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Bienvenidos al caos: lo nunca visto en El Arcángel

Pantic cabizbajo tras recibir el primer gol | ALVARO CARMONA

Paco Merino

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El Córdoba se tira al vacío ante el Elche y la afición estalla con bronca al presidente, marcha prematura y vítores a Florin Andone 

Nadie vio nunca nada igual en El Arcángel. Siguen cayendo récords negativos para una formación a la que difícilmente se puede catalogar como equipo. Esta vez ha sido el Elche, un equipo apañadito y poco más, que hurgó en las miserias blanquiverdes hasta que encontró lo que quería. Se lo llevó y aquí dejó los despojos. La sexta derrota consecutiva en casa, que tiene carácter definitivo por más que las matemáticas concedan una posibilidad al milagro, destapó la olla podrida en un Córdoba en descomposición. Romero lo seguirá intentando a su modo, el que sabe, y las jornadas seguirán pasando mientras se inaugura oficialmente la venta de humo. Se hablará del próximo entrenador, de los que se irán y no volverán, de la garantía de futuro que hay con la cantera y del porvenir de Florin Andone, que hoy por hoy es el único futbolista al que la afición mantiene un respeto absoluto. El joven rumano fue de nuevo aclamado por la grada. Al principio del partido, cuando todos se las prometían felices, pero también en medio de la tormenta. Cuando el plan de resurrección se iba a pique, los seguidores se acordaron de un chaval que se deja el pellejo en una pelea titánica. Viene de Segunda B y no ha pasado ni por Segunda. Otros han jugado Champions y se pasean de forma indecorosa. Ésa es la diferencia. El cordobesismo lo lleva viendo mucho tiempo y esta noche estalló. El Elche se llevó el partido y dejó al Córdoba metido hasta el cuello en el cieno. Las aficiones se hermanaron pidiendo las dimisiones de sus respectivos presidentes -Sepulcre y González- y las gradas se vaciaron cuando quedaban aún muchos minutos para que terminara el suplicio. El Córdoba no es capaz de salir de ésta. Así, no. Ni venció a los de “su Liga” ni a los de “la otra”. El tiempo se agota ahora. La vergüenza lo hizo antes.

Romero ha llevado sus tácticas de motivación hasta los últimos extremos. Es tiempo de soluciones imaginativas, quizá de apariencia descabellada, pero seguramente necesarias para provocar un shock positivo en un Córdoba que anda empanado, sin referencias ni rumbo más allá de una eterna caída libre. El veterano técnico de La Roda se jugó sus cartas pocos minutos antes del partido, después de retrasar la convocatoria y guardarse un descarte. Con un simple movimiento lo cambió todo: dejó a Zuculini sin camiseta y se la dio a Nabil Ghilas, proscrito y bajo sospecha desde que su decadente rendimiento en el césped y su actitud fuera de él le despojaron del cartel de ídolo. El argelino volvía al escenario que antes le aclamaba y que ahora le recibía con escepticismo. Necesitaba demostrar algo. Su fama se había diluido. ¿Se les ocurre una forma mejor de activar a un jugador? A Romero le pareció que podía ser bueno sacar a Nabil de la grada y ponerlo directamente de titular. El hombre se esmeró al principio, pero le salió poco. Fue de mal en peor. Terminó fatal, sustituido y abucheado.

Contagiado por el ambiente pasional de la grada, que tuvo otro recibimiento conmovedor para un equipo que le está proporcionando penas sin fin, el Córdoba tuvo un arranque fogoso. A los dos minutos, el aclamado Florin Andone remató alto de cabeza un centro de Edimar. A los siete fue Bebé quien se marchó embalado por la izquierda para enviar un pase al corazón del área. Luso llegaba en carrera con toda la ventaja, pero no acertó a conectar con la pelota. El Elche, agazapado, capeaba el temporal. Era lo que se podía prever ante las circunstancias. El Córdoba necesitaba los puntos como el aire y actuaba en consecuencia. Fede Cartabia tuvo una clara a los 24 minutos. El argentino se escapó por el centro, quebró la cintura a Lombán y dio un furioso puntapié que mandó el balón a todo lo alto del fondo. Los de Romero mandaban, pero su falta de definición volvía a resultar frustrante. Desvanecidos los ímpetus locales, el Elche empezó a manifestarse a mediados del periodo.

Soportado y superado el arreón local, el conjunto de Escribá encontró el modo de asomarse a la meta de Juan Carlos aprovechando una fase alocada. Varias decisiones de Vikandi Garrido -una cesión al portero no pitada, una falta al borde del área a Borja escamoteada...- encresparon al público, que empezó a experimentar esa chirriante sensación de impotencia que tan bien conoce esta temporada en Primera. El Córdoba no lo hacía del todo mal, pero... El Elche, con muy poco, logró un premio extraordinario. A los 42 minutos, Edu Albacar lanzó una falta desde muy lejos. El balón pasó por Enzo Roco, que hizo el ademán de peinarlo. El movimiento desconcertó a toda la retaguardia y especialmente a Juan Carlos, que no vio la trayectoria. El balón entró mansamente en la red y se hizo el silencio en el estadio, donde se escuchaban como puñaladas los vítores de los cien seguidores ilicitanos que se apiñaban en la esquina superior de Preferencia. El árbitro decretó el descanso. La megafonía atronaba con reggaeton para acallar los silbidos de una hinchada desencantada. Otra vez.

El paso por los vestuarios no causó ningún tipo de mutación en el Córdoba. Ni en actitud ni en rendimiento. El Elche gestionaba bien los tiempos, sin agobios, y dejaba toda la presión a un equipo local que empezaba a sufrir ya los efectos de todo ese catálogo de despropósitos que le ha acompañado durante todo el curso. La afición mostraba cada vez más abiertamente su malestar y un sector del público, exhibiendo su perfil más cruel, se tomaba a mofa las intervenciones de Juan Carlos, culpándole de la pifia en el tanto ilicitano. A los diez minutos, doble cambio de Romero. El técnico sacó del césped a Nabil Ghilas -su marcha hacia el banquillo estuvo marcada por una bronca brutal- y a Gunino para dar entrada a Héldon Ramos y Fede Vico. Cambiar para que no cambie nada.

En el 65, una falta botada por Fede Cartabia estuvo a punto de sorprender a Tyton. El meta polaco vio cómo el balón lo rechazaba el palo tras tocar Pantic. El árbitro pitó fuera de juego después,. En la acción siguiente llegó el remate definitivo. Pasalic tocó de cabeza tras un saque de falta y batió otra vez a Juan Carlos, que estaba pasando una de sus noches más negras como cordobesista. El tramo final del partido resultó esperpéntico y doloroso. Cada acción del guardameta local era acompañada por gritos de sorna. Borja García, en una acción infantil, repelió de malos modos una pugna con Víctor y vio la tarjeta roja. Se llevó anticipadamente le catarata de improperios que después le cayó al resto de sus compañeros. La directiva también se llevó lo suyo. La aventura en Primera va terminando de la peor manera que se podía imaginar. Ni un solo partido ganado en toda la segunda vuelta, solamente uno en toda la temporada en El Arcángel, un récord de goles encajados en acciones de estrategia (van 17), lo que evidencia la debilidad de un lamentable equipo. Ni siquiera está sabiendo el Córdoba ponerle un final feliz, o al menos digno, a una temporada que está pasando a la historia del fútbol español. Nadie olvidará nunca lo que hicieron algunos de los que nadie querrá acordarse.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 0: Juan Carlos, Gunino (Fede Vico, 55'), Pantic, Krhin, Edimar, Luso, Borja, Bebé (Fidel, 68'), Fede Cartabia, Ghilas (Héldon Ramos, 55') y Florin Andone.

ELCHE, 2: Tyton, Damián, Enzo Roco, Lombán, Mosquera, Aarón (Álvaro, 73'), Víctor (Coro, 90'), Edu Albacar (Domingo Cisma 57'), Fajr, Pasalic y Jonathas.

ÁRBITRO: Iñaki Vicandi Garrido (Comité Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Lombán y Víctor, del Elche. Roja directa a Borja García por agredir a Víctor en el minuto 80.

GOLES: 0-1 (41') Edu Albacar. 0-2 (67') Pasalic.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la jornada 31 del campeonato de Liga BBVA, disputado en el estadio El Arcángel ante unos 17.000 espectadores. En los prolegómenos del partido se homenajeó al Córdoba CF juvenil, que ha conseguido el ascenso a la División de Honor, al juvenil B por su salto a la Liga Nacional y al benjamín, que se proclamó campeón de Liga en su categoría.

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