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El tercer pulmón de El Arcángel

Córdoba CF - UD Almería (2-0) en El Arcángel | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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El Arcángel fue el mejor. Esta vez sí. La mutación deportiva del Córdoba ha ido aparejada a una transformación del graderío, que dejó de ser público para erigirse en un actor principal en esta lucha por la salvación a la que aún le faltan dos capítulos. El Almería entendió, entre la indignación -criticaron las decisiones arbitrales- y la admiración, que un estadio puede ganar puntos y decidir destinos. “En un campo así suceden cosas”, dijo el técnico rojiblanco, Fran Fernández, con el rostro demudado en la sala de prensa. Con él al frente -sustituyó tres jornadas antes al dimisionario Lucas Alcaraz- no habían encajado un solo gol y sumaban 7 puntos sobre 9. Eso les sacaba del descenso y en Córdoba podían haber abrochado la permanencia. No pudo ser. Están de nuevo en el lío y los blanquiverdes respiran fuerte tras un 2-0 que costó la misma vida. “Lo que está haciendo esta gente es muy grande”, dijo Sandoval en referencia a la afición cordobesista, que dio una lección de saber estar. Su equipo no hizo un juego exquisito. Nadie se lo pidió. A estas alturas, el espectáculo es ganar. La belleza del método está en su utilidad. Y ahí el Córdoba estuvo sembrado. Con los suyos al lado -en los momentos de extrema dificultad- todo fue mejor. El gol final de Quim Araujo provocó el éxtasis general.

“Desde que se produjo el cambio de la propiedad la afición se volcó con nosotros y nos apoya. Es importantísimo, porque hay una comunión espectacular y esperemos que siga así”, apuntó en la zona mixta Sergio Aguza. Su compañero Javi Galán también se encargó de piropear a la hinchada. “La gente no sabe cuánto nos ayuda. Esa presión, ese ir por la pelota hasta los últimos metros, por ellos. Le estamos agradecidos por todo el año, pero sobre todo por estas últimas finales en la que nos están apoyando muchísimo”, expresó el carrilero pacense, que valora especialmente la capacidad de resistir el sufrimiento que tiene el grupo. “En esta categoría se sufre en todos los partidos y más nosotros. Llevamos mucho tiempo sufriendo. Cuando pasan cosas malas estamos todos juntos, porque somos un buen grupo, y eso se nota en el campo”, dijo ante los micrófonos.

Mientras los jugadores festejaban en el vestuario y pensaban en cómo disfrutar del triunfo ante el Almería -el mismo entrenador, Sandoval, dijo emulando al bético Joaquín que quien no fuera a la Feria “tendría multa”-, los aficionados se entregaban al éxtasis que produce el sentirse con fuerza para levantar una situación imposible. Se avista la mayor remontada de salvación en la historia del Córdoba, que ya de por sí está jalonada con hitos de lo más sorprendente. Los 18.867 espectadores que registraron los tornos suponen la mejor entrada de la temporada y la más alta de los últimos cuatro años.

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Y en la zona oscura...

La trascendencia del partido no derivó en general en comportamientos antideportivos. La hinchada del Almería, situada en la Tribuna, animó a los suyos y protestó las decisiones del árbitro. Antes y después del partido pasearon por la Feria de Córdoba e incluso antes del partido entonaron cánticos de hermandad. “El año que viene, volvemos otra vez”, gritaron, dando por buena la salvación de ambos. Sin embargo, el árbitro Pulido Santana recogió en el acta arbitral algunas incidencias que provocaran sanción al club blanquiverde.

El colegiado canario consigna que “en el minuto 22, a un metro de distancia de mi asistente número 2, cayó un pequeño frasco de cristal desde la grada, siendo retirado por los miembros de seguridad”. También refleja el acta otro episodio aún más grave: “Antes del comienzo de la segunda parte, con ambos equipos ya en el terreno de juego, y también desde la zona de grada situada detrás del Asistente número 2, fue lanzada una moneda de dos euros, la cual impactó en la cabeza de dicho miembro del equipo arbitral, sin provocarle lesión o daño aparente ni necesitar ser atendido, por lo que se continuó el partido sin mayores consecuencias”.

El acta también recoge que “el médico del UD Almería, Misael Rivas López, una vez finalizado el encuentro y ya dentro del túnel de vestuarios, se dirigió hacia mi asistente número 1 aplaudiéndole repetidamente durante todo el trayecto a modo de disconformidad”.

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