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¿Crisis o teatro?

David Val

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La crisis económica y financiera en la que estamos inmersos no es más que el resultado de la extrema desigualdad que han generado las políticas neoliberales que se aplican en todo el mundo occidental desde no hace muchos años. Porque, aunque parezca lo contrario, esta vertiente socioeconómica no ha existido siempre. De hecho, es un sistema bastante joven, puesto que su primera puesta en práctica se llevó a cabo en la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, tras el golpe de estado que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos promovió para derrocar al presidente electo Salvador Allende. Hasta ese momento, el poder económico hegemónico era el Keynesianismo, que sin dejar de ser un sistema capitalista, defendía que los Estados debían de tomar un papel activo en el manejo de la economía de cada país. Hasta ese momento, el Estado era quien imponía las reglas y supervisaba el mercado para dirigir la economía. Es decir, eran los mercados quienes estaban subordinados al poder político y no al revés.

Pero mientras el Keynesianismo dominaba en la economía global, Milton Friedman, otro economista norteamericano muy influyente y padre de la escuela de los Chicago Boys, proponía un modelo económico basado en unos principios totalmente opuestos, un modelo que formaba la base de lo que ahora conocemos como neoliberalismo y que nos ha llevado a la cruda realidad que ahora conocemos. Su principal objetivo era acabar con el intervencionismo estatal. Para él, “la solución de un problema por parte del gobierno es habitualmente tan mala como el mismo problema”. Por tanto, defendía que el control de la economía estuviera exclusivamente en manos del capital privado. Aupado por las grandes corporaciones estadounidenses, consiguió convertirse en principal asesor de los presidentes Richard Nixon –que fue quien aupó a Pinochet en Chile- y, especialmente, Ronald Reagan. Margaret Thatcher, en Reino Unido, también lo acogió con agrado. El caos había comenzado.

Su teoría económica llevada a la práctica permitió que tanto empresas como inversionistas operaran libremente para maximizar sus ganancias en cualquier parte del mundo. Tanto Reagan como Thatcher promovieron políticas de comercio libre, de desregularización, de privatización de empresas públicas, baja inflación o de presupuestos ajustados, para no gastar más que lo recaudado en impuestos.

El neoliberalismo propicia que el crecimiento económico de los países sea rápido y exponencial, pero basado siempre en pilares muy poco sólidos. España lo ha sufrido más que nadie, al apoyar todo su crecimiento de la última década en el sector de la construcción, que creció de manera desorbitada y sin ningún tipo de control. Además, los beneficios se concentran en escasas manos, lo que ha provocado una crisis social que ha dejado a millones de personas sin trabajo y sin recursos. La brecha social que separa a ricos y pobres se ha disparado y España cuenta ya con más de 11,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, mientras que, por ejemplo, la venta de coches de lujo ha crecido un 83% en el último año en nuestro país.

Sin embargo, todas las soluciones que proponen son las que con anterioridad provocaron la situación en la que ahora nos encontramos: reformas laborales, más privatizaciones, reducción de impuestos a las rentas más altas y de la inversión pública social, es decir, menos sanidad, menos educación, menos pensiones y menos prestaciones sociales, además de otras medidas menos visibles y que se destinan exclusivamente a la especulación financiera en lugar de a sufragar a las empresas, que son quienes crean empleo y riqueza. Por tanto, ¿debemos hablar de crisis estructural o de la victoria final de la teoría de Milton Friedman? ¿Han sabido crear la situación ideal para terminar de instaurar este sistema que oprime a quien menos tiene en beneficio de los más poderosos? Probablemente. Aun así, digan lo que digan los políticos de turno y los economistas neoliberales, hay alternativas. Y desde este nuevo blog intentaré ir dando forma a todas ellas para demostrar que otro mundo es posible. Arrancamos.

Micronopio por David Val Palao se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

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