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“25 grados”

José María Martín

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Córdoba, 1 de junio de 2036.

La alcaldesa de Córdoba acaba de anunciar que en tan solo catorce días los cordobeses deberán abandonar la ciudad y que no se permitirá el regreso a la misma hasta el próximo 23 de octubre. Era un secreto a voces pero ya es una decisión firme que cuenta con el apoyo unánime del gobierno y la oposición que a través del pleno municipal ha suscrito el decreto que regula esta inédita medida. “Córdoba no es un lugar seguro para vivir”, dijo la primera edil, después de que las temperaturas se mantuvieran por encima de los 55 grados durante la Feria de Nuestra Señora de la Salud provocando los ya conocidos y graves episodios de violencia en el recinto del Arenal y específicamente en una de las líneas de Aucorsa. “El dolor de las familias de las víctimas ha estado muy presente en esta decisión”, añadió, amparada por el equipo de gobierno y los portavoces de la oposición. Las previsiones meteorológicas para estos últimos días de primavera y para el verano no son nada halagüeñas y, al igual que en el resto de la Vega del Guadalquivir, las temperaturas máximas podrían mantenerse por encima de los 60 grados durante varias semanas y, lo que es peor, las mínimas no bajarían de 45.

La decisión se ha tomado tras varios días de intensa deliberación y fue anunciada por la propia alcaldesa aunque, según diversas fuentes municipales, no había marcha atrás desde que El Corte Inglés decidiera cerrar este verano sus instalaciones en la ciudad. Es cierto que desde hace una década, los comercios decidieron ir suspendiendo progresivamente su actividad durante agosto. Incluso, algunos optaron por prolongar su cierre desde junio colgando en sus escaparates más que eufemístico “cerrado por vacaciones”. El presidente de Comercio Córdoba justificaba esa decisión en la “escasa población” que permanece en la ciudad durante estos meses, pero tras el anuncio de El Corte Inglés la pasada semana el proceso se aceleró.

“La gente no está sorprendida, porque ya se habían ido”, comentaba un ciudadano que fue visto en el entorno de la calle Capitulares parapetado con un traje de beduino, imprescindible para poder salir a la calle durante el día. Es cierto, la población ya había huido a Fuengirola mayoritariamente y, curiosamente, a las parcelas de la periferia, antaño ilegales, y que en estos momentos se antoja como una de las más acertadas decisiones urbanísticas del principio de siglo XXI cuando la proliferación de las mismas fue más notable. “¿Quién nos iba a decir que las parcelas iban a ser la solución para las familias que no pueden marcharse a la costa?”, bromeaba un ex concejal ecologista, conocido por su histórico papel en la década de los 90 y principios de los 2000 en la lucha contra el urbanismo salvaje.

La masiva plantación de arbolado, la retirada del granito en parques, calles peatonales y el entoldamiento de todo el casco urbano no ha sido suficiente en los últimos años para paliar la situación. El microclima –popularmente conocido como “los chorritos de agua”- que entraba en funcionamiento en los últimos veranos se demostró perjudicial por sus consecuencias de higiene y salubridad y por el bochorno que provocaba al entrar el agua en contacto con el suelo. El calor del último lustro ha provocado el cierre del Jardín Botánico de Córdoba, ya que el incremento de las transferencias de capital del ayuntamiento hacían del todo insostenible esta infraestructura pública. Particularmente notable ha sido el esfuerzo de los cordobeses por salvar su patrimonio, única fuente de riqueza de la ciudad, y es por ello que las obras del museo Julio Romero de Torres cuelgan de las paredes de algunas parcelas de La Barquera y las Siete Fincas, tras una campaña de crowfunding que ha permitido su traslado. Quien no ha podido resistir los envites de la meteorología ha sido el Círculo de la Amistad, cuyas instalaciones permanecen abandonadas y tomadas por la naturaleza pese a la lucha incansable de los Amigos de la Capa cordobesa que llegaron a descolgar varias de las cortinas del salón Liceo con el objetivo de enviarlas al norte para su mejor conservación. Algunas plataformas ciudadanas solicitaron la apertura del denominado C4 como centro de atención a ancianos, enfermos crónicos y otros colectivos vulnerables. Sin embargo, la comisión que estudia sus posibles usos aún no ha culminado sus trabajos y la Junta de Andalucía mantiene el centro sin inaugurarse, como ya se ha informado en numerosas ocasiones.

La población no tendrá ya permiso para permanecer en el casco urbano durante estos meses y para garantizar la seguridad en viviendas, comercios y edificios públicos durante este periodo se han instalado varios campamentos militares en sitios estratégicos como los jardines de Colón, el antiguo Mercado Victoria, las plazas de la Corredera y las Cañas y los jardines del avión del 2016, justo cuando éste iba a abrir sus puertas como instalación cultural. “No se trata de un toque de queda”, aclaró el subdelegado del Gobierno, sino de una “prohibición absoluta”. “No es un juego, nuestros hombres están preparados para intervenir”.

Pocos han protestado por la decisión ya que en la ciudad prácticamente no quedaba nadie salvo el programador de los cines de verano y dos artistas callejeros que han sido detenidos tras ser sorprendidos in fraganti dibujando en fachadas una misma pintada: “25 grados” que provocaba a la par esperanza y desolación. Las presiones de la Federación de Peñas han surtido efecto al lograr que la prohibición finalice el 23 de octubre “para al menos poder celebrar San Rafael con normalidad”, aseguró su presidente que, no obstante, lamentó que desde hace años los peroles que se celebran con motivo de esta fecha sean “brunch fríos” ante la prohibición de hacer fuego en el seco campo. No se espera, en esta ocasión, que se produzcan grupos de resistencia que opten por quedarse en la ciudad ya que el suministro de energía se interrumpe y, sencillamente, “la vida no es posible aquí”, según justificó la alcaldesa.

El Conjunto Monumental Mezquita Catedral de Córdoba dejará de ser visitable por tanto desde el mismo día 15 de junio, los hoteles ya han cerrado y aplicado sus ERTES tras la caída del turismo y solo se puede comprar comida a dos pequeños productores que aprovecharon el solar del Palacio del Sur en el Parque de Miraflores para la siembra de patatas y tomates. Ellos también serán expulsados. Las actividades programadas como la Noche Blanca del Flamenco, el Festival de la Guitarra, Cosmopoética, Eutopía, la Shopping Night y el Califato Gourmet se celebrarán en el castillo de Almodóvar del Río, si es que este municipio no toma medidas también contra el calor.

El gobierno municipal también abandona la ciudad pero simbólicamente lo harán el mismo día 15 de junio en un gesto que los colectivos y las asociaciones vecinales han querido aplaudir públicamente. Este periódico volverá a publicar información el mismo día 24, aunque como es festivo no se podrá comprar en los kioskos hasta el día 25, por el descanso del gremio de distribución editorial.

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