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Respaldo pero con condiciones a la externalización de la dirección del Festival de la Guitarra

Paco Peña tocando la guitarra.

Juan Velasco

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La fórmula propuesta por el concejal delegado de Cultura del Ayuntamiento y presidente del Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE), David Luque, se sacar a concurso la programación y la dirección artística del Festival de la Guitarra ha contado, como era de esperar, con el rechazo furibundo de algunos sectores y con el respaldo esperanzado de otros, que ven que la gran cita musical de Córdoba anda a la deriva en la búsqueda de nuevos públicos y sin un modelo definido de gestión.

No es la primera vez que esto ocurre. 38 años de historia de un festival dan para muchas idas y venidas. Lo que prácticamente ha permanecido inalterable desde que arrancara en el año 81 -entonces I Encuentro Flamenco-, es el carácter del Festival de la Guitarra como un espacio para el encuentro, la enseñanza y los recitales entre guitarristas principiantes y expertos. Su apartado formativo, quizá su principal seña de identidad, casi no entra en el debate cuando se habla de esta cita musical, y todo acaba centrado en los conciertos.

Pero fue precisamente este carácter didáctico lo que hizo del Festival de Córdoba un evento único en España. El padre de aquella idea atiende a Cordópolis desde Londres. Allí vive Paco Peña, quien, sorprendido por la llamada y ajeno al trajín de la actualidad cordobesa, necesita unos segundos para encajar la pregunta a quemarropa que, en resumidas cuentas, es “¿cómo ve usted que se saque a concurso la dirección artística y la programación del Festival de la Guitarra?”.

“Necesitaría un poco de reflexión. Yo hice el festival y sé como lo llevaba, pero cómo lo lleven ahora... A la administración y la gente que lo lleva hay que respetar sus ideas y habría que informarse cómo van las cosas y qué ideas son las que tienen para echarlo por otro camino”, responde inicialmente el maestro Peña. Pocos como él conocen la fórmula que ha planteado Luque de un director independiente que se encargue de la dirección artística del festival. Por ello, aunque desconoce los términos planteados -de momento solo es una idea-, aclara que es un tema interesante, en el que se puede ahondar y dialogar, y que puede dar pie a “solucionar un montón de cosas”.

Recuperar el rumbo, sin perder la identidad

Cuando se le comenta que esta propuesta pretender rescatar al festival de la deriva que ha tomado en los últimos años, a Peña se le escapa una pequeña risa. “Es una buena posibilidad, porque hace unos años que el festival ha perdido el rumbo. Pero no es solo eso, sino más bien la filosofía y la ambición cariñosa de hacer un evento cien por cien cordobés pero con tirón”, sostiene el guitarrista e impulsor del Festival de la Guitarra.

A 926 millas de Londres, en Barcelona, quien descuelga el teléfono es Gabriel Núñez, periodista y editor cordobés. Núñez reflexiona unos segundos antes de contestar, y, al igual que Peña, recalca que no le gusta opinar sin tener más datos. No obstante, considera que, con una externalización, “el problema es que se puede hacer peor” de lo que se ha estado haciendo en los últimos años, “aunque parezca mentira”, dispara el editor.

Para Núñez, el foco hay que ponerlo en los requisitos que se impondrían a una hipotética dirección externa, siempre con el objetivo de “proteger de alguna manera la parte que yo considero más interesante, que es toda la de formación y didáctica”. “Si está bien definido cómo se podría mantener esa parte, podría ser una opción para reavivarlo. Porque la impresión es que lleva mucho tiempo estancado, con unas inercias que llevan tiempo agotadas”, invita el editor, que deja en el aire la posibilidad de hacerlo “aunque solo fuera por probar”.

Por el contrario, el periodista sostiene que “el peligro es que se haga más comercial y menos arriesgado” un festival que, a su juicio, en los últimos años especialmente, ha hecho una apuesta “por valores caducos y fáciles muchas veces”.

En los mismos términos se expresa el músico y productor Fernando Vacas, que está ensayando la puesta en escena de su ópera flamenca antes de que se estrene durante 5 noches en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid. Para Vacas, la de Luque puede ser una idea “útil o muy peligrosa, según en manos de quién caiga”.

Para hacer una buena programación de un festival, hay que ir a muchos festivales

El productor insiste varias veces en una palabra: la audiencia. El público como hipoteca del festival y como objetivo en sí mismo. “Nos hemos dejado llevar por los criterios de audiencia. Si se quiere cambiar, el festival tiene que ayudar a las personas y a la ciudad a que sea un instrumento de riqueza y para eso no vale con mantener contento a una parte de la audiencia que no se sabe bien quién es”, lamenta Vacas, que sentencia que “la guitarra es uno de los símbolos y los emblemas de la ciudad, pero no debe ser algo cerrado”.

Por ello, no duda en darle el primer consejo al hipotético futuro director artístico de esta cita: “Hay que actualizarse y llevar el festival a nuestros tiempos. Creo que para hacer una buena programación de un festival hay que ir a muchos festivales y hay que estar en el mundo”, advierte.

Y pocos guitarristas cordobeses saben mejor qué es eso de “estar en el mundo” que José Antonio Rodríguez, que además presenta en el marco de esta edición El guitarrista Azul, Concierto para Guitarra y Orquesta, un nuevo disco que grabó precisamente con la Orquesta de Córdoba durante su concurso en el 35 Festival de la Guitarra. Rodríguez reconoce que no sabría decir “cuál sería el modelo que más le convendría” a esta cita, aunque se aviene a pedir “lo obvio”: un presupuesto municipal “adecuado para un festival de esta categoría”.

En cualquier caso, Rodríguez no cree que el problema sea una cuestión de calidad, sino algo que le ocurre por igual al mundo de la cultura, a la venta de discos o la programación de conciertos. “Yo nunca me he planteado que el problema del festival sea organizativo, sino que es cultural y económico, y además es un problema nacional. Que haya poca afluencia no se corresponde con que la programación no interese. Es que no interesa nada ahora mismo. Eso lo sabemos los que trabajamos en esto en este país”, reflexiona con tono amargo el guitarrista.

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