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Córdoba, subsede olímpica

Alfonso Alba

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Hubo un tiempo en el que cada cuatro años se nos hacían los ojos chiribitas. Córdoba iba a ser subsede olímpica y la construcción del Estadio del Arcángel se iba a pagar sola, a “coste cero”, Pepe Mellado oxímoron.

Este viernes se inauguraron los Juegos Olímpios de Río de Janeiro. Es quizás una de las ciudades con más desigualdades del mundo más o menos desarrollado. El viernes por la noche, hubo un fotógrafo de AFP, Andrei Isakovic, que decidió no ir a Maracaná, sino ver qué estaba pasando a muy poca distancia de allí. En las favelas, unos niños miraban los fuegos artificiales de algo que les era totalmente ajeno, teniéndolo al alcance de la mano.

En Córdoba soñamos con esa subsede, que no pasaba de acoger dos o tres partidos de fútbol de los Juegos Olímpicos de Madrid 2012 (fail), Madrid 2016 (fail) y Madrid 2020 (epic fail and café con leche). Para esos dos o tres partidos, íbamos a construir un estadio chachi, que hiciera olvidar aquel primer Nuevo Estadio del Arcángel con pistas de atletismo que a lo mejor se usaron tres veces y con unas calidades tan lamentables que cuatro después de inaugurado tuvo que ser declarado en ruina.

Proyectamos un estadio, insisto, súper chachi que se iba a pagar solo. Sus fachadas iban a estar petadas de oficinas (aparte de las municipales, Surgenia y Comercio Córdoba nadie ha querido irse allí aún) y de hoteles. Además, se iban a mejorar los accesos, en el Arenal se iba a construir una Ciudad del Ocio que lo flipas y aquello iba a dejar en ridículo a todo lo construido para Barcelona 92 (que, por favor que nadie lo olvide, provocó una crisis económica en los noventa de la que tardamos unos años en recuperarnos).

Hoy, el Arcángel es un estadio extraño. Lo usa y disfruta en exclusiva una sociedad anónima deportiva, el Córdoba Club de Fútbol, que no paga un euro por estar allí. Además, lo hace con menos papeles firmados que una liebre. La fachada de preferencia parece haber sobrevivido a un bombardeo. O un edificio inacabado (que es lo que es) por culpa de la crisis económica.

Después de haber invertido la friolera de 42 millones de euros de dinero público, el Arcángel encima no es un estadio acabado. La Tribuna sigue siendo la original y parece que así seguirá por los siglos de los siglos, a no ser que el Córdoba acabe jugando la Champions algún día.

Los Juegos Olímpicos son un disparate, sobre todo si quien los organiza es un país como Brasil donde el 20% de su población sigue viviendo en favelas. Que Córdoba fuera una candidata a ser subsede olímpica tres veces era otro. Y que encima el estadio esté sin acabar ya es peor que un disparate.

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