lanzó hacia él a tumba abierta. Fue tal el ímpetu del ghanés en la acción que tuvo que ser atendido por los médicos tras el impacto con su rival. La noche empezó a ponerse dura para el africano, que realizó un par de paradones en disparos consecutivos de Ontiveros y Fornals. A cinco del final del primer, rechazó un trallazo de Juankar. Razak fue resolviendo bien atrás en un Córdoba que perdió la efervescencia de comienzo. Rodri, más obsesionado en buscar la falta que en finalizar las jugadas, incordió a los defensas malaguistas. El intermedio llegó sin goles y con más alivio para un Córdoba especialmente exigido en los últimos veinte minutos.

El Córdoba volvió a comparecer activado. Rodri se encontró con un buen pase de Galán en el minuto 50, pero cuando se disponía a rematar ante Boyko le sacó la pelota por detrás Llorente. El Málaga replicó con un disparo de Santos que tocó en el pie de Héctor Rodas y estuvo a punto de sorprender a Razak. Lo mejor estaba por llegar.

Carrión hizo debutar en el primer equipo a Esteve Monterde, que salió en lugar del capitán Carlos Caballero, en un momento en el que el Córdoba se debatía entre el irse arriba a pecho descubierto o proteger el tesoro de la portería a cero. Juande Ramos decidió apretar sacando al césped a un punta con galones como el uruguayo Chory Castro a falta de veinte minutos y Carrión recogió el guante del desafío. Sacó del campo a Pedro Ríos para darle un sitio a Moha Traoré. El malí apareció desbocado y con el primer balón que agarró se fue a puerta. Su briosa acción animó a todos.

Y llegó el gol. Fue un prodigio de perseverancia de Rodri, que estaba como loco por marcar. Dribló dentro del área a Llorente y a Boyko y se escoró para tirar a puerta. Tenía al lado a Moha, pero sólo miraba al frente. Su furioso disparo lo despejó con el pecho el portero ucraniano, que se lanzó como un desesperado. El ex sevillista recogió el rechace y volvió a disparar. Esta vez dio en el poste y terminó entrando. Rodri lo celebró con el exceso que la ocasión merecía. Apenas unos minutos después, Carrión decidió sustituirle por otro punta, Piovaccari. El Córdoba no se metió atrás. Se sintió fuerte. Moha se inventó un jugadón por su banda, llevándose la pelota por insistencia ante su par, y lanzó un centro que rebotó en la defensa. La pelota le cayó en los pies a Borja Domínguez, que la golpeó de escándalo para colocarla lejos del alcance de Boyko.

El tramo final fue emocionante. La afición, enloquecida, puso la banda sonora de sus ánimos ante el previsible asedio de un Málaga desconcertado, que no sabía cómo reparar el  desastre que se le había venido encima. Juande Ramos se quedó petrificado en la banda y sus hombres no lograron nada ante un Córdoba que se sintió otra vez interesante e importante, capaz de hacer cosas. Eso fue lo mejor de la noche.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA CF, 2: Razak, Antoñito, Héctor Rodas, Jonathan Bijimine, Domingo Cisma, Edu Ramos, Borja Domínguez, Pedro Ríos (Moha Traoré, 70'), Caballero (Esteve Monterde, 59'), Javi Galán y Rodri (Piovaccari, 75').

MÁLAGA, 0: Boyko, Rosales, Llorente, Mikel, Juankar, Ontiveros (En Nesyri, 59'), Duda, Pablo Fornals, Juanpi (Chory Castro, 69'), Jony y Michael Santos.

ÁRBITRO: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Carlos Caballero y Héctor Rodas.

GOLES: 1-0 (71') Rodri.

2-0 (82') Borja Domínguez.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 6.217 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del accidente aéreo del Chapecoense brasileño.

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