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Habemus rex

David Val

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El baño de multitudes que esperaban Felipe VI y Letizia Ortiz no fue tal. Solo unos cuantos miles de seguidores se dieron cita a la 'esperada' proclamación real

Ayer Felipe VI se convirtió oficialmente en Rey de España. Heredero de su padre, a su vez heredero del franquismo. Felipe y Letizia querían darse un baño de masas pero nada más lejos de la realidad. En la boda, hace una década, las calles estaban abarrotadas esperando a la feliz pareja. Y eso que llovía. Ayer, con un sol espléndido, las calles de Marid parecían muertas. Eso sí, Felipe tan campechano y cercano como su padre, paseaba con un Rolls-Royce adquirido por Franco por las calles de la capital. Las miles de banderas encargadas por Ana Botella para la ocasión solo servirán para engalanar el baño de los Aznar. El pueblo está harto, la monarquía hundida y sin embargo hay nuevo rey. En este país la democracia está secuestrada. No se puede tolerar que impongan a un jefe de Estado cuando gran parte de la población pide, al menos, poder elegirlo. Poder legitimarlo.

La situación de las calles de Madrid era esperpéntica. Digna de otra época. Militares desfilando y controlando, francotiradores, policía por cada esquina, controles de seguridad dignos de un aeropuerto estadounidense y muy poquita gente. Si tanto se quiere a este monarca, ¿por qué tanta seguridad y tan poquito seguimiento? ¿Por qué se ha identificado y detenido a todo aquel que portara una bandera republicana? Porque vivimos en una democracia totalmente secuestrada por los poderes fácticos. Los diputados que ayer estuvieron en el Congreso (no asistieron los de IU, Amaiur, ERC, Chunta, BNG, Gero Bai y Compromís) ¿a quién representan? ¿Nadie se pregunta por qué había más gente dentro que fuera? Ayer fue festivo en Madrid… Coronación totalmente orquestada para que fuera un éxito y, sin embargo, debacle absoluta.

Aun así, a los poderes fácticos les importa bien poco no representar a nadie más que a sí mismos. El pueblo pide referéndum y ellos imponen al rey para, según dicen, aportar más estabilidad al sistema. Claro, al sistema que les ampara y que no quieren cambiar por nada del mundo. Tras la debacle de PP y PSOE en las europeas, el Estado decidió actuar y poner en marcha toda su maquinaria de maquillaje. Invitó a un decrépito Juan Carlos a abdicar, pues su imagen equivalía a la situación del propio sistema bipartidista. Y en su lugar pusieron a un jovenzuelo con mucha vitalidad y buen ver. ¡Guapo!, le gritaban ayer los que fueron a verle. Aun así, el tiro les salió por la culata. Manifestaciones masivas exigiendo un referéndum, contestadas con represión y oídos sordos desde la mayoría del Congreso.

Ayer se vivió el culmen del ridículo. Cientos de personas -que para TVE eran miles- cubrían apenas una fila en el recorrido real que por tramos estaba vacío. Muchos de ellos policía secreta que se encargaba de controlar a otros tantos republicanos o a los periodistas no sumisos al régimen. En definitiva, cuatro gatos. Pero para ellos, para el bipartidismo, para el engranaje del Estado, la Monarquía está más que refrendada. El problema es que a veces te quedas sin saber qué hacer. Las manifestaciones multitudinarias en todas las ciudades de España no han servido para nada, pues el bipartidismo avanza como si nada.

Ayer el Estado opresor se puso de nuevo en marcha para prohibir cualquier acto contrario a la monarquía y, lo que es peor, identificó incluso a quienes portaban banderas republicanas. Actos más dignos de una dictadura y que el poder judicial y mediático apenas cuestiona. ¿Por qué? Porque están vendidos. El bipartidismo y el poder económico se han encargado de poner de su lado a jueces y periodistas. Ya no solo porque no digan nada ante los cientos de indultos injustos que se firman cada año o porque alarguen hasta la eternidad procesos judiciales como los ERE de Andalucía, la Gürtel o el Caso Bárcenas, sino porque son puestos a dedo, sin miramiento alguno.

Esta 'democracia' se sustenta en favores y amiguismos. Y si no, que se lo digan a los 40 periodistas que fueron invitados por Iberdrola a gastos pagados para ver el partido de España contra Holanda. Pepe Oneto, Luis del Olmo, Carlos Herrera, Melchor Miralles, Olga Viza, María Escario o Antonio Casado, entre otros, acudieron al partido comprados, literalmente por la eléctrica. Vuelo chárter, entrada y tres noches de hotel. Y después, pues a hablar bien de Iberdrolapues a hablar bien de Iberdrola. ¿Este es el país que queréis?

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