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La Confederación abre el grifo de los embalses

Panorámica del embalse de La Breña II

Alfonso Alba

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La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) acaba de abrir el grifo de los embalses. Tras las lluvias del mes de marzo se ha producido un seco mes de abril. Muchos agricultores demandan ya un primer riego para sus cultivos, especialmente aguas abajo de Córdoba capital. Estos agricultores tienen derechos históricos sobre el agua, por la que pagan a través de cánones concedidos por el Gobierno. Y la mayor parte de los embalses de la cuenca del Guadalquivir son, precisamente, para regadío.

Según la información disponible, en estos momentos sale casi tanta agua por desembalse como la que está entrando. El lunes, por ejemplo, se desembalsaron un total de 5,9 hectómetros cúbicos, mientras que los embalses recogieron cinco hectómetros en aportaciones, agua que sigue entrando de escorrentías, ríos y arroyos que se mantienen vivos tras las últimas lluvias.

Hace dos semanas, la propia Confederación Hidrográfica aprobó desembalse de 1.010 hectómetros cúbicos para el riego de los cultivos del Sistema de Regulación General (SRG) durante la campaña 2024. Se dio por iniciada el pasado 24 de abril y concluirá el 30 de septiembre. Además se prevé una dotación complementaria de 30 hectómetros para los cultivos de octubre. Este volumen supone un aumento del 162% respecto a lo asignado para la campaña 2023 (385 hectómetros).

Aunque oficialmente los embalses podrían abrir compuertas la pasada semana, no ha sido hasta la actual cuando han comenzado a hacerlo, pero a un ritmo desigual. Así, La Breña II ya opera con normalidad, aunque sin soltar excesiva agua, hacia el canal del Bajo Guadalquivir (el de los Presos) en la zona de Palma del Río. El Guadalmellato y Navallana aún no han comenzado a aportar su desembalse, que está previsto también, al canal que atraviesa la provincia de Córdoba hasta Almodóvar del Río. Está previsto que lo haga en los próximos días.

El embalse de Iznájar también está cerrado. De su suministro depende otro importante canal cordobés, el Genil-Cabra, el último en construirse y también el más moderno. Pero lo hará en los próximos días, al igual que El Arenoso, otro embalse construido exclusivamente para aportar recursos a la agricultura.

Desde el 3 de mayo, la curva de los embalses ha comenzado a ser descendente de nuevo. Entonces, la provincia rozó los 1.400 hectómetros cúbicos, una cantidad de agua que no alcanzaba desde hacía más de cuatro años. La normalidad, en este caso, también es esto: embalses aportando recursos para cultivar alimentos.

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