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Savater: “No os preguntéis qué va a pasar, sino qué vamos a hacer”

Fernando Savater, en el centro, durante su charla en Cajasur, el lunes por la noche. | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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El filósofo hace una defensa cerrada de la enseñanza de la ética, la moral y la conciencia ciudadana ante un aforo repleto

“Solo va a ocurrir lo que dejemos que ocurra. Solo va a pasar lo que dejemos que pase. No hay nada escrito en el cielo. No hay nada escrito en las estrellas”. No son unos versos de una canción pop. Es la respuesta rápida y sencilla que Fernando Savater hizo la noche del lunes en el turno de preguntas que siguió a la charla que dio en el salón de actos de Cajasur, en Ronda de los Tejares. Savater departió sobre la moral, la ética, la política y la enseñanza -entre otras muchas cosas- en tiempos de crisis.

“Yo no tengo soluciones”, dijo al público, al final de su exposición. “Esta semana, se cumplirán 100 años del nacimiento de Albert Camus y él siempre recordaba que solo nos tenemos los unos a los otros para dar sentido a la vida. Así, explicamos también qué es la democracia: el régimen más modesto que hemos inventado: el que para que funcione solo hace falta la opinión de los demás, tanto para acertar como para equivocarnos. Pero siempre juntos”, señaló.

Democracia. Empatía. Sentir lo que sienten otros. Reflejar en uno mismo las emociones de los otros. Solidaridad. “Recuerdo una charla que di en un pequeño pueblo de Colombia a unos niños. Les pregunté qué era para ellos la solidaridad. Y uno me contestó: 'Es como cuando hacemos una fiesta en el pueblo y al día siguiente está todo sucio. Entonces, uno anima al resto a limpiar con él. Y todos se ponen manos a la obra, pero al poco, uno se va porque le duele la espalda, otro porque tiene a su familia sola, otro porque está cansado. Y al final, uno se queda completamente solidario”.

Risas en el auditorio. Pero también reflexión. Justo lo que Savater buscaba al principio de la charla. “Vamos a pasar juntos un rato y vamos a intercambiar ideas. Porque para escuchar sin responder, ya tenemos a la televisión”, empezó. Durante más de media hora, sin nota alguna -las tablas que dan décadas de docencia filosófica en distintas universidades- Savater fue hablando del miedo y el sentimiento trágico de los humanos. Su conciencia de estar viviendo una etapa de fin, una etapa de crisis. “Ortega y Gasset escribió antes de la Guerra Civil: 'Nos preguntamos qué nos pasa, no sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa'. Seguimos igual. Estamos en un momento en el que parece que todo falla, desde la economía a las instituciones; un momento en el que la corrupción parece que impera”, señaló. “Y nos preguntamos qué podemos exigir a los más pobres cuando los más beneficiados de la sociedad engañan, mienten y roban. Un momento en que parece que la moral puede que no haga falta. Eso lleva a la desmoralización”.

¿Hace falta la moral? ¿Hace falta enseñarla? “Cuando daba clase siempre salía esa cuestión. Por qué enseñar en clase conceptos como la solidaridad y la tolerancia si al mismo tiempo, fuera, todo estaba lleno de engaños, xenofobia y explotación. Pues bien, la única respuesta que existe es que por eso mismo hay enseñarla y explicarla”. Los ejemplos éticos, prosigue el filósofo, no están en el mundo exterior, “hay que transmitirlos, ya sean por educadores profesionales o familiares”.

Ay, los educadores familiares... Hagamos un salto en la conferencia. Adelantémonos a cuando el filósofo, haciendo una defensa de los logros del estado del bienestar -“la seguridad social es la verdadera revolución sin sangre que se ha hecho”- situaría a la generalización de la enseñanza universal como epicentro de todos los cambios. “La educación para todos supone la lucha contra la fatalidad; la esperanza para el hijo del pobre de cambiar las cosas”.

Una esperanza que se ve sometida, reconoció, a los continuos vaivenes de planes educativos a con los que los políticos machacan a docentes y a alumnos. “Son pocas las generaciones de estudiantes que, en democracia, han empezado y terminado con un mismo sistema. Y eso es uno de los males de este país. Los planes son solo palabras en un papel. La LOGSE, la LOMCE... Todas tiene cosas buenas y malas. Pero se han sucedido de una forma tan rápida que son un verdadero problema”, destacó. “Algunos intentamos crear una especie de pacto de estado para que la educación fuese intocable, independientemente del signo político que gobernase. Y ha sido imposible. Así hemos terminado con asignaturas como Educación para la Ciudadanía -que de tan obvia y necesaria me da vergüenza defenderla- que ha sido tildada casi como una asignatura para la pederastia...”.

Y todo se debe, según el pensador, a que los políticos no piensan nunca con proyecciones futuras de 20 años, que es lo que tardaría en comprobarse la utilidad de un plan. “El político que piensa con 20 días vista ya se le llama un visionario”, lamentó irónico. Lo peor es que nadie queda sin ser educado, reflexionó Savater. “El pueblo es siempre quien va a educar. El problema es quién lo hace, si lo buenos educadores o los malos”. ¿Y la familia? “Hay quien dice que es la única que puede hacerlo. ¿Pero qué pasa si alguien cae en una familia como las que existen de donde yo vengo [Euskadi] en la que dicen que matar a un Guardia Civil es correcto? Pues no, los educadores profesionales deben estar ahí explicar que eso es discutible y que hay otras vías”.

Estamos en crisis. ¿Una crisis de valores? “Todos los valores morales nacen de las crisis”, recalcó Savater. “La crisis moral surge cuando vemos que ocurrir lo que no debería pasar. La comezón, la mala conciencia, nacen cuando hacemos lo que no queremos hacer”. Y todo eso, a pesar de que buscamos siempre la virtud. “La virtud es aquello que buscamos porque sabemos que lo necesitamos para vivir. Necesitamos ser buenos con el resto porque sabemos que somos vulnerables y mortales. Y ahí surge la ética, de las crisis; de esos momentos en que hay circunstancias inesperadas que nos sitúan a cada uno frente a lo que realmente somos: habrá quienes ayuden a los demás y quienes se aprovechen de la debilidad para beneficio propio”.

Estos últimos son lo que nunca han leído a Espinoza. El holandés descendiente de sefarditas españoles escribió “La mayor riqueza de los seres humanos son los seres humanos. No hay nada más útil para un ser humano que otro ser humano”. Para Savater, eso significa que “necesitamos la relación, la proximidad, el contacto, para vivir unos con otros. Necesitamos a la humanidad para sentirnos humanos”.

Eso nos lleva, directamente, a la política. “En democracia todos somos políticos. Si nos dicen que el estado del bienestar está en crisis es por culpa de los gestores, no porque el sistema no funcione. Busquemos nosotros las soluciones. Tenemos que controlar a quienes ocupan los puestos de responsabilidad y controlar cómo se manejan las finanzas. Debemos controlar, no delegar en los gobiernos o en los demás”.

Y ahí llegamos -como toda buena historia que cierra un círculo- a la reflexión con la que empezábamos este artículo sobre la charla de Savater: “No hay que preguntar qué va a pasar, sino qué vamos hacer. Pasará lo que dejemos que pase. No hay nada escrito en el cielo. No hay nada escrito en las estrellas”. Y no. No es la letra de una canción pop.

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