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Fidel celebra su gol en Girona | LOF

Paco Merino

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El Córdoba se reafirma como líder de Segunda con un laborioso triunfo en Montilivi | Fidel y Florin vuelven a marcar las diferencias para sostener arriba al conjunto de Oltra

Prueba superada. Otra más. Con una defensa reconstruida, con la presión de los resultados positivos de los adversarios directos, ante un Girona competente... Le dio todo igual. El Córdoba va embalado. De una u otra forma, saca adelante sus partidos y refuerza su etiqueta de candidato al ascenso con una capacidad asombrosa para adaptarse a las situaciones que le presenta la competición. En Montilivi fue capaz de recomponer una imagen que llegó a ser bastante fea en el primer tiempo para sacar las garras y destrozar a su rival en quince minutos tras al descanso. Los blanquiverdes lograron aguantar la primera mitad manteniendo su portería imbatida y sembraron la inquietud en un Girona al que su turbia trayectoria casera le ha creado complejos: juegan decentemente, pero siempre terminan frustrados. Les falta algo. Algo como una pareja de futbolistas similar a la que forman Florin Andone y Fidel Chaves, dos tipos con talento y en plena racha. Y a la vez. El Córdoba lo está notando de una manera decisiva. Sus goles aniquilaron a un Girona que se quejó de todo y que tuvo su opción en los estertores del choque gracias a un penalti señalado de modo muy riguroso por el árbitro.

El Córdoba salió con cambios. Nando se agarró a la alineación titular con el aval de su desempeño en las tres jornadas en las que le tocó suplir a Pedro Ríos,  que encarnó la clásica teoría de que nadie es imprescindible. El jerezano, una pieza de relevancia capital en el ataque como goleador y facilitador de pases, se quedó en el banquillo tras volver a la lista después de recuperarse de una lesión. Oltra optó por la alta motivación y el dinamismo de Nando para cubrir el flanco derecho, donde repitió Albert Dalmau. Un vistazo a la retaguardia abría la puerta a pensamientos de grueso calibre, pendulares entre el tremendismo fatalista -faltan recursos en una plantilla top- y el orgullo de marca -el club tiene un fondo de armario estupendo en su filial-. En cualquier casi, allí estaban el novatísimo Abel Moreno, afrontando su segundo partido en la categoría, y el reconvertido Rafa Gálvez, que está para lo que le manden. Le situaron de central al lado de Deivid, el único futbolista que lo ha jugado absolutamente todo y el jefe de operaciones en una retaguardia a la que aguardaba faena: defender la posición de ascenso directo en el terreno hostil de Montilivi, cuyo morador habitual volvió a ganar después de varios meses hace un par de semanas. Estaba con ganas el Girona, pero el Córdoba se las quitó de golpe. Le costó, pero supo construirse un partido a su medida para acabar llevándoselo todo a casa.

No tardó en quedar patente que la noche iba a ser dura para el Córdoba. Los blanquiverdes sufrieron desde el arranque ante un Girona que controló la posesión del balón y mostró un carácter más dominante. Abel Moreno se encontró con un Aday desatado en su banda y el sevillano pasó algo más que apuros. Con una tarjeta amarilla muy tempranera, se las vio y se las deseó para contener la hemorragia por su flanco. Florin y Xisco, desabastecidos arriba, bajaban para buscar la arrancada desde posiciones más retrasadas, y a Fidel le sometieron con duras entradas cada vez que el de Riotinto trataba de inventarse algo. El Girona se mostraba más armado y armónico en su fútbol, mientras que el Córdoba iba a arreones y sin conexión entre líneas. El mediocampo estuvo muy perdido, con Víctor Pérez y Luso agobiados y desconcertados. Oltra tuvo calentando durante buena parte del primer tiempo a Markovic y Pedro Ríos, en una muestra de que buscaba revulsivos para una formación sometida por su adversario. En ataque, nada. En defensa, sudor y solidaridad para mantener el tipo. Eso fue el equipo de Oltra en el primer acto.

Lo mejor para el Córdoba fue el resultado en el intermedio. El Girona, tras una falta peligrosa y algún lanzamiento lejano, tuvo su primera gran oportunidad en el minuto 25. Jairo se encontró solo en el área y con tiempo para armar el disparo, tras recibir un buen servicio desde la derecha. Su trallazo se fue alto y esquinado. Cuatro minutos después, Razak hizo gala de sus tremendos reflejos para interceptar un inesperado remate de tacón de Rubén Sobrino, que había recogido el certero pase desde la banda del fogoso Aday. Los blanquiverdes apenas dieron testimonio en ataque. Algún intento de contra roto por faltas y los amagos de Fidel. Florin se desesperó bregando para robar algún balón para suplir la falta de abastecimiento de sus compañeros. Esta vez las bandas no funcionaban. Nada hacía presagiar la mutación que se iba a producir después.

La arenga en los vestuarios tuvo que ser potente. El Córdoba salió con más rabia, más intención. En los primeros seis minutos lanzó un par de córners. Fidel protagonizó el primer tiro entre los tres palos tras cazar un balón que peleó bien Andone dentro del área. Iban siete minutos. El onubense rompió la barraca poco después. Se encontró con un balón en los pies rechazado por Becerra, que había sido incapaz de blocar un tiro de Xisco. Los locales reclamaban una falta de Gálvez en un salto anterior en el área. Sus peticiones al árbitro no tuvieron demasiado recorrido, más allá de la clásica coreografía de la frustración. El 0-1 hizo que las gargantas de los blanquiverdes en la grada estallaran y el Girona se volvió loco. El pleito se calentó. Los locales se desquiciaron. Florin se marchó por su banda y lanzó un zapatazo que desvió Isaac Becerra a córner. Al saque de Fidel, el rumano se elevó por encima de todos y marcó de cabeza el 0-2. Lo celebró en la grada junto a los seguidores cordobesistas. Dos latigazos de clase tumbaron a los de Pablo Machín, que lo vio todo desde la grada. El técnico local está sancionado y contempló con el mismo gesto de estupor que el resto del público -no el blanquiverde, obviamente- la andanada mortal de los visitantes.

Con el viento a favor, el Córdoba apretó los dientes para contener a un Girona que se tiró hacia arriba con más nervios que método. Razak intervino con acierto especialmente ante disparos de Aday, que estuvo inspirado. A falta de ocho marcó Alcalá, pero el árbitro anuló el gol porque el jugador del Girona se apoyó en el salto de cabeza sobre Rafa Gálvez, al que dejó dolorido en el césped por un codazo. Los rojiblancos, totalmente fuera de sí, seguían apretando en un partido ya completamente enloquecido mientras el Córdoba conservaba la serenidad o, al menos, un temple justo dada la trascendencia del momento. Razak compuso un lucido catálogo de paradas de alto calibre, pero la jornada se le complicó en el tramo final. El árbitro señaló un discutible penalti cuando Rafa Gálvez y Sobrino forcejaban en el área pequeña mientras el meta ghanés del Córdoba detenía el balón. Mata marcó el 1-2. Faltaban tres minutos más el tiempo añadido. Tocaba resistencia heroica, como ante el Oviedo. Y el final fue una explosión de alegría compartida con los centenares de seguidores que acudieron a arropar a los suyos en la fría noche catalana. El Girona se quedó enredado en sus quejas, impotente para explicarse por qué los resultados no terminan de sonreírle. El Córdoba de Fidel y Florin, el de la solidaridad y los remedios caseros, es el líder de la categoría. Quien diga que no se lo ha ganado, miente.

FICHA TÉCNICA

GIRONA, 1: Becerra, Aday, Kiko Olivas (Borja García, 75'), Alcalá, Lejeune, Clerc (Boris, 75'), Pere Pons, Granell, Felipe, Jairo (Mata, 78') y Rubén Sobrino.

CÓRDOBA, 2: Razak, Dalmau, Deivid, Rafa Gálvez, Abel Moreno, Luso, Víctor Pérez, Nando (Pedro Ríos, 62'), Fidel, Xisco (Markovic, 75')  y Florin Andone (Raul de Tomás, 90').

ÁRBITRO: Valentín Pizarro Gómez (Comité Madrileño). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Jairo, Becerra, Kiko Olivas y Granell y a los blanquiverdes Abel Moreno, Nando, Rafa Gálvez, Florin Andone y López Silva, éste en el banquillo.

GOLES: 0-1 (53') Fidel. 0-2 (58') Florin Andone. 1-2 (87') Mata, de penalti.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 16 del campeonato nacional de Liga Adelante, disputado en el estadio de Montilivi ante 4.239 espectadores. Se dejó sentir la presencia de seguidores cordobesistas en la grada, especialmente de la Peña Sangre Blanquiverde, afincada en Cataluña.

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