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Un día tonto

Alfonso Alba

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"Existe más gente buena que menos buena"

           (Padre Ángel. Sacerdote fundador de Mensajeros de la Paz)  

Queremos creerle, Padre Ángel. Y quizás tenga usted razón. Pero hay días en que no nos salen las cuentas. Empiezas a sumar gente menos buena y se te quedan los dedos cortos contando. Por ejemplo ayer. Nos cayó en las manos una foto de un grupo de subsaharianos pisando cadáveres de compatriotas tendidos en un embarcación. Nos llamó la atención el cúmulo de brazos y vientres reventados al sol. Un joven negro tenía su torso vencido hacia atrás y sus ojos ingrávidos miraban al cielo como esperando una respuesta.

Europa está llena de gente buena que cierra las puertas a esta tropa incontenible de náufragos errantes. Gente buena que actúa con sentido de Estado y gente buena que mira para otro lado como buenamente puede. Al fin y al cabo, nosotros ya tenemos bastante con nadar contracorriente para llegar a la otra orilla de cada día.

Existe más gente buena que menos buena, Padre Ángel. Seguramente sí. Como estos buenos chicos de familia corriente que eligen los sanfermines para pasar unos días estupendos bebiendo calimocho y corriendo delante de los toros. Y de las muchachas también, que para eso son machos con pedigrí. ¿Cómo no va a ser bueno un joven que celebra la fiesta nacional con su pañuelo rojo anudado al cuello? Mucho más si hablamos de una sana pandilla de chavales, entre los que se encuentra un guardia civil y un militar, nada menos. Y esa buena gente de los colegas de chat que coreaban alegremente sus ataques bárbaros contra dos mujeres indefensas.

Mala gente no hay tanta, Padre Ángel. Es posible. Pero muchos de ellos tienen un poder omnímodo que se beneficia del silencio de mucha buena gente que prefiere mirar para otro lado. Fíjese en los Papeles de Panamá. En términos aritméticos, los delincuentes que saquean a sus países evadiendo sumas multimillonarias por la puerta de atrás no eran tantos. Unos cientos. Quizás miles. El problema es que gobiernan el planeta con la complicidad de tanta buena gente.

De la banda que atracó Bankia asignándose retribuciones pornográficas ya hablamos otro día. Pero no nos haga caso, Padre Ángel. Que nos ha cogido el día tonto y hoy, desde luego, no nos salen las cuentas.

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