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Las Mil y Una Notas: Sonido Turbante

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Juan Velasco

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John Coltrane dijo una vez: “Mi música es la expresión espiritual de lo que yo soy. De mi fe, de mi conocimiento, de mi ser”. Y Coltrane, que pasó del Metodismo Cristiano al misticimo oriental y coqueteó con el Islam -figurada y literalmente, pues se casó con una musulmana- puso en partitura una de las obras espirituales más importantes de la historia de la música, 'A Love Supreme'.

Todavía hoy hay quien debate sobre si con ese 'A Love Supreme' no quería Coltrane en realidad decir 'Allah Supreme', una tesis que cuenta con amplios seguidores entre la comunidad musulmana norteamericana y su legión de músicos.

Porque, al igual que es imposible desligar a la música afroamericana del influjo del Cristianismo, traducido en la educación Gospel y de Iglesia que muchos músicos recibieron; tampoco se puede negar que, a partir de los años 60, la religión que abrazaron muchos de los mayores genios del Jazz fue el Islam, que luego resurgió con fuerza entre la comunidad Hip Hop de los 90.

Especialmente, es rastreable la influencia del Islam en figuras que abrazaron ese credo como Yusef Lateef (en la foto), Sahib Shihab, Kenny Clarke, Ahmad Jamal o Art Blakey; y en otras que, si bien no fueron conversos, sí que fueron tolerantes y permeables a la influencia de esta religión, como Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Pharoah Sanders o el propio Coltrane, que, como digo, puso la espiritualidad en la cima de la montaña del Jazz de su tiempo.

Del mismo modo, el Jazz norteamericano también acabó contagiando a los países islámicos y contaminando a eso que comúnmente se conoce como World Music, que no es más que un baúl de sastre en el que se echa todo lo que en occidente suena exótico y que, claro, también debería incluir nuestro flamenco, una expresión que también ha coqueteado con sonoridades jazzísticas, como bien ilustra el podcast que hace unas semanas nos regalaba Antonio Márquez.

En este catálogo se incluye, por ejemplo, al tunecino Dhafer Youssef, que el pasado lunes, por gentileza de Casa Árabe, ofreció uno de los mejores conciertos del presente Festival de la Guitarra, y que, en su último disco, se ha rodeado de dos músicos norteamericanos y de otro afincado en Nueva York. El resultado es una vibrante fusión de música Jazz, Rock y tradición norteafricana, expresada sobretodo en el canto sufí, casi un lamento, que busca a Dios igual que Coltrane lo había buscado en el saxofón en su viaje de vuelta a la vida tras su adicción a las drogas.

Youssef, como muchos podréis comprobar el próximo domingo en la entrevista que publicaré en Cordópolis, tiene su propia idea de la relación entre la música y el Islam -que en muchos países donde se profesa esta religión es bastante hostil-. Ya adelanto que puede levantar ampollas y que la entrevista del domingo es muy interesante.

Mientras tanto, como aperitivo, me he puesto a rebuscar la huella del islam entre mis discos y mi disco duro y me ha sorprendido gratamente encontrar mucho, variado y bueno. Todo lo que me ha gustado lo he juntado en un Podcast que he titulado 'Las Mil y Una Notas: Sonido Turbante'. Turbante por la prenda de vestir típica del Sáhara y por lo turbadora que es esta música a nivel compositivo, por la complejidad de su propuesta estilística, y por la potencia espiritual que desprende.

En el Podcast hay Jazz, Rock, Funk, Hip Hop, Electrónica más reposada y Electrónica de Baile, con canciones que van desde mediados del siglo XX a propuestas recién publicadas, por parte de artistas orientales influenciados por la música occidental o de artistas occidentales fascinados por las sonoridades del Norte de África o por la espiritualidad inherente a la religión islámica. He eludido deliberadamente a los grandes nombres que cito en este texto, incluido a mi admirado Yusef Lateef por ser una elección un tanto obvia, y, a excepción de a Dhafer Youssef, he puesto la lupa en propuestas menos conocidas pero igual de estimulantes.

Espero que guste tanto al oído como me ha gustado a mi seleccionar y juntar estas canciones. El viaje por el desierto está servido.

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