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Trapecio

Redacción Cordópolis

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Por pura ideología votaré a un partido de la izquierda. Pero... ¿a qué izquierda? Mi primera reflexión es que, tal y como apuntan los sondeos, lo único que puedo ayudar a decidir con mi voto es cuál será el partido con más apoyos entre IUCA, PSOE y Ganemos. La victoria no se le va a escapar al PP y, con la participación activa o pasiva de Ciudadanos y/o UCOR, tiene prácticamente asegurado repetir gobierno en la ciudad. No obstante, cabe una pequeña opción de que las tres fuerzas de la izquierda puedan sumar más de quince concejales. Que se concrete en una coalición de gobierno no será fácil, más aún cuando el más votado no pasará de seis o siete concejales (aún resuena la presión social y mediatica de 1999 para dejar gobernar a los peperos y no hubiera acuerdo PSOE-IUCA).

Los candidatos de la izquierda cordobesa se presentan, pues, a las elecciones como los protagonistas de Trapecio, de Reed, convencidos de que para volver a realizar el triple salto mortal sin red (entiéndase, gobernar la ciudad) se necesitan unos a otros (¡más dificil todavía!), pero no dejan de actuar en función de sus intereses de partido. Mike Ribble (Lancaster) me recuerda a IUCA, que fue capaz de realizar el salto, ya fuera solo o en coalición, pero ha quedado muy lastimado tras su caída en las elecciones de 2011. Tino Orsini (Curtis) representa la ilusión sin límites de Ganemos por lograr protagonizar la pirueta de mandar en Capitulares desde el 15M. Lola (Lollobrigida) sueña, como el PSOE, con triunfar por primera vez y colarse entre ambos para convertirse en la reina del espectáculo.

IUCA se ha equivocado con su mensaje “Recupera Córdoba”. Se diseñó desde la confianza de que el gurú Anguita les seviría como referencia de la gestión realizada durante veintiocho años, con sus luces y sus sombras. Pero la apuesta del excoordinador general de IU por Podemos/Ganemos destrozó la estrategia desde el primer minuto. Por ello, Pedro el hincha ha radicalizado su discurso en un intento, quizá vano, de tapar la tendencia favorable a estos. Se ha multiplicado barrio a barrio y colectivo a colectivo pero no ha acabado de presentar a la ciudad cuál es su proyecto, quedándose en una suma de quejas sobre lo realizado por el PP. Quizá por ello, sí se ha pronunciado clara y reiteradamente por el encuentro de la izquierda si las elecciones ofrecen esta opción.

Por su parte, Isabel Poppins Ambrosio ha hecho una campaña personal con el estilo moderado que le caracteriza. Ha tenido el acierto de alejar al Padrino Durán pero, a su vez, se ha topado con la falta de apoyo del aparato del partido. Ha conseguido superar el estigma de tener que defender cualquier actuación de la Junta y no ha tenido reparo en asumir las aspiraciones de la ciudad ante la Comunidad Autónoma. Pero no ha podido apostar por el pacto de la izquierda para no incomodar a “la que manda”, Susana. Conoce que no serán libres para la firma de ningún acuerdo local y que, posiblemente, tenga que favorecer el gobierno de la lista más votada como compensación a lo que suceda en otros ayuntamientos o en la misma Junta de Andalucía. No podemos olvidarnos que ya Mellado Costecero permitió el gobierno del Señorito Merino por no apoyar a Izquierda Unida en el año 1995.

Por último, Cimarrón Blázquez ha sido todo ilusión desmedida y amplificada. Ha contado con la movilización de un alto número de simpatizante, con el viento favorable de Podemos y con el apoyo sorprendente de Julio Anguita. Se han apuntado al antipartidismo reinante disfrazándose de agrupación ciudadana sin ideología previa y han capitalizado el trabajo de organizaciones sociales de plena actualidad como Stop Desahucios. Su programa es el método asambleario convertido en “bálsamo de Fierabrás”. Trasladan la impresión de ser una opción útil solo si alcanzan mayoría absoluta y que se puede diluir en la oposición presa de ese mismo asamblearismo. Por ello, no se ha comprometido con el acuerdo de la izquierda bajo la excusa de que dependerá de lo que determine la asamblea. Los desencuentros con IUCA, los ataques a la casta socialista y el desertor Anguita auguran grandes dificultades para poder llegar a una coalición.

En Trapecio, se consigue volver a realizar el triple salto sin red con la participación de los tres trapecistas que, no sin recelo, consiguen apagar sus egoísmos y colaborar para conseguirlo. Paralelalmente, las tres fuerzas politicas de la izquierda deben asumir que solos no van a poder gobernar, y trasladar a la ciudadanía su compromiso de coaligarse bajo un programa de gobierno común. El vecindario, yo mismo, debemos apoyar a quienes lo aseguren antes de conocer los resultados, antes de que aparezcan los tacticismos partidistas y sea alcalde el que encabece la lista más votada.

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