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¿Os acordáis de aquel día en el que marcamos dos goles?

Gol de Xisco | LOF

Paco Merino

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El Córdoba hizo un par de tantos en Lugo, ganó y puso fin a una racha histórica del club: 29 encuentros oficiales enlazados sin marcar más de uno entre Primera, Segunda y Copa

Oltra cree “mucho” en “las dinámicas y en las inercias”. Lo dijo en la sala de prensa del Anxo Carro de Lugo, después de que su equipo engarzara la quinta jornada consecutiva sin perder –cuatro victorias– y se enganchara a un liderato compartido que el valenciano, prudente, relativizó de un modo claro: “Lo importante llegará en las últimas diez jornadas. La clasificación, mejor ni mirarla”. Hizo perfectamente su papel. El que le corresponde. Los aficionados, sin embargo, sí miran la clasificación. Se embelesan con su contemplación y hay quienes componen ya espléndidos planes de futuro. Tienen un buen motivo para ilusionarse. El triunfo del Córdoba significó, además, el punto y final a una marca goleadora de corte bastante deprimente. El club estaba inmerso en una racha histórica de escasa producción atacante. Llevaba 29 partidos consecutivos oficiales marcando un gol o ninguno. Hasta este domingo. Eso va más allá de las dinámicas y las inercias, entrando casi en el terreno de la maldición bíblica. Hay que bucear en la hemeroteca para encontrar un partido en el que el Córdoba batiera por dos veces al portero rival.

Fue una noche de Reyes de 2015. Llegaba el Granada a El Arcángel. Florin Andone, a los cuatro minutos, hizo el 1-0. La sentencia la ejecutó Mainz, que se marcó en su propia portería. Aquel 2-0 volvió loco al cordobesismo, que creía que iba a ser posible una reacción que llevara a los suyos a la permanencia. Benditos sean los aficionados blanquiverdes, que no contemplaron ni un triunfo más en su hogar. Desde aquel día, además, el equipo no fue capaz de hacer más de un tanto en ninguno de los partidos oficiales que disputó. Veintiuno de Liga en Primera, uno de Copa del Rey y siete más de Liga en Segunda. Veintinueve en total. Una auténtica barbaridad. Ni Oltra ni casi ninguno de los componentes de su actual plantilla saben nada de esa cadena tenebrosa. Sólo algunos de los supervivientes de la época en Primera, que ahora están paladeando cada triunfo con un plus de satisfacción. Gente como Deivid o Luso, que se han tragado todo lo tragable en este periodo. Los dos abrazaron con sentimiento a Jean Paul Pineda cuando éste selló el 1-2 en Lugo. Tenían un buen motivo. Llevaban mucho tiempo sin ver algo así. Y además, ganar. Y líderes de la Liga. Si no hacen una fiesta, no son humanos.

Xisco y Jean Paul Pineda firmaron los goles en el Anxo Carro en dos jugadas con aires reivindicativos. El balear, en su día demonizado por el cordobesismo a resultas de un mal balance goleador y algunos episodios de correrías nocturnas aireados en las redes sociales, es ahora el capitán y la referencia en el ataque. Es otro. Después de restablecer los lazos con la afición en una pretemporada primorosa, cayó lesionado tras la segunda jornada. Volvía después de un mes alejado del campo y dibujó un tanto espectacular, tocando la pelota por encima de José Juan tras recibir de Sasa Markovic. El segundo lo hizo Pineda, el primer chileno que viste la camiseta blanquiverde en la historia del club. Un disparo perfecto le sirvió para poner la rúbrica a un pase excelente de Pedro Ríos. Todos lo festejaron con una algarabía especial. Unos, porque veían al equipo ponerse arriba; otros, además de eso, porque vieron cómo se iba un fantasma que les perseguía desde hacía demasiado tiempo.

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