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Fernando M. Romero atrapa a su sombra en Granada

Un detalle de la exposición de Fernando M. Romero 'He atrapado una sombra'.

Manuel J. Albert

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El artista cordobés expone estos días en el Hospital Real una muestra que reflexiona sobre la fotografía, la memoria y su huella

Cuando vio el crucero del Hospital Real de Granada donde iba a exponer, el pintor cordobés Fernando M. Romero supo que iba a estar cómodo. El espacio donde mostraría su colección He atrapado una sombra -organizada por el Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, a través de su Área de Artes Visuales- guardaba nexos de unión con los universos en retícula y dominados por efectos de visión y perspectiva, en los que Romero se mueve como pez en el agua. “En el crucero hay dos ventanas en los extremos que hacen un dibujo muy familiar y que generan el mismo efecto que algunos de mis cuadros”, señala.

Una vez cómodo en el espacio, Fernando M. Romero ha seguido jugando con elementos que le son afines, como el hecho de la memoria, el recuerdo y la construcción que hacemos sobre un pasado que ya no existe, que ya no está. Un hecho que, en esencia, está muy ligado a la experiencia fotográfica. “El título de la exposición deriva de la frase que se atribuye a W. H. Fox Talbot, uno de los padres de la fotografía. Él fue el primero en lograr un primer negativo fotográfico en 1835. Y fotografió una ventana con una celosía parecida a la que podemos ver en el crucero del Hospital Real”, explica el pintor.

En la veintena de piezas que componen la exposición -realizada gracias a las ayudas a la producción artística de la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí-, Romero juega con ese recuerdo del negativo, de la huella que dejan objetos que ya no están presentes. Como los primeros humanos que hacían en las cuevas soplando pintura sobre sus manos para dejar el contorno en las paredes, el cordobés hace lo propio con plantas que proyectan una sombra indeleble a pesar de ya no encontrarse allí.

“Fue todo un poco producto de la casualidad feliz, cuando me encargaron la exposición yo andaba yendo y viniendo de Córdoba a Granada y en los viajes andaba repasando documentación sobre la historia de la fotografía y ese primer momento en el que se captó la luz y una imagen. Así me topé con ese primer negativo de la celosía en la ventana de Talbot para, luego, ver las ventanas del Hospital Real”.

Anteriormente a Talbot ya se conocía el funcionamiento de la cámara oscura, la reacción fotosensible de las sales de plata e incluso hubo avances como el fisionotrazo de Guilles Louis Chretien o los trabajos de Thomas Wedgwood para trazar o capturar siluetas a escala. Es este momento en el que se entrelazan fotografía, dibujo y pintura el que atrae a Fernando M. Romero como pintor, pues en estas sombras y siluetas encuentra una relación directa con el mito fundacional de la pintura, el mito griego de Butades en el que su hija trazaba el perfil de la sombra que proyectaba su amado en la pared antes de partir.

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