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Rafa Navarro: “Nunca fue fácil jugar en el Córdoba”

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Paco Merino

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Conserva porte, maneras y discurso de futbolista. Se agarra a los tópicos como un náufrago a un madero, en un gesto de protección clásico de los jugadores de antes y de ahora. Hace años lo hacían por recelo, respeto o códigos de honor del vestuario; en la actualidad, porque sus opiniones están marcadas por la línea oficial de los clubes y fiscalizadas por los departamentos de prensa. A Rafael Navarro Rivas (Córdoba, 1972) le tiene el cordobesismo colocado en su catálogo sentimental de leyendas. “No se ve un centro decente en El Arcángel desde los tiempos de Rafa Navarro”, dicen los aficionados en esas tardes de fútbol en las que los delanteros esperan con carita de pena infinita un balón rematable. La zurda de Rafa es un recuerdo recurrente de la hinchada blanquiverde, como los goles de Espejo y Loreto, las impetuosas salidas desde atrás de Perico Campos o los quiebros imposibles de Valentín. Son héroes de otra época.

Rafa jugó en Primera. No en el equipo de su tierra, donde estuvo la mayor parte de su carrera profesional, sino en el Sporting de Gijón, al lado de tipos como Lediakhov o Yekini. También pasó por el Recreativo de Huelva o el Villarreal. Cosas del fútbol de Córdoba, donde resulta complicado eso de prosperar desde la cantera y acabar como un futbolista de referencia. La cadena se suele romper en la fase de promesa emergente. O se van o los ceden o los venden. Rafa Navarro ha vivido todo eso. Ahora es entrenador. Y, como quien no quiere la cosa, ha convertido al Atlético Espeleño en el segundo club de la ciudad. Después de su Córdoba CF, el club con mayor rango para el próximo curso 16-17 es el representante de esta modesta población del Guadiato. Lo ha ascendido a Tercera División. Cuando lo cuenta apenas le da importancia. O, al menos, no quiere exagerar o parecer prepotente. Ya saben: los tópicos son un buen parapeto para evitar que las opiniones puedan sentar mal a alguien. Pero lo curioso del asunto es que Rafa Navarro está ahora en un fútbol distinto, más crudo, totalmente alejado del espectáculo artificial del profesionalismo. Ahora puede hablar sin tapujos.

PREGUNTA. El ascenso con el Espeleño ha sido tu primer gran éxito como entrenador.

RESPUESTA. Ha sido una experiencia muy bonita. Me alegro mucho sobre todo porque ha sido algo muy trabajado, no ha sido nada fácil. Hemos estado tres años en Espiel con un proyecto que ha ido madurando con un esfuerzo importante. Ha sido muy duro, con mucha implicación de los jugadores. Y por fin se ha conseguido este ascenso tan deseado.

P. ¿Qué se dice en el pueblo? ¿Hay tradición y apoyos?

R. Bueno, la verdad es que ha costado. Hemos pasado dos años difíciles en ese aspecto, pero en este último hemos visto que el pueblo se ha volcado con el equipo. Ha pasado igual que con el equipo. Es trabajo y trabajo. Luego, los resultados positivos han hecho mucho y los aficionados han acudido cada vez más. En los últimos partidos fue muy importante el papel del público. Si a la gente le das victorias, acuden. Eso es lo que les gusta aquí y en cualquier lado. Al final, el éxito del fútbol es ganar partidos y cuando eso es así, pues todo lo demás viene casi solo.

Si a la gente le das victorias, acuden. Eso es lo que les gusta aquí y en cualquier lado. Al final, el éxito del fútbol es ganar partidos y cuando eso es así, pues todo lo demás viene casi solo"

P. ¿Seguirás allí?

R. En el fútbol nunca se sabe lo que puede pasar. La verdad es que yo me siento muy valorado allí, muy querido en Espiel. Si no sale ninguna oferta muy, muy, muy buena... Lo normal es que siga allí.

P. Sinceramente, ¿se puede vivir de esto?

R. Hombre, en los momentos de crisis en los que nos movemos, desde luego que no. En el Espeleño todos los jugadores tienen otro trabajo y se toman el fútbol como un hobby. Vivir no se puede ahora mismo con los ingresos que da el fútbol, sobre todo en estas categorías.

P. ¿Y cómo se maneja a un grupo así? Cuando son profesionales puedes colocar unas pautas de trabajo. Si tienen el deporte como segunda actividad, supongo que será complejo a la hora de fijar horarios de entrenamientos, viajes...

R. Tienes que tener mucha mano izquierda, eso es verdad. Está claro que los jugadores no son profesionales y tienen que llevar el pan a su familia con otras ocupaciones laborales, y es normal que a lo largo de la temporada haya interferencias con lo que es la rutina del equipo de fútbol. Te tienes que amoldar a los entrenamientos y hacerlos sin jugadores que igual no pueden venir porque tienen temas de trabajo. Es difícil llevar a este tipo de plantillas.

P. Tú has sido profesional en varios clubes, llegaste a Primera División... Ahora vives otra cara del fútbol.

R. Esto es mucho más duro, más real... A veces tienes que entrenar en la mitad de un campo porque en la otra mitad hay otro equipo haciendo lo mismo. Te encuentras sin material para hacer todo lo que crees que deberías hacer... Es duro, claro. No tiene nada que ver con los equipos profesionales.

A veces tienes que entrenar en la mitad de un campo porque en la otra mitad hay otro equipo haciendo lo mismo. Es duro, claro. No tiene nada que ver con los equipos profesionales"

P. Exige un alto grado de compromiso.

R. En ese aspecto hemos tenido muchísima suerte en Espiel. Desde primera hora ha habido mucha implicación, no sólo este año sino también en los anteriores. Yo creo que ésa ha sido una de las claves del éxito. Aparte, lógicamente, de la calidad que tienen los jugadores. Eso ha quedado demostrado en esta temporada, que no ha sido sencilla porque hemos tenido rivales importantes que nos nos han dejado relajarnos.

P. Y si los resultados son positivos, mejor.

R. Si estás arriba, todo el mundo se implica más. Eso está claro. Ves que trabajas duro, que haces sacrificios y que eso te da resultado en el campo. Eso te da buenas sensaciones y ganas. Si hubiéramos estado en mitad de la tabla hubiera sido todo muy diferente. Hemos tenido suerte.

Suerte. Rafa Navarro no la ha tenido en distintos momentos clave de su vida. La entrevista con Cordópolis la hacemos paseando por el Enrique Puga, el lugar de sus primeros éxitos. “En este campo ganaste el primer título: fue con el Córdoba alevín”, le apuntamos. Sonríe Rafa, que suele ser serio. En pleno ataque de nostalgia compartida, hablamos de cómo eran los derbis Córdoba-Séneca, de qué fue de aquellos compañeros que despuntaban y de los que nunca más se supo, de los entrenamientos en terrenos que no hubieran pasado un control de sanidad si a alguien se le hubiera ocurrido hacerlo... Las condiciones siempre fueron malas para la cantera, pero en esos tiempos uno no se daba cuenta. Y siempre pensaba que llegarían tiempos mejores y que por aquí pasaría el progreso. Pero no. Más de dos décadas después, los debates sobre las instalaciones del Córdoba siguen abiertos. Siguen siendo una cochambre. “Cuando eres un niño no piensas en eso, sólo en divertirte y jugar. Y estar en el Córdoba era un privilegio”, reconoce Rafa Navarro.

P. Estamos en el Puga, el sitio en el que comenzó todo.

R. Yo llegué al Córdoba con siete años. Vivía en Ciudad Jardín y me vine aquí, pero no podía jugar partidos porque no existían categorías por debajo de los alevines. Yo entrenaba pero sin poder competir. Me acuerdo de Abelardo, que venía a mi casa a buscarme, y la ilusión que como cualquier niño tenía yo por ser futbolista. En aquellos años tuve compañeros como Paco, Berges, Gonzalo...

P. ¿Mantienes contacto con ellos?

R. La verdad es que con el que tengo un contacto más constante es con Rafa Berges. A menudo nos juntamos en algún bar para tomar una cerveza.

Aunque muchas veces no comparto algunas de las cosas que se están haciendo actualmente en el club, yo me siento cordobesista y la verdad es que espero poder volver algún día"

P. En tu familia hubo siempre una relación con el deporte.

R. Bueno, nosotros somos seis hermanos y dos hemos tenido la suerte de llegar al deporte de élite. Mi hermano José Luis, con el boxeo, ha sido campeón de Europa. Él empezó en el fútbol, pero tuvo un accidente de moto y por eso tuvo que abandonar la pelota. La verdad es que no le daba mal, era un buen central. Lo dejó y decidió apostar por el boxeo. Le fue muy bien. Otro hermano mío fue ciclista bastante bueno, aunque no llegó a ser profesional. Y  yo me dediqué al fútbol y no me ha ido mal.

P. ¿Te defines como cordobesista?

R. Sí, sí. Aunque muchas veces no comparto algunas de las cosas que se están haciendo actualmente en el club, yo me siento cordobesista y la verdad es que espero poder volver algún día a esta entidad, a la que considero como mi casa.

P. Tu salida del Córdoba no fue muy fina, por decirlo de algún modo.

R. No, pero no solamente la mía. Nos suele suceder a los jugadores de Córdoba. No sé por qué el club no tiene otra forma de despedir a jugadores que somos de aquí y que lo hemos dado todo. Me fui triste por mi despedida.

P. No hubo homenaje.

R. Qué va, para nada.

P. Ni siquiera una oportunidad de decir hasta luego.

R. Vaya. Fue en la temporada 2002-03. En el mercado de invierno veía que no me estaban dando muchas oportunidades. La verdad es que el trato que estaba teniendo por parte del entrenador de aquel año, Iosu Ortuondo, no era el más apropiado. Me salió una oferta del Ceuta y me marché.

P. Y desde entonces, con la maleta a cuestas y en varios sitios.

R. Después de todo lo que me pasó en el Córdoba y mi salida, la verdad es que lo pasé mal y no estuve en mi mejor momento. Estuve en el Ceuta, el Linares, Villanueva, Iliturgi, Arahal... Y ahí ya lo dejé.

P. Tu salida del Córdoba te dejó tocado.

R. Sí, porque creo que merecía otro trato. Después de ocho años y medio en la primera plantilla, creo que podía haber tenido al menos la oportunidad de despedirme de la afición. Eso se me quedó dentro. El no poder decir adiós a la afición desde el campo de fútbol fue algo que me dolió.

Después de ocho años y medio en la primera plantilla, creo que podía haber tenido al menos la oportunidad de despedirme de la afición. Eso se me quedó dentro"

P. En El Arcángel has vivido de todo.

R. Sí. Me acuerdo de El Arcángel viejo, de aquellos años en los que había problemas para cobrar, con el equipo en Segunda B y siempre mucha presión por ascender... El Córdoba siempre ha sido considerado un club grande, pero hemos tenido medios pequeños. Siempre hay exigencias deportivas muy altas y eso motiva a los futbolistas, pero también hay algunos a los que les afecta la presión. Nunca ha sido fácil jugar en el Córdoba.

P. Tú fuiste uno de los talentos de la cantera que emigró buscando mejores perspectivas.

R. Cuando era juvenil me salió la oportunidad de irme al Sevilla y la verdad es que allí tuve una buena experiencia, porque fui campeón de España sub 19 y también internacional. Estaba muy contento. Lo que ocurrió es que el Sevilla Atlético bajó a Tercera División cuando yo salí de juveniles y me tocaba hacer el servicio militar. El Córdoba me llamó para jugar en Segunda División B y me dijeron que me arreglaban lo de la mili. Al final no fue así y me tiraba los días metido en el cuartel. La verdad es que el Córdoba en ese aspecto no trabajó todo lo bien que debía haberlo hecho.

P. Tu motivación en esos tiempos no era económica.

R. No, claro. No había dinero en esos momentos y lo que a mí me movía eran las ganas de ser futbolista.

P. En eso parece que han cambiado las cosas. Ahora, en cuanto se consigue un éxito relevante en la cantera se le presenta a uno un contrato como profesional. Eso pasa hasta con cadetes.

R. Esto es como todo. Hay que ver los casos uno por uno. En el mío, y con el paso del tiempo, yo tengo claro que me equivoqué. En el Sevilla me iba bien, estaba muy bien mirado. Decidí volverme a mi casa y la verdad es que fue todo mal. Fue una decisión mía. Yo quise volver porque me dijeron que iba a jugar en Segunda B, que la mili casi no la iba a hacer... En el Sevilla me iban bien las cosas. Yo entrenaba con el primer equipo, con Vicente Cantatore. Un día tuve casi el debut en mis manos, pero me lesioné en el pie. Hombre, nunca se sabe lo que podría haber pasado, pero cuando yo me vi al año siguiente comiendo bocadillos de calamares en el cuartel me dio un bajón muy grande. Creo que en Sevilla me hubiera ido mejor.

Con el paso del tiempo, yo tengo claro que me equivoqué. En el Sevilla me iba bien, estaba muy bien mirado. Decidí volverme a mi casa"

P. Tu carrera no ha sido fácil.

R. Como la de cualquier canterano. Pero aquí y en cualquier otro lado. Si eres de la casa no te tratan igual que al de fuera, eso está claro y ha pasado siempre.

P. Te tocó vivir un momento histórico para el cordobesismo: el ascenso a Segunda del 30 de junio del 99.

R. Fue un año inolvidable en todos los sentidos. Económicamente, pues no fue demasiado bueno. Como siempre. Pero en el resto fue todo sensacional. Había una generación de jugadores de Córdoba importante. Estábamos diez o doce de la cantera y vivimos un año increíble. Eran muchos años de sufrimiento los que había pasado el club y la afición en Segunda B y hasta en Tercera. Eso nadie no los puede quitar.

P. En aquellos momentos, salir de Segunda B parecía la gloria. ¿Podías imaginar entonces que el Córdoba iba a jugar en Primera División?

R. Hombre, sinceramente, pues no. Siempre tienes ese sueño de ver al equipo de tu ciudad con los más grandes, pero todo lo que hemos vivido aquí era Segunda B y como mucho, Segunda. Hicimos alguna temporada buena, pero no duraba mucho. El ascenso de Primera al Córdoba fue un poco inesperado, sí. Pero creo que la ciudad se lo merecía. Tenemos una afición de Primera. La pena es que duró muy poco, porque no se hicieron bien las cosas. Cuando eso sucede, pues lo normal es bajar de nuevo. Fue una gran alegría por subir y unos meses después se terminó todo, pero tengo la esperanza de que se pueda volver a repetir. Y entonces habrá que hacer las cosas mejor para que la ciudad tenga por fin unos años de disfrute en su fútbol, que ya nos lo merecemos todos. Ya es mucho tiempo sufriendo.

P. Aquí en el Córdoba ocurre que los éxitos vienen después de situaciones raras, con improvisación, casi sin pretenderlo. Pasó en el histórico ascenso del 99 y también en el de 2014 a Primera. Si lo planificas, no sale; pero a veces suceden estas cosas. Empiezas a ganar, se dan resultados que convienen, todo el mundo se pone las pilas... y se sube.

R. Es cierto que pasa eso. Las oportunidades se dan y hay que estar listo para aprovecharlas. Pero te lo tienes que ganar en el campo. Este año sí había un proyecto de ascenso marcado. Se dijo desde primera hora que el equipo iba a estar en los puestos de ascenso directo, pero no salieron las cosas así. De todas maneras, nunca se sabe. No puedes descartar nada hasta que termina. Y nosotros en el Córdoba lo sabemos muy bien. No hace falta nada más que acordarse del último ascenso. Nos clasificamos para el play off en la última jornada y luego, en la eliminatoria final, el gol en el descuento en Las Palmas. Hemos pasado una mala racha, malísima, en casa. Eso nos ha quitado pelear por el ascenso directo. Si al final nos metemos en la liguilla habrá una baja importantísima como es la de Florin Andone. Va a estar muy duro, pero mientras se pueda hay que luchar. Eso por descontado. No se pueden bajar los brazos nunca. Y si ascendemos, pues maravilloso; y si no ascendemos, que nadie pueda decir que no se ha intentado con todas las fuerzas. Luego ya habrá tiempo de ver dónde hubo errores y aciertos.

Si al final nos metemos en la liguilla habrá una baja importantísima como es la de Florin Andone. Va a estar muy duro, pero mientras se pueda hay que luchar"

P. ¿Cuál es tu pronóstico?

R. Yo voy mucho a verlo y a mí no es un equipo que me deje muy buenas sensaciones, pero ojalá se meta en la liguilla y pase lo de la otra vez, en el año de Ferrer. Nadie daba un duro por nosotros y al final ascendimos. Pero es cierto que el equipo deja muchas dudas.

P. Pero el resto de rivales tampoco anda mucho mejor. Todo el mundo va a trompicones, no hay nadie muy dominante.

R. Es cierto que no hay nadie que tenga una fuerza que digas: éste sube seguro. Va a ser una pelea de perros hasta el final. Creo que se va a decidir todo en la última jornada. Espero que estemos ahí.

P. ¿Conoces personalmente a Carlos González, el presidente del Córdoba?

R. No. Le di la mano un día, antes de echarme del Córdoba. Yo entrenaba a los juveniles de Liga Nacional. Aquel día le estreché la mano y no he  vuelto a hablar más con ese hombre.

P. ¿Qué opinión tienes de él como gestor del club?

R. La verdad es que en ese aspecto no hay ninguna duda: es un presidente que ha llevado al Córdoba a Primera División, que ha traspasado jugadores cuando tradicionalmente éste ha sido un club comprador y no vendedor... En ese aspecto ha hecho las cosas bien. Pero también tiene otras cosas que no están tan bien. Creo que no ha conseguido que la afición le tenga una buena consideración y el club siempre está metido en polémicas. Esa imagen no es buena para nadie.

A Carlos González le di la mano un día, antes de echarme del Córdoba. Yo entrenaba a los juveniles de Liga Nacional. Aquel día le estreché la mano y no he  vuelto a hablar más con ese hombre"

P. Tú te formaste en la cantera del Córdoba y pasaste por todos los escalafones hasta llegar al primer equipo. También hgas sido entrenador en las divisiones inferiores del club. ¿Cómo valoras el trabajo que se está haciendo actualmente en la formación de futbolistas?

R. Se está llevando de una forma que no encaja totalmente con lo que a mí me gustaría. Hay muchísimos jugadores de fuera cobrando mucho dinero. El papel que ha hecho el equipo de División de Honor lo podía haber hecho igual con gente de aquí y de los alrededores.

P. ¿Echas de menos en la cantera del Córdoba a gente que ha sido referente en el club? En tu época tuviste como entrenadores a ex jugadores blanquiverdes de Primera como López Prieto, Rafael Jaén, Mena, Carmelo Salas...

R. Eso es una de las cosas que más pena me da. Más allá de lo que les puedas enseñar como futbolistas, los niños necesitan que haya quien les explique lo que significa el Córdoba y el sentimiento blanquiverde. Y eso mejor que nadie lo pueden hacer los que han defendido esta camiseta durante años. Así sucede en muchísimos clubes. Conozco a pocos que no tengan dentro de su lista de entrenadores a futbolistas que pasaran antes por el club. Esos son los encargados de transmitir el sentimiento cordobesista. Pienso que se está desaprovechando a muchos buenos profesionales que hay en Córdoba.

P. No es igual, desde luego.

R. A mí, desde luego, me marcó. Tuve a López Prieto, Salas, al Cone... Yo he sido futbolista gracias a esos entrenadores. Y soy cordobesista también gracias a ellos, porque me enseñaron a serlo desde chiquito. Eso no quiere decir que a veces no estés de acuerdo con cosas que pasan en el club. El escudo siempre estará por encima. Aunque a veces me trate mal, yo soy cordobesista y quiero lo mejor para el equipo de mi tierra, al que he defendido desde que era niño.

P. Tú eres entrenador ahora. ¿Qué pensarías de un jugador que fuera como tú de joven?

R. Es cierto que yo como jugador era un poco especial para llevar. Creo que ahora mismo en el fútbol de hoy en día tendría cabida, sobre todo viendo cómo está. Se puede ser entrenador y hacerlo muy bien sin haber sido jugador antes, pero yo creo que haber estado en el campo te ayuda a comprender muchas cosas y a ponerte en el lado del futbolista. Sabes en cada momento lo que piensan y cómo respiran porque tú estuviste antes ahí.

P. En el Córdoba tuviste también una etapa como entrenador. ¿Qué te queda de eso?

R. Estuve dos años. Después de terminar como futbolista me saqué el título de entrenador. Estuve de segundo con Pineda en el de Liga Nacional y después cogí el cadete B, donde hicimos una buena temporada. Después pasé al Liga Nacional Juvenil y también nos salió un campeonato bastante bueno. También estuve ayudando en la coordinación de categorías base con Iñaki López Murga. Cuando llegó Carlos González ya me echaron porque cambió todo. Iñaki se fue al Alavés, donde está con Zubillaga, que también estuvo en el Córdoba. Para mí a Iñaki lo trataron injustamente. Se fue sin hacer mucho ruido, porque su carácter es así. Él hizo un buen trabajo.

P. ¿Cómo ves tu futuro?

R. Mi futuro ahora mismo es seguir aprendiendo y creciendo como entrenador. Mi futuro, hoy por hoy, está en Espiel y no miro más allá. Lo único que quiero es ser mejor en mi profesión. ¿El Córdoba? Te lo digo muy claro: si se diera esa oportunidad, volvería con los ojos cerrados.

Más allá de lo que les puedas enseñar como futbolistas, los niños necesitan que haya quien les explique lo que significa el Córdoba y el sentimiento blanquiverde"

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