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Simon Baila

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Juan Velasco

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Seguramente haya habido una cierta sorpresa -en mi caso acompañada de decepción- entre quienes hayan escuchado el último single de Bonobo, 'No Reason', adelanto de su último LP, 'Migration' que ve la luz oficialmente hoy, después de un par de meses en los que la información sobre el disco ha ido cayendo con cuenta gotas, aunque lejos de la fórmula del lanzamiento “sin aviso” que impera en los tiempos de 'leaking'.

De cara a la publicación de “Migration”, Simon Green, que es como se llama ese artista conocido como Bonobo, ha adelantado lo que imagino considera tres pelotazos del disco, sin miedo alguno. Comenzó por ese ejercicio de electrónica caleidoscópica que es ‘Kerala’, al que siguió el Bonobo más meditativo de ‘Fall Apart’, en la que colabora Rhye, para terminar deshojando la margarita esta semana con ‘No Reason’, un corte de música electrónica bailable y un tanto olvidable, en el que la voz la lleva Nick Murphy, el espléndido cantante anteriormente conocido como Chet Baker, con quien Bonobo tiene muchos puntos en común. Sobre todo, en su huida hacia adelante con respecto a su legado.

Llegados a este punto, el seguidor de Bonobo podría pensar que el artista se ha limitado a contentar a sus dos yo: El Bonobo reposado, maestro de esa música comúnmente llamada Downtempo; y el Bonobo excitado por la electrónica de baile y las cabinas de Disc Jockey, ése que ya se dejó ver a pildorazos en ese serio disco que fue ‘The North BordersBorders’, su penúltimo LP que ya marcaba distancia con respecto a la obra maestra que es ‘Black Sands’.

Lo cierto es que, aunque pudiera parecer que Bonobo quiere ser DJ desde hace poco, la verdad es que Simon Green comenzó su carrera poniendo discos. Cuando apenas contaba con 20 años, ya era residente de un club en UK, y él mismo ha confesado que este rol ha sido parte esencial de su carrera, ya que disco a disco aprendió cómo estructurar un directo en términos de estructura, energía y tempo.

Desde su propio título, ‘Migración’, el nuevo LP de Bonobo ya deja claro en qué punto de su carrera está. Amante del escapismo, la trayectoria de Simon Green hacia el éxito se ha formado sin que se haya dado nunca un punto y aparte en términos de comercialidad. Ningún hit, ningún hype, ninguna portada en una revista de tirada internacional. Todo paso a paso, disco a disco, de oído en oído. Sin embargo, mal le pese, gran parte de su reconocimiento actual proviene de ‘Black SandsSands’, el disco que, de alguna manera, hizo del Downtempo –una palabra que él odia- una obra de arte y no una ligerita música de ascensor.

Hasta ese momento, Bonobo se había labrado una reputación en la escena británica con un par de discos, ‘Animal Magic’ (Tru Thoughts, 2000), ‘Dial M for Monkey’ (Ninja Tune, 2003), que germinaban a partir de la misma raíz: un uso sugerente del sampleo y de la instrumentación electrónica; y de un primer aviso de lo que estaba por venir, el estupendo 'Days to Come' (Ninja Tune, 2006), primera y excelente toma de contacto de Simon Green con músicos de estudio, aunque desde las mismas coordenadas estilísticas que los anteriores.

El suyo era un Soul Electrónico, más a menudo instrumental que vocal -aunque su sonido ha atraído a cantantes como Erykah Badu, Fink, Grey Reverend o Bajka-, construido a partir de códigos nada novedosos, pero que mostrada personalidad propia cuando ya se había agotado el boom del Trip Hop, y toda la música 'Easy Listening' se catalogaba bajo la odiosa etiqueta de Chill Out. Y si Green odia que consideren su música como Downtempo, no imagino cómo se tomaría que se le relacionara con esta corriente.

Tras el do de pecho de ‘Days to Come’ –reconocido como mejor disco del año por los WWA de Gilles Peterson-, Simon Green tarda cuatro años en entregar su siguiente obra a la discográfica Ninja Tune. Y lo hace por partida doble: Primero, con la producción del álbum ‘Lost where I Belong’ de la cantante Andreya Triana, un trabajo soberbio de instrumentación que la artista aprovecha para ofrecer uno de los mejores discos de Folk Soul europeo de la última década; y Segundo cuando deja en las tiendas ‘Black Sands’, una obra mayúscula que consagra a Simon Green como un artista total, prescindiendo de cualquier sampler de otros artistas para crear su propia sinfonía, y componiendo música para cuerdas, guitarras, bajo, piano y vientos. Un disco atemporal, que vive entre el éxtasis y la meditación.

Si, tal y como Green reconoce, hubiera sido arquitecto de no haber sido músico, ‘Black Sands’ sería su torre de marfil. Un sitio en el que entrar a vivir. Una estructura de sonido recia, sinuosa, bella por fuera y por dentro. Una obra de falso minimalismo, pues cada habitación es un mundo propio, lleno de puertas que abren otras puertas. Un laberinto con carteles, para que uno no se pierda, puesto que la suya sigue siendo música accesible para casi todo el mundo.

Desde entonces, Simon Green no ha parado. Desarrolla su directo hasta convertirlo en una experiencia rica en matices, entrega uno de los mejores mixes de la serie Late Night TalesTales, y poco después lanza ‘The North Borders’ (2013), donde incluía ‘Cirrus’, su tema favorito de aquel disco y el molde a partir del cual esculpe su nuevo sonido: un beat 4x4 sobre el que va añadiendo capas y capas de electrónica sugerente, a veces minimalista y a veces maximalista. En contra tiene que, en estas latitudes, no tiene una voz propia y se parece demasiado a otros artistas de su generación, especialmente a Four Tet. A su favor, que hace buena su máxima de saltar de género en género sin importarle mucho la magnitud de la hostia.

Al fin y al cabo, Simon Green confesó una vez que le hubiera gustado componer la banda sonora de la película “El Nadador”, que podría ser una estupenda metáfora de lo que es Bonobo: un tipo que salta de piscina en piscina y por el camino se va descubriendo a sí mismo, como Burt Lancaster en aquella película.

Una actitud que ya estaba por escrito en una sus canciones, ‘Stay the SameSame’, que decía: “las temporadas cambian / nada será lo mismo / Y espero que yo no sea el mismo”.

Y para celebrar que la constante es el cambio, nada mejor que comprobarlo con esta Playlist retrospectiva de Bonobo.Playlist

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