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¿Me llena de recuerdos esta botella?

FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Bodegas Robles apuesta por una nueva modalidad de envase ecológico, inspirada en la comercialización tradicional

En realidad, nadie lo sabía. Pero hace tres décadas, uno iba a la tienda de al lado con una bolsa de tela, un capazo de mimbre y una botella vacía para llenarla de vino y no tenía idea del gesto revolucionario, ecológico y concienciado que aquello implicaba. Simplemente era lo normal. Lo que indicaba el sentido común. 30 años después, se ha impuesto la bolsa de plástico, los envases no retornables y las grandes superficies impersonales.

Hasta hoy. La firma cordobesa Bodegas Robles, que produce y distribuye vino ecológico de Montilla ha apostado por dar un giro radical a la comercialización de sus productos, que tienen una calidad constatada por cocineros como Arzak. Así, vuelven a aquel sistema clásico en el que el cliente llevaba su propia botella para rellenar. Por eso, a esta aventura, Robles la ha llamado de la forma más sencilla posible: la Botella del Vino.

Una apuesta que responde a su mayor sostenibilidad medioambiental y económica. “Estamos seguros de que vamos a descolocar a todo el mundo”, reía esta mañana Francisco Robles, dueño de las bodegas familiares. Nada en la propuesta es hoy en día común. Pero al mismo tiempo es totalmente familiar. Y como el propio sabor del vino, que despierta recuerdos a otros sabores o incluso experiencias importantes, la Botella del Vino propone un constante juego con la memoria.

El gesto de ir a rellenar el envase es solo un ejemplo. Las botellas se han escogido trasparentes para que sea el propio vino el que les dé color y no se le reste protagonismo con etiquetas. Pero los diseños del ilustrador Miguel Galadí que decoran las botellas también plantean escenas en torno al vino con las que todo el mundo pude sentirse identificado, a modo de bodegones: una pareja, una comida en el campo... “Los dibujos, con un trazo de línea clara muy sutil, convierten a cada botella en un elemento único y propio del comprador”, explica Juan Bolaños, quien ha desarrollado la idea de la Botella del Vino.

Llevándolas al establecimiento o restaurante que cuente con los vinos Robles para rellenar las botellas, el cliente solo pagará por el caldo. Y con el envase lleno, los dibujos volverán a cobrar vida con los juegos de volúmenes que provoca el líquido. El puesto 21 del mercado de la Corredera es el primero en acoger esta nueva y vieja forma de comprar vino. Allí se ha hecho esta mañana la presentación ante la prensa de la Botella del Vino. Pero Robles ya está trabajando con otros restaurantes de Córdoba para comenzar de inmediato la comercialización.

La Botella del Vino también permite que los compradores compren cajas de cartón especialmente diseñadas para este producto. Y así, podrán rellenar sus botellas en casa. De vino. O de recuerdos.

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